jueves, 27 de febrero de 2020

OBJETO DESCONOCIDO CERCA DE LA TIERRA


La Tierra acaba de capturar una nueva luna. Es pequeña, poco mayor que un automóvil, pero según los astrónomos ha entrado hace muy poco a formar parte de la colección de satélites naturales que acompañan a nuestro planeta.
El pasado 18 de febrero 2.020, en efecto, un equipo de investigadores del Catalina Sky Survey, en Arizona, divisó un objeto oscuro moviéndose rápidamente a través del cielo. Durante los días siguientes, otros seis observatorios de todo el mundo observaron también el misterioso objeto, designado como 2020 CD3, y calcularon su órbita, confirmando que lleva por lo menos tres años unido gravitacionalmente a la Tierra.
Se trata, que sepamos, del segundo asteroide, que la Tierra convierte en una nueva luna. El primero llamado 2006 RH120, fue un satélite terrestre durante, apenas, un año (entre septiembre de 2006 y junio de 2007) y después consiguió escapar, perdiéndose de nuevo en la inmensidad del espacio.




Desde hace un tiempo, se han descubierto cuerpos rocosos cercanos a la Tierra denominados “objetos coorbitales”. Se trata de los “cuasisatélites”, una serie de rocas espaciales que trazan, como lo hace la Luna, órbitas estables alrededor de nuestro planeta y que nos acompañan en nuestro periplo alrededor del Sol. Por ahora, se conocen nueve cuasisatélites de la Tierra, pero su número podría ser muy superior.
Según un artículo recién publicado en The Astronomical Journal por el investigador James Benford, estos pequeños cuerpos, oscuros y difíciles de estudiar, resultan ser especialmente adecuados para inteligencias extraterrestres que quieran tener vigilada a la Tierra. Y el lugar ideal para ubicar sondas “espía”, que podrían estar instaladas ahí, observándonos, desde tiempos inmemoriales.
Se da la circunstancia de que los cuasisatélites se acercan mucho a nuestro planeta una vez al año, a distancias mucho menores de cualquier otra cosa que no sea la propia Luna. De hecho, tienen el mismo periodo orbital que la Tierra y proporcionan una forma ideal de observar nuestro mundo desde un objeto natural, cercano y seguro.


Hasta ahora, los cuasisatélites los estudian los astrónomos de manera muy escasa, y ningún programa del SETI, la organización que busca civilizaciones inteligentes en el espacio, se ha ocupado nunca de ellos.
Por eso, Benford propone que se lleven a cabo una serie de observaciones de estos objetos para averiguar si en ellos existe alguna sonda alienígena. Y advierte de que esas sondas podrían, además, ser muy antiguas, incluso anteriores a la propia existencia del hombre.
Benford llama a estos hipotéticos dispositivos “lurkers” (mirones o fisgones). Un lurker, por lo tanto, es una sonda de observación oculta, desconocida y que ha logrado pasar totalmente inadvertida.
Estos espías robóticos, dice Benford, podrían haber sido enviados a observar la Tierra hace mucho tiempo, e incluso es posible que a algunos de ellos se les haya agotado ya su fuente de energía, lo que implica que para encontrarlos habría que hacer auténtica “arqueología extraterrestre”.

El investigador está convencido de que deberíamos investigar estos cuerpos cuanto antes, tanto en el espectro electromagnético de las microondas y la luz, como en el radar. Incluso podríamos visitarlos con sondas. Entre ellos, el objetivo más prometedor sería 2016 HO3, que es el cuasisatélite de la Tierra más pequeño, estable y cercano conocido hasta ahora. Por ahora, solo China ha anunciado su intención de enviar una sonda hasta allí.
https://www.abc.es/ciencia/abci

sábado, 15 de febrero de 2020

LOS ALIENÍGENAS SÓLO NOS OBSERVAN

La paradoja de Fermi es la contradicción que existe, entre los que afirman que hay una alta probabilidad de que existan otras civilizaciones inteligentes en el universo, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones.
Surgió en 1950 en medio de una conversación informal del físico Enrico Fermi 
con otros físicos amigos, que ha tenido implicaciones en los proyectos de búsquedas de señales de civilizaciones extraterrestres.
La paradoja puede resumirse de la manera siguiente: La creencia común de que el Universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, y combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo contrario, es paradójica, sugiriendo que nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas.
Si hay unos 400 mil millones de estrellas tan solo en nuestra Galaxia, y alrededor de 400 mil millones de galaxias en el universo, parece razonable que en algún lugar de ahí fuera, en un cosmos de 14 mil millones de años de existencia, haya, o alguna vez haya habido, al menos una civilización tan avanzada como la nuestra. La mera inmensidad de los números casi nos obliga a admitir la veracidad de esta hipótesis. Pero, entonces, ¿por qué no hemos encontrado ninguna señal, ningún mensaje, ningún artefacto de esos extraterrestres?

Los científicos contemporáneos están de acuerdo en que, los extraterrestres existen, si no han hecho contacto con humanos es simplemente porque no quieren.
El prestigioso astrofísico Neil DeGrasse Tyson expone continuamente en sus conferencias que: Estos seres son mucho más inteligentes de lo que imaginamos. Eso les impide rebajarse a nuestros sistemas convencionales de comunicación, por lo que se limitan a ver el planeta tierra como una especie de zoológico.
En una reciente conferencia que DeGrasse ofreció en el Festival Internacional Starmus en España, explicó la posible percepción de los alienígenas, sobre la especie humana:
«Estos seres deben vernos de la misma manera en la que nosotros vemos una oruga o una lagartija. Pueden llegar a ser fascinantes y bonitas, pero no podemos comunicarnos con ellas por mucho que les hablemos o les hagamos señas.
Los extraterrestres deben tener el mismo problema».
En la ponencia, algunos espectadores se mostraron abrumados: 
si los extraterrestres nos ven como una oruga, fácilmente podrían "aplastarnos". DeGrasse reiteró que, con la inteligencia superior, las cuestiones éticas se dan por sí mismas:
Si fuéramos la mitad de inteligentes que los extraterrestres, entenderíamos que destruir a las orugas no nos aporta ningún beneficio, es mejor concentrarse en otras prioridades y dejar que estas criaturas sigan con sus vidas».
Dado que los extraterrestres poseen una inteligencia elevada ni siquiera podríamos comprender sus señales de interacción, del mismo modo que los primates no entienden nuestras frases simples.
Fuente: Varias paginas en la WEB

jueves, 6 de febrero de 2020

EL HIDRANTE, EN LA LUCHA CONTRA INCENDIOS

El agua y los incendios siempre han estado de la mano, y desarrollar la manera de cómo llevar este líquido al incendio fue de crítico interés para los primeros bomberos.
J. Kenneth Richardson en su libro History of Fire Protection Engineering, nos cuenta que fue así como en Roma se construyeron las primeras redes que tomaban agua desde los acueductos que eran suplidos por fuentes en las colinas alrededor de la ciudad, y que por gravedad presurizaban redes de agua las cuales eran utilizadas por los primeros bomberos de la historia.
En la China milenaria se utilizaban inmensos calderos llenos de agua situados estratégicamente para apagar incendios.
En el año 1803, en Filadelfia, Frederick Graft, el ingeniero en jefe de esta ciudad introdujo el primer hidrante conectado a una red con tuberías de madera de agua presurizada, exclusivamente para protección contra incendios.
En 1865 se instalaron, también en Filadelfia, los primeros hidrantes de hierro fundido similares a los que se utilizan hoy en día.
Para finales del Siglo XIX, el crecimiento de las ciudades y de su densidad poblacional creó el interés por desarrollar redes de agua pública para uso doméstico conjuntamente con protección contra incendios. Otras ciudades tan diversas como Yokohama, Zúrich y otras varias en EE.UU. ya tenían, para estas fechas, redes conectadas a hidrantes.

El primer reto de los ingenieros fue entender cómo se comportaba el agua en tuberías cerradas. En 1732, el ingeniero hidráulico francés Henri Pitot descubre que la velocidad de un fluido es proporcional a la raíz cuadrada de su presión. Más tarde, en 1902, los ingenieros civiles estadounidenses Allen Hazen y Gardner Steward Williams desarrollan una formula empírica, llamada fórmula de Hazen-Williams, que se convierte, y es aún hoy, en la fórmula más ampliamente utilizada para el cálculo de agua en tuberías, incluyendo redes de agua contra incendios y rociadores automáticos.

Desde el siglo XIX ha existido un interés por establecer el mejor sistema de abastecimiento de agua para una ciudad, que además de suplir agua para uso doméstico también abastezca el caudal de agua necesario para controlar un incendio. En 1892, el ingeniero hidráulico americano John Ripley Freeman, uno de los fundadores de la NFPA (National Fire Protection Association), publica el tratado “Distribución de hidrantes y tuberías de agua para la protección de ciudades contra los incendios”. Este tratado sugirió que las tuberías supliendo agua para riesgos residenciales deberían ser de 6 pulgadas como mínimo, mientras que otros riesgos deberían ser suplidos por tuberías de 8 pulgadas como mínimo.

Lo que sucede cuando parqueas frente
a un HIDRANTE
Desde el año 2009, los criterios establecidos en NFPA, son mandatorios y deberían ser utilizados para establecer el caudal para ataque manual en redes públicas de agua. Estos caudales de agua contra incendios se miden a una presión residual de 20 psi (1.4 bar). Esta presión se ha establecido como la presión mínima bajo la cual un camión de bomberos puede, sin problemas, succionar agua de un hidrante.

El autor de este articulo,Jaime A. Moncada P.E., es director de “Internacional Fire Safety Consulting” (IFSC), una firma consultora en ingeniería de protección contra incendios con sede en Washington, DC. y con oficinas en Latinoamérica.