La
palabra “pedante” es
habitualmente utilizada de forma negativa para señalar a aquella persona
engreída que hace un excesivo alarde de erudición y/o sabiduría (la tenga o
no).
Pero no
siempre tuvo la connotación negativa que hoy día tiene, sino que pedante era
como se le llamaba antiguamente a los
maestros que enseñaban a domicilio, ellos
iban a los hogares de los propios niños a enseñarles, entre otras cosas, la
gramática.
Dicha
palabra que servía para referirse al maestro pasó a tener la connotación
negativa a la que me refería por una sencilla razón:
Muchos eran los maestros que se ofrecían para
ir a dar las lecciones a los hogares y pocas
las casas a las que ir, por lo que las pruebas para acceder a dicho trabajo,
que realizaban los señores que querían contratar a un maestro, eran muy
estrictas y selectivas.
Ello
provocaba que cada aspirante al puesto fuese altamente preparado y dispuesto a
saber más que el otro, por lo que esa revalidad entre candidatos hacía que
sobresaliesen aquellos más sabios y listos, por lo que con el tiempo se comenzó
a utilizar este término para referirse al tipo de personas.
Donde ya no
concuerdan todos los historiadores es sobre el origen de la palabra, y aunque la
mayoría apuntan a que deriva de “pedagogo”
(Persona
que tiene como profesión educar a los niños), otros se inclinan por el término
en latín “pedís” cuyo significado es pie (y del que ha derivado
palabras como pedal, pedestal, pedestre…). Se apoyan en este origen
debido a que la mayoría de esos maestros que iban a enseñar a las casas lo
hacían yendo a pie.
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