El agua y los incendios siempre han
estado de la mano, y desarrollar la manera de cómo llevar este líquido al
incendio fue de crítico interés para los primeros bomberos.
J. Kenneth Richardson en su
libro History of Fire Protection Engineering, nos cuenta que fue así como
en Roma se construyeron las primeras redes que tomaban agua
desde los acueductos que eran suplidos por fuentes en las colinas alrededor de
la ciudad, y que por gravedad presurizaban redes de agua las cuales eran
utilizadas por los primeros bomberos de la historia.
En la China milenaria
se utilizaban inmensos calderos llenos de agua situados estratégicamente para apagar
incendios.
En el año 1803, en Filadelfia, Frederick Graft, el ingeniero en jefe de esta ciudad
introdujo el primer hidrante conectado a una red con tuberías de madera de agua
presurizada, exclusivamente para protección contra incendios.
En 1865 se instalaron, también en
Filadelfia, los primeros hidrantes de
hierro fundido similares a los que se utilizan hoy en
día.
Para finales del Siglo XIX, el crecimiento de las
ciudades y de su densidad poblacional creó el interés por desarrollar redes de
agua pública para uso doméstico conjuntamente con protección contra incendios.
Otras ciudades tan diversas como Yokohama, Zúrich y otras varias en EE.UU. ya
tenían, para estas fechas, redes conectadas a hidrantes.
El primer reto de los ingenieros fue
entender cómo se comportaba el agua en tuberías cerradas. En 1732, el ingeniero
hidráulico francés Henri Pitot descubre que la velocidad de un fluido
es proporcional a la raíz cuadrada de su presión. Más tarde, en 1902, los ingenieros civiles estadounidenses Allen
Hazen y Gardner Steward Williams desarrollan una formula empírica, llamada
fórmula de Hazen-Williams, que se convierte, y es aún hoy, en la fórmula más
ampliamente utilizada para el cálculo de agua en tuberías, incluyendo redes de
agua contra incendios y rociadores automáticos.
Desde el siglo XIX ha existido un interés por establecer el mejor sistema de abastecimiento de agua para una ciudad, que además de suplir agua para uso doméstico también abastezca el caudal de agua necesario para controlar un incendio. En 1892, el ingeniero hidráulico americano John Ripley Freeman, uno de los fundadores de la NFPA (National Fire Protection Association), publica el tratado “Distribución de hidrantes y tuberías de agua para la protección de ciudades contra los incendios”. Este tratado sugirió que las tuberías supliendo agua para riesgos residenciales deberían ser de 6 pulgadas como mínimo, mientras que otros riesgos deberían ser suplidos por tuberías de 8 pulgadas como mínimo.
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Lo que sucede cuando parqueas frente a un HIDRANTE |
Desde el año 2009, los criterios
establecidos en NFPA, son mandatorios y deberían ser utilizados para establecer
el caudal para ataque manual en redes públicas de agua. Estos caudales de agua
contra incendios se miden a una presión residual de 20 psi (1.4 bar). Esta
presión se ha establecido como la presión mínima bajo la cual un camión de
bomberos puede, sin problemas, succionar agua de un hidrante.
El autor de este articulo,Jaime A. Moncada P.E., es director de “Internacional Fire Safety Consulting” (IFSC), una firma consultora en ingeniería de protección contra incendios con sede en Washington, DC. y con oficinas en Latinoamérica.
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