Ser inmortal, no es lo mismo que ser eternamente joven.
El
ser humano se caracteriza por ansiar todo aquello que no le fue dado por
la naturaleza: alas, habilidades
telequinéticas, la capacidad de viajar en el tiempo y, ¿por qué no?, la inmortalidad.
Mientras que todas estas cosas pueden parecer propias del terreno de la
ficción, en la actualidad hay quienes aseguran que nos encontramos cada vez más
cerca de alcanzar algunas de ellas.
A simple vista parece un tema que puede resolverse únicamente en el ámbito científico; sin embargo, si nos detenemos a pensar por un segundo las repercusiones que tendría en la organización de un país que sus ciudadanos fueran inmortales, entenderíamos que se trata de una cuestión de suma complejidad. La superpoblación, la desocupación, la continuidad de la especie por medio de la reproducción, la vivienda y la alimentación son tan sólo algunos de los muchos problemas que surgirían.
Una perspectiva de inmortalidad en los seres humanos, sin tener cambios radicales en nuestra tecnología y nuestro sistema económico, sería catastrófica. Habría que ralentizar o detener por completo el número de nacimientos si no queremos que la superpoblación acabe con cualquier posibilidad de subsistencia, y eso tendría repercusiones sociales enormes. Significaría que unas pocas generaciones, dos o tres, habrían decidido convertirse en los ocupantes permanentes de este planeta, en sus dueños definitivos. Ahora, no está claro si el ser humano, necesite o no, de las nuevas generaciones para no estancarse como especie cultural e histórica.
Podríamos
tener un cuerpo joven, pero nuestra mente envejecería hasta dejar de tener
ideas arriesgadas y verdaderamente novedosas; hasta dejar de ambicionar cambios
sociales y políticos.
La perspectiva de un
planeta convertido en multitud de jóvenes con mente de jubilados no parece muy
halagüeña.
Para mantener el impulso histórico y vital, no bastaría con cuerpos inmortales,
habría que potenciar también la mente.
Piense en el inimaginable tedio de la inmortalidad, hoy puedes decir,
espero que pase este día para ver si el de mañana es mejor, o esperare para
mejorar el próximo año. Una vida de duración indefinida deja en algún momento
de tener el sentido de una vida coherente y unificada. Se convierte en una
sucesión de vidas, o mejor, de capítulos separados, sin una narrativa que los
unifique.
Lo anterior se ira acumulando en nuestra mente y empezaremos a elucubrar acerca de los días, años y siglos que estaremos en este mundo, entonces nuestro cerebro empezara a enloquecernos hasta quedar como seres vegetales de mirada fija, sin enterarnos del paso de los años.
Analicemos
lo que sucedería con el cuerpo y la salud en relación con la inmortalidad:
-El
Estado no te permitiría tener hijos para evitar la superpoblación.
-Tu cuerpo no será eternamente joven y con el tiempo empezaran algunos achaques y enfermedades, aunque la medicina haya progresado, habrá campos que no se habrá encontrado el remedio. --Por ejemplo, un inmortal con cáncer… lo tendrá eternamente hasta que la ciencia encuentre la solución.
-Los problemas mentales dependerán del progreso de la ciencia (eso, si alguien
se interesa por el progreso).
-La
belleza, solo será un recuerdo, pues los estiramientos y el botox u otros
elementos para conservar la aparente juventud, tendrán fecha de vencimiento
pues el cuerpo llegara a saturarse de estos elementos. En consecuencia, los
inmortales acumularan arruga sobre arruga y será difícil reconocer quien es
quien.
-Posiblemente, la alimentación será un problema, pues pocos querrán trabajar en el campo, entonces solo quedarán pastillas y concentrados industriales, para consumir.
También hay otra clase de inmortalidad, vinculada a la existencia del legado o de la huella de un individuo tras su muerte. Un ejemplo de ello lo encontramos en personalidades como la escritora Virginia Woolf o el compositor Wolfgang Amadeus Mozart, por citar dos casos, son inmortales ya que pasaron varios siglos desde que fallecieron y sin embargo siguen siendo recordados y estando presentes en la cultura.
NOTA: Todo esto no son más que suposiciones.
Habrá
que esperar a que podamos conversar con un inmortal para confirmarlo.
La muerte no es
nuestro destino más probable, sino que es nuestro destino inevitable.
Fuente: Varias paginas en la WEB.
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