Fecha
de nacimiento: 23 de junio de 1912, Maida Vale, Londres, Reino Unido.
Fecha
de la muerte: 7 de junio de 1954, Wilmslow, Reino Unido
En 1936 desarrolló su «máquina universal», anterior al computador.
Tras la guerra, participó en la creación de las grandes
computadoras británicas.
Teorizó sobre la inteligencia artificial, y estableció un test
para detectarla.
Condenado
por el gobierno a un tratamiento hormonal por su homosexualidad, fue encontrado
muerto el 7 de junio de 1954. Se dictaminó suicidio por arsénico. Sin embargo,
se considera un caso abierto, y no se descarta el asesinato por razones de
la Inteligencia. En 2009, Gordon Brown leyó una disculpa pública del Gobierno:
«Su tratamiento fue injusto, y me agrada tener la oportunidad de
decir cuánto siento, cuánto sentimos todos nosotros, lo que le ocurrió».
En Bletchley
Park, una mansión reconvertida en instalación militar se albergó la
supersecreta GC&CS (Escuela de Códigos y Cifrados del Gobierno), encargada
de descifrar las comunicaciones de la RED ALEMANA «ENIGMA».
En un reciente libro titulado “Alan Turing. El pionero de la era
de la información”, de B. Jack Copeland, hace un relato preciso de la
contribución de este, a la decisiva victoria aliada.
Existe
consenso en que, sin ella, el curso de la guerra habría sido diferente:
Inglaterra podía haber sucumbido, el desembarco de Normandía pudo haberse
retrasado o fracasado, y el conflicto alargado por dos o tres años, con
consecuencias imprevisibles.
«Enigma» había sido inventada en 1918 por Arthur Scherbius, y mejorada
en 1930. Era una especie de máquina de escribir a la que se añadían
tres rotores (cuatro desde 1942) de un total de cinco (posteriormente ocho).
La clave dependía de qué rotores se escogían, el orden en que se
colocaban, y en qué posición. Los operadores en los despachos de Berlín, los
puestos de mando, en el interior de los tanques, en los submarinos, en los
bombarderos, donde fuera (pues «Enigma» era portátil) llevaban con ellos las
instrucciones de cómo debían colocarse los rotores, y estas posiciones
cambiaban cada pocos días. Así, «Enigma» llegó
a convertirse en indescifrable.
Uno de los principales cerebros de Bletchley Park
era Alan Turing. Cuando se hizo evidente
que descifrar «Enigma» sería, ante todo, una labor matemática, los
responsables de inteligencia no dudaron en contratar a este joven que ya
descollaba como un pionero de la computación. Sin embargo, los militares desconfiaban
de los matemáticos por su difícil relación con la disciplina.
Con paciencia, ecuaciones e intuiciones para
aprovechar ocasionales fallos de seguridad, el equipo capitaneado por Turing
encontró pautas en los mensajes que permitieron entender detalles del funcionamiento,
pero el grueso permanecía impenetrable. Para conseguir un avance significativo,
pronto resultó necesario que la Marina capturara elementos físicos de «Enigma»
en los barcos o submarinos alemanes. Era una labor difícil, porque los alemanes
tenían órdenes de deshacerse de todo al ser abordados.
Otras pistas se consiguieron, asaltando buques
meteorológicos, que al viajar muy hacia el norte llevaban las claves para
períodos más largos. Pero el golpe más espectacular fue la primera captura de un submarino, el U-110, tras sus ataques contra un
convoy el 9 de mayo, y que tenía su «Enigma» aún conectada cuando fue
registrado. La única explicación es que su capitán, Julius Lemp, un héroe de
guerra caído en desgracia ante Hitler, y que desapareció en el agua en algún
momento del rescate, pensó erróneamente que el submarino se hundiría.
Para entonces, ya estaban en funcionamiento las «bombas» de Turing,
enormes máquinas de cálculo analógicas, que rastreaban la riada de mensajes
interceptados en busca de configuraciones de los rotores que dieran textos
legibles. Para entonces, 9.000 personas trabajaban en Bletchley Park. Dos mil
de ellos estaban asignados a la tarea de supervisar los resultados.
Pronto todo el ejército alemán fue
transparente para unos ingleses que leían los comunicados al poco de ser
emitidos. Con consecuencias demoledoras: los submarinos fueron fácilmente
cazados y esquivados; Rommel fue derrotado al conocerse sus problemas de
combustible; y los soviéticos vencieron en Kursk al darles los británicos
información sobre los blindados alemanes. Durante el contraataque que les
llevaría hasta Berlín, los rusos encontraron no sólo las máquinas de las redes
de «Enigma», sino también con las de «Tunny», una máquina aún más
perfeccionada, que entró en pleno funcionamiento en 1942, y que elevaba los
rotores a 12, además de tener un método de encriptamiento automático distinto a
«Enigma».
Lo más fascinante de «Tunny» es que los
cripto-analistas de Bletchley Park consiguieron penetrarla sin ver la
máquina. A partir únicamente de la señal recibida, el coronel John
Tiltman, con una prodigiosa capacidad intuitiva, logró reventar una
comunicación de 4.000 caracteres. Posteriormente, un matemático, Bill Tute,
dedujo el funcionamiento completo de la máquina.
Unido a los métodos de Turing, eso permitió que
Tommy Flowers construyera en enero de 1944 «Coloso», el primer gran ordenador,
que terminó de vencer definitivamente a «Tunny».
En la Guerra Fría continuó la batalla por la
encriptación, por lo que los trabajos de Bletchley Park permanecieron
clasificados. Hoy sabemos que marcaron un hecho sin precedentes: por primera
vez, la victoria se inclinó hacia el bando que, junto a hombres y equipo, fue
capaz de sumar a sus fuerzas las mejores mentes matemáticas (en el caso de
Turing y el equipo de Bletchley Park) y los mayores físicos (en el del proyecto
Manhattan).
Nunca algo tan teórico tuvo resultados tan
inmediatamente palpables para tantos.
Un bloc de notas de 56 páginas escrito por Alan
Turing, ha sido vendido por más de un millón de dólares en una subasta
realizada por la casa Bonhams.
El cuaderno de notas, que nunca antes había sido
mostrado en público, está considerado el manuscrito más extenso del
científico. Data de antes de 1942, cuando Turing estaba en pleno proceso de
descodificación del código nazi y se lo dejó a su amigo Robin Gandy. A lo largo
de sus hojas, Turing trabajaba en las fórmulas matemáticas y en las bases de la
informática, campos en los que fue pionero y brillante. Gandy añadió sus
propias notas a las del matemático y lo mantuvo escondido hasta su muerte.
Fuente: http://www.abc.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario