EL DULCE SABOR
DE UNA MUJER EXQUISITA
(de Gabriel
García Márquez)
Si aún no ha
pasado el bisturí por tu piel,
si no tienes
implantes de silicona en alguna parte de tu cuerpo,
si los rollitos
no te generan trauma,
si nunca has
sufrido de anorexia,
si tu estatura
no afecta tu desarrollo personal,
si cuando vas a
la playa prefieres divertirte en el mar y no estar sobre una toalla durante
horas,
si crees que la
fidelidad sí es posible y la practicas,
si sabes cómo se
prepara un arroz,
si puedes
preparar un almuerzo completo con postre,
si tu prioridad
no es ser rubia a como de lugar,
si no te
levantas a las 4:00 a.m. para llegar primera al gimnasio,
si puedes salir
con ropa de gimnasia tranquila a la calle un domingo, sin una gota de
maquillaje en el rostro...
ESTÁS EN VÍA DE
EXTINCIÓN... Eres una mujer exquisita!
Una mujer exquisita no es aquélla que más hombres
tiene a sus pies; sino aquélla que tiene uno sólo que la hace realmente feliz.
Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más
flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo;
es aquélla que con tan sólo una franca y abierta
sonrisa, con una simple caricia y un buen consejo puede alegrarte la vida.
Una mujer valiosa no es aquélla que tiene más
títulos, ni más cargos académicos;
Una mujer exquisita no es la más ardiente (aunque si
me preguntan a mí, todas las mujeres son muy ardientes... y los que estamos
fuera de foco somos los hombres); sino la que vibra al hacer el amor solamente
con el hombre que ama.
Una mujer interesante no es aquélla que se siente
halagada al ser admirada por su belleza y elegancia; es aquella mujer firme de
carácter que puede decir NO.
Y un HOMBRE...
UN HOMBRE EXQUISITO es aquél que valora a una mujer así.
Que se siente
orgulloso de tenerla como compañera...
Que sabe tocarla
como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento...
Que lucha a su
lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y tender la ropa, hasta
devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes...
La verdad,
compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser "muy machas" nos
llevan gran recorrido...
¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el
"regalo" solamente por la vistosidad de su empaque...!
Tonto y mil veces tonto el hombre que come mierda en
la calle, teniendo un exquisito manjar en casa.
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