El uso de anillos por parte de las mujeres casadas, se
remonta al antiguo Egipto, cuando era
costumbre que llevaran un aro circular de oro en el dedo anular de la mano
izquierda como símbolo de compromiso y pertenencia a su esposo.
Los romanos se apropiaron también de esta tradición y el anillo que
llevaban las esposas era de hierro, y representaba ante la sociedad el respeto
y compromiso hacia la unión en matrimonio.
Tanto para los egipcios como para los romanos
el círculo significaba eternidad, pues es una forma que no tiene principio ni
fin, y esto era lo que esperaban de su matrimonio. Además, una antigua
creencia, escrita por los autores romanos Aulus, Gellius y Macrobius, narra que
la vena “amoris”, lleva sangre directamente desde el corazón hasta el cuarto
dedo (el anular) de la mano izquierda, por lo que, usando el anillo de matrimonio
en ese dedo, siempre estaría conectado al corazón. (Esta comprobado que es una
falsa creencia).
Otra teoría originada en China, explica que cada uno de los dedos de la mano representa un vínculo. Así pues, los pulgares representan a los padres, los índices a los hermanos, los dedos del corazón nos representan a nosotros mismo, los anulares a la pareja y los meñiques a los hijos.
En la Edad Media, las religiones judeo-cristianas adoptaron la tradición del anillo matrimonial romano y establecieron la entrega de este durante la ceremonia de matrimonio, esto lo encontramos consignado en el Libro de La Oración Común, del rey Eduardo VI de Inglaterra, de 1549, donde se especificó además que el hombre le debía entregar el anillo a la mujer diciéndole “con este anillo te desposo”.
También, durante la edad media, los anillos matrimoniales
empezaron a incluir piedras preciosas y palabras o mensajes grabados en el
metal. Estos nuevos anillos simbolizaban la unión entre la fortaleza y cualidad
inquebrantable de las piedras con la eternidad del aro, para representar un
matrimonio “más fuerte que la muerte”. Adicionalmente tenían inscripciones que
primero fueron fragmentos de poemas y luego palabras o frases que simbolizaban
la pertenencia a una persona en específico; estos mensajes se grababan por
dentro y por fuera de los anillos.
EL ANILLO DE COMPROMISO
En
el siglo XV surgió una nueva tradición, cuando un hombre le pide matrimonio a
una mujer, le entrega un anillo, como símbolo de que ella, se compromete a
casarse con él. Este anillo se llamó “de compromiso” y se ponía en la mano
izquierda, luego en el matrimonio, cuando se entregaba la argolla, se ponía en
el mismo dedo, junto al de compromiso.
Durante la primera mitad del siglo XX, en la
gran depresión económica de los años 29 y 30, las joyerías vieron cómo se
reducían las ventas de anillos y argollas matrimoniales, entonces, decidieron
fabricar joyas con materiales económicos que estuvieran al alcance de la
población empobrecida, inclusive, se creyó que este iba a ser el fin de la
tradición del anillo de compromiso y de la argolla de matrimonio.
LA ARGOLLA PARA LOS HOMBRES
En los años 40, cuando la guerra mundial,
muchos de los militares de los países occidentales. iban a la guerra, sin saber
si volverían a sus hogares, entonces comenzaron a usar anillos para representar
y recordar a sus mujeres y familias. Progresivamente esto se convirtió en algo
cultural, los hombres que llevaban anillos eran hombres casados.
Luego, en
la década de los 60, llegó a Europa la moda entre los hombres de usar joyería
como cadenas y pulseras, y aquí fue cuando se popularizó más el uso del anillo.
Se cree
que, otra razón por la que los anillos de bodas solo eran usados por mujeres
era que estos representaban la propiedad que sus esposos tenían sobre ellas;
así que, cuando comenzaron los movimientos feministas, surgió el intercambio de
anillos en el matrimonio como muestra de igualdad y de pertenencia del uno al
otro, y desde esto, es una costumbre generalizada.
En México
y Estados Unidos usan ambos anillos en la mano izquierda, en algunos países de
tradición anglosajona llevan el anillo de compromiso en la derecha y el de
matrimonio en la izquierda, y en otros, el hombre lleva la argolla en una mano
y la mujer en otra.
las joyas masculinas, como anillos
de boda, son de elección personal, siempre y cuando se trate de algo discreto,
adecuado y de buen gusto.
Varias fuentes en la WEB
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