martes, 29 de abril de 2014

¿ESTAN MANIPULANDO LOS MERCADOS BURSÁTILES?

"Los mercados bursátiles están amañados". Esta frase, que es habitualmente pronunciada por muchos críticos del sistema financiero, se extendió por las redes sociales. Fue pronunciada por Michael Lewis, escritor y periodista financiero estadounidense, mientras era entrevistado en directo en el programa 60 Minutes de la CBS. Con ella resumía el argumento de su último libro, “Flash Boys: A Wall Street Revolt”, en el que cuenta detalladamente cómo las Bolsas, los grandes bancos y, sobre todo, las máquinas de inversión de alta frecuencia, o High Frequency Trading (HFT), han convertido los mercados financieros en un casino en el que la banca siempre gana; un gran timo para los pequeños y medianos inversores.

Ese mismo día, The Wall Street Journal publicaba la noticia de que el FBI está investigando las operaciones de las máquinas de alta frecuencia. Los sabuesos más avezados de la policía estadounidense sospechan que las firmas de HFT utilizan en su propio beneficio la información que manejan de otros inversores, con información privilegiada e incluso fraude. De ser cierto, el engaño sería colosal ya que las máquinas de alta frecuencia son las responsables de más de la mitad de las operaciones bursátiles de EEUU y del 36% de las europeas.
Exactamente ese es el argumento del libro de Lewis. ¿Casualidad? Hay muchos que no lo creen así.  La idea que recogen algunos medios de comunicación es que la maniobra del FBI se produce para contrarrestar la denuncia del libro de Michael Lewis, y evitar el impacto de sus críticas.

Pero, ¿qué cuenta Flash Boys para haber armado tanto revuelo?

La clave, más que lo que cuenta es cómo lo cuenta. Las denuncias de que los mercados son un casino en el que los grandes bancos siempre ganan se repiten desde hace años por parte de economistas alternativos, movimientos como Occupy Wall Street o el 15M. Los medios de comunicación, incluido eldiario.es, han explicado el abusivo poder legal de estas máquinas. Sotto voce, lo reconocen muchos gestores de mercado, e incluso hace unos días la advertencia sobre el HFT la hacía el propio Gary Cohn, director de operaciones de Goldman Sachs.


Pero la fuerza de Flash Boys reside en que Michael Lewis ha conseguido que sea uno de los suyos, un trader (persona o entidad que compra o vende instrumentos financieros, cómo acciones, bonos, etc), quien cuente en primera persona cómo se hace esa manipulación.
El protagonista del libro es Brad Katsuyama, un gestor de mercados del Royal Bank of Canada que trabaja en su sede de Nueva York. Como él mismo cuenta en la entrevista de la CBS, en 2007 se dio cuenta que sus sistemas de inversión no funcionaban como siempre. Algo raro pasaba. Tras varias investigaciones del servicio técnico, contrató a un experto informático y descubrió que la distorsión la producía la distancia y la velocidad de sus ordenadores.
Como ya explicó el diario.es, la cercanía de las máquinas de HFT y su velocidad son la clave para adelantarse a los movimientos del mercado. Pero si, como está investigando el fiscal de Nueva York, este privilegio ya es de dudosa legalidad, mucho más lo es otra práctica que denuncia Lewis y que también el FBI dice estar investigando:
El front running. Esta técnica, que podría traducirse como inversión con ventaja, consiste en que los brokers (intermediarios) hagan operaciones propias aprovechándose de la información que manejan de sus clientes, y es ilegal.

Katsuyama se dio cuenta de que cuando daba una orden, no todas las acciones se vendían y compraban al mismo precio. Se ejecutaban algunas, pero otras las compraba los HFT y luego se las revendían a él más caras. Es decir, interceptaban su mandato y gracias a su rapidez y el volumen de órdenes que manejan, eran capaces de modificar el precio.
Las diferencias de tiempo son imperceptibles para los humanos, los HFT hacen la operación en apenas dos milisegundos, mientras que el resto, como Katsuyama, tardan cuatro. Los precios se modifican apenas unos céntimos, pero dado el volumen de las transacciones suponen millones de dólares de diferencia.
Fuente: www.eldiario.es/

domingo, 27 de abril de 2014

CAPERUCITA ROJA, contada por EL LOBO

Prepárense señores porque a continuación el lobo presentará sus descargos. Es que nadie puede ser juzgado sin previamente no haber sido escuchado en juicio.
Juzguen ustedes al final de la lectura.

El bosque era mi casa. Allí vivía yo y lo cuidaba.
Procuraba tenerlo siempre limpio y arreglado. Un día de sol, mientras estaba recogiendo la basura que habían dejado unos domingueros, oí unos pasos.
De un salto me escondí detrás de un árbol y vi a una chiquilla más bien pequeña que bajaba por el sendero llevando una cestita en la mano.
En seguida sospeché de ella porque vestía de una forma un poco estrafalaria, toda de rojo, con la cabeza cubierta, como si no quisiera ser reconocida.
Naturalmente me paré para ver quién era y le pregunté cómo se llamaba, a dónde iba y cosas por el estilo. Me contó que iba a llevar la comida a su abuelita y me pareció una persona honesta y buena, pero lo cierto es que estaba en mi bosque y resultaba sospechosa con aquella extraña caperuza, así que le advertí, sencillamente, de lo peligroso que era atravesar el bosque sin antes haber pedido permiso y con un atuendo tan raro.
Después la dejé que se fuera por su camino pero yo me apresuré a ir a ver a su abuelita.

Cuando vi a aquella simpática viejecita le expliqué el problema y ella estuvo de acuerdo en que su nieta necesitaba una lección.
Quedamos en que se quedaría fuera de la casa, pero la verdad es que se escondió debajo de la cama: yo me vestí con sus ropas y me metí dentro.
Cuando llegó la niña la invité a entrar en el dormitorio y ella en seguida dijo algo poco agradable sobre mis grandes orejas. Ya con anterioridad me había dicho otra cosa desagradable, pero hice lo que pude para justificar que mis grandes orejas me permitirían oírla mejor. Quise decirle también que me encantaba escucharla y que quería prestar mucha atención a lo que me decía, pero ella hizo en seguida otro comentario sobre mis ojos saltones.
Podéis imaginar que empecé a sentir cierta antipatía por esta niña que aparentemente era muy buena, pero bien poco simpática. Sin embargo, como ya es costumbre en mí poner la otra mejilla, le dije que mis ojos grandes me servirían para verla mejor.


El insulto siguiente sí que de veras me hirió.
Es cierto que tengo grandes problemas con mis dientes que son enormes, pero aquella niña hizo un comentario muy duro refiriéndose a ellos y aunque sé que hubiera tenido que controlarme mejor, salté de la cama y le dije furioso que mis dientes me servían ¡para comérmela mejor!
Ahora, seamos sinceros, todo el mundo sabe que ningún lobo se comería a una niña. Pero aquella loca chiquilla empezó a correr por la casa gritando y yo detrás, intentando calmarla hasta que se abrió de improviso la puerta y apareció un guardabosque con un hacha en la mano. Lo peor es que yo me había quitado ya el vestido de la abuela y en seguida vi que estaba metido en un lío, así que me lancé por una ventana que había abierta y corrí lo más veloz que pude.
Me gustaría decir que así fue el final de todo aquel asunto, pero aquella abuelita nunca contó la verdad de la historia. Poco después empezó a circular la voz de que yo era un tipo malo y antipático y todos empezaron a evitarme.
No sé nada de aquella niña con aquella extravagante caperuza roja, pero después de aquel percance ya nunca he vuelto a vivir en paz.
Autor: Lief Fehar

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miércoles, 23 de abril de 2014

ESTRATEGIA CHINA PARA DOMINAR LOS MERCADOS MUNDIALES



LUCIANO PIRES, es el autor de este artículo es un columnista y conferencista brasileño de reconocido prestigio en su país.

“Estrategia de poder “COMO CHINA DOMINARÁ EL MUNDO”
Algunos conocidos volvieron de China impresionados. Un producto del que Brasil fabrica un millón de unidades, China, en una sola fábrica, produce 40 millones.
La calidad es equivalente y la velocidad de distribución impresionante. Los chinos colocan cualquier producto en el mercado en cuestión de semanas, a precios que son una fracción de los brasileños.

Una de las fábricas (Chinas) se está trasladando al interior porque los salarios de la región en que se halla instalada son demasiado altos: 100 dólares.
Un obrero brasileño gana 300 dólares mínimo, que sumados a los impuestos y otros beneficios equivalen a 600 dólares. Cuando los comparamos con los 100 dólares que reciben los chinos sin prácticamente ningún otro beneficio… nos hallamos frente a una esclavitud amarilla y la alimentamos…
¿Horas extraordinarias? En la China … ¡Olvídelas! La gente allí está tan agradecida de tener un empleo que trabajan horas extras a cambio de nada… 



Detrás de esta “situación” está la gran trampa china. No se trata de una estrategia comercial sino de una estrategia de “poder” para conquistar el mercado occidental.

Los chinos están sacando provecho de la actitud de los “comerciantes” occidentales, que prefieren tercerizar la producción quedándose sólo con lo que le agrega valor: la marca.
Difícilmente podrá usted comprar en las grandes redes comerciales de los EEUU algún producto “made in USA”. Todo es “made in China” con una marca estadounidense.
Las empresas ganan cantidades de dinero comprando a los chinos por centavos y vendiendo luego por centenares de dólares. Sólo les interesa el lucro inmediato a cualquier precio. Aun al costo de cerrar sus fábricas y generar una brutal desocupación. Es lo que podría llamarse “estrategia del precio”. 

Mientras los occidentales tercerizan sus empresas y ganan en el corto plazo, China aprovecha ese enfoque e instala unidades productivas de alto rendimiento para dominar en el largo plazo.
Mientras las grandes potencias mercantiles se quedan con sus marcas, los chinos se quedan con el diseño y con la producción; asistiéndolos, estimulándolos y contribuyendo al desmantelamiento de los escasos parques industriales occidentales.

Muy pronto ya no habrá más fábricas de zapatillas deportivas o de calzados en el mundo occidental. Solo existirán en China. De modo que en el futuro próximo veremos cómo los producto chinos
aumentan sus precios produciendo un “shock manufacturero” como sucedió con el shock petrolero en los años 70. Y entonces ya será demasiado tarde.

Entonces el mundo se dará cuenta de que volver a levantar nuevas fábricas tendrá costos prohibitivos y deberá rendirse al poderío chino. Se dará cuenta de que alimentó a un enorme dragón y se convirtió en su rehén. Un dragón que aumentará gradualmente sus precios, puesto que será quién dicte las nuevas leyes del mercado y será luego quién mande pues tendrá el monopolio de la producción. Ya que será también el dueño de las fábricas, de los stocks y de los empleos y regulará los precios. 



Nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos asistiremos a una inversión de las reglas de juego actuales, lo que producirá en las economías occidentales el impacto de una bomba atómica china. En ese momento cuando el mundo occidental se dé cuenta será demasiado tarde.

Ese día los ejecutivos occidentales mirarán tristemente las ruinas de sus antiguas fábricas, sus técnicos jubilados jugando a las cartas en las plazas y llorarán sobre la chatarra de sus parques fabriles destruidos. Y se acordarán entonces, con mucha nostalgia, del tiempo en que ganaban dinero comprando “fardos de mercaderías de los esclavos” y vendiendo caras sus “marcas registradas” a sus coterráneos.
Y entonces, entristecidos, abrirán sus despensas y se comerán sus marcas que ya estarán pasadas de moda y que por tanto habrán dejado de ser poderosas, porque todas habrán sido copiadas…

Reflexionen y
comiencen ya a comprar productos de fabricación nacional, fomentando el empleo en su país, por la supervivencia de su amigo, de su vecino y hasta de usted mismo… y la de sus descendientes.
Piensen además, que ¡estamos hoy alimentando a la cobra que nos morderá en el futuro!”

E-mail de Aleyda