jueves, 3 de agosto de 2023

EL DUELO. La pérdida de un ser querido.

 Afrontar la pérdida de un ser querido puede ser una de las experiencias más duras que viva una persona. Tras la muerte comienza lo que se llama el proceso de duelo, una etapa larga y dolorosa que es necesario atravesar para procesar lo sucedido, aceptarlo y poder seguir adelante con la vida.

Aunque el duelo es un proceso normal, a veces puede complicarse, dando lugar a un duelo patológico, de manera que las reacciones normales, como sentir ansiedad o sentirse deprimido pueden llegar a convertirse en desesperación, depresión clínica, sensación de indefensión frente a la vida, trastornos de ansiedad, como ansiedad generalizada, y pensamientos obsesivos. Entre el 10% y el 34% de los dolientes desarrolla un duelo patológico.
Las personas viudas tienen un 50% más de probabilidades de morir durante el primer año tras la pérdida (principalmente a causa de suicidio y eventos cardiacos).

La diferencia entre duelo normal y patológico está en la intensidad y duración del proceso. Así mismo, cuando el duelo no aparece tras el fallecimiento o a los pocos días, sino que se retrasa semanas o meses o no llega a aparecer o cuando se niega el fallecimiento de la persona amada, entonces se trata de un duelo patológico.
El duelo normal no requiere terapia mientras que el patológico sí.

El apoyo de otras personas puede ser de gran ayuda pero también puede suceder que los demás agraven el problema cuando esperan que el doliente lo supere con demasiada rapidez o cuando intentan que se distraiga y evite el contacto con el dolor y las lágrimas. Esto hace que el proceso de duelo normal no pueda seguir bien su curso y resolverse.

El duelo es un proceso normal que sigue a la pérdida de un ser querido y que se desarrolla a lo largo del tiempo. Es decir, no es algo que se resuelva con rapidez. El tiempo requerido puede variar mucho de una persona a otra, aunque en general suele durar uno o dos años. (El duelo puede aparecer al perder también alguna cosa importante, como un trabajo, una relación, etc.)
Tratar de evitar el dolor o realizar muchas actividades todo el día para no pensar en lo sucedido, puede llevar al bloqueo del duelo.
Dado que cada persona es diferente, cada uno experimentará el duelo de modos distintos, en función de su propia forma de ser.
Entre los síntomas típicos del duelo se encuentran: tristeza, llanto, agotamiento, sensación de ahogo, falta de ilusión, insomnio o hipersomnia, síntomas somáticos.
Aunque algunos autores han hablado de fases que atraviesa una persona en proceso de duelo, parece ser más acertado definir el proceso en función de las diversas tareas que una persona debe realizar para resolverlo con éxito. A veces, se produce un bloqueo de estas tareas, de manera que la persona no llega a realizarlas, prolongando así el proceso de duelo. Estas tareas son las siguientes:

Asumir la realidad de la pérdida. Esta tarea implica no solo reconocer que la otra persona ya no está, sino también todo lo que se ha perdido con ella, en función de lo que esa persona significaba para ti. Por ejemplo, puedes haber perdido a tu pareja, pero quizás también a tu mejor amigo, o tu único apoyo en los momentos duros, la madre o padre de tus hijos, etc.
Cuando esta tarea se bloquea, la persona puede, por ejemplo, hablar del fallecido en presente y no en pasado, conservar absolutamente todas sus cosas sin tocarlas o dejar su habitación tal y como estaba (como si fuera a volver en cualquier momento) durante mucho tiempo o retirar todas sus cosas enseguida como si nunca hubiera existido.
El bloqueo de esta tarea también se muestra a veces cuando la persona fantasea imaginando acontecimientos alternativos que habrían tenido como resultado que su ser querido siguiera vivo; por ejemplo, imagina lo que habría pasado si no hubiera salido de casa la tarde en que tuvo el accidente. Cada vez que te implicas en estas fantasías, el proceso de duelo vuelve a comenzar desde el principio.
También está negando la muerte, cuando la persona dice que siente o escucha, o incluso ve al fallecido, como si de alguna manera siguiera ahí, o recurre a médiums para comunicarse con él o ella.

Aunque en los primeros días o semanas estas sensaciones pueden ser normales, si se mantienen en el tiempo indicarían un duelo patológico.
Para realizar esta tarea bien, sirve de ayuda, hablar de la muerte del ser querido, contar como sucedió, cuándo, etc.
http://motivacion.about.com/

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