Surgió en 1950 en
medio de una conversación informal del físico Enrico Fermi
con otros físicos amigos,
que ha tenido implicaciones en los proyectos de búsquedas de señales de
civilizaciones extraterrestres.
La paradoja puede resumirse de la manera
siguiente: La creencia
común de que el Universo posee numerosas civilizaciones avanzadas
tecnológicamente, y combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo
contrario, es paradójica, sugiriendo que nuestro conocimiento o nuestras
observaciones son defectuosas o incompletas.
Si hay unos 400 mil
millones de estrellas tan solo en nuestra Galaxia, y alrededor de 400 mil
millones de galaxias en el universo, parece razonable que en algún lugar de ahí
fuera, en un cosmos de 14 mil millones de años de existencia, haya, o alguna
vez haya habido, al menos una civilización tan avanzada como la nuestra. La
mera inmensidad de los números casi nos obliga a admitir la veracidad de esta
hipótesis. Pero, entonces, ¿por
qué no hemos encontrado ninguna señal, ningún mensaje, ningún artefacto de esos
extraterrestres?
Los científicos
contemporáneos están de acuerdo en que, los
extraterrestres existen, si no han hecho contacto con humanos es simplemente
porque no quieren.
El
prestigioso astrofísico Neil DeGrasse Tyson expone continuamente
en sus conferencias que: Estos seres son mucho más inteligentes de lo que imaginamos. Eso
les impide rebajarse a nuestros sistemas convencionales de comunicación,
por lo que se limitan a ver el planeta tierra como una especie
de zoológico.
En una reciente
conferencia que DeGrasse
ofreció en el Festival
Internacional Starmus en España, explicó la posible percepción de los alienígenas, sobre la especie humana:
«Estos seres deben vernos de
la misma manera en la que nosotros vemos una oruga o una lagartija. Pueden
llegar a ser fascinantes y bonitas, pero no podemos comunicarnos con ellas por
mucho que les hablemos o les hagamos señas.
Los extraterrestres deben
tener el mismo problema».
En la ponencia,
algunos espectadores se mostraron abrumados:
si los extraterrestres nos ven como una oruga, fácilmente
podrían "aplastarnos". DeGrasse reiteró que, con la inteligencia superior, las cuestiones éticas se dan por sí mismas:
Si fuéramos la mitad de inteligentes que
los extraterrestres, entenderíamos que destruir a las orugas no nos aporta
ningún beneficio, es mejor concentrarse en otras prioridades y dejar que estas
criaturas sigan con sus vidas».
Dado que los extraterrestres
poseen una inteligencia elevada ni siquiera podríamos comprender sus
señales de interacción, del mismo modo que los primates no entienden nuestras
frases simples.
Fuente: Varias paginas en la WEB
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