Definición: Un paraíso fiscal es
un territorio o Estado que se caracteriza por aplicar un
régimen tributario especialmente favorable a los ciudadanos y empresas no
residentes, que se domicilien a efectos legales en el mismo. Típicamente estas
ventajas consisten en una exención total o una reducción muy significativa en
el pago de los principales impuestos, así como el secreto bancario.
Hay firmas de abogados, cuya función principal es la de
abrir empresas de papel en paraísos fiscales, lo que facilita ocultar el rastro
del dinero y evadir la vigilancia de las autoridades y el mayor atractivo es el
de guardar el secreto de quienes participan de estas transacciones.
Las fortunas ocultas en estos destinos provienen
mayoritariamente de personas con importante notoriedad en la vida empresarial,
social y pública del mundo.
(En Colombia tener empresas en un paraíso fiscal no es en
un delito en sí mismo. El problema es que el dinero tenga un origen ilícito, o
que no se declare ante la DIAN).
A diario cientos de personas abren empresas en las
sucursales que estos bufetes tienen por todo el mundo. Solo llenan algún
formulario y firman un contrato. En tres o cinco días tendrán una sociedad sin
su nombre a la vista: una máscara para moverse en el sistema financiero y girar
grandes sumas bajo un secreto infranqueable y sin pagar impuestos. A su vez
esta empresa puede buscar otros destinos con los cuales proteger aún más su
secreto. Estas firmas se encargan de abrir sociedades en Bahamas, Islas
Vírgenes Británicas, Nevada, Luxemburgo o cualquiera de los destinos laxos en
regulación y que permiten mover fortunas de un lugar a otro para despistar
cualquier tipo de control.
En Panamá, comenzar una empresa cuesta unos 350 dólares
para los pagos en el Registro Público, los honorarios de los abogados y un
capital de inversión inicial de 10.000 dólares.
¿Quiere que su nombre no figure?
Claro, quédese tranquilo que aquí, los verdaderos dueños, no
tienen que figurar como accionistas.
¿Quiere una cuenta bancaria?
Cómo no, hay asistencia para la apertura a nombre de la
sociedad ya sea en Panamá o el extranjero.
¿Cuánto?
Calcule unos 1.250 dólares.
¿Quiere olvidarse de esa empresa y que el bufete de
abogados se encargue de los contratos, la presentación de actas, el pago de
tasas?
La firma ofrece servicios legales de hasta 10 horas por mes
desde 1.700 dólares. Si el tiempo de dedicación lo excede, le pasa factura por
hora.
¿Quiere residencia o permiso para trabajar en Panamá?
Puede obtenerlo por 2.250 dólares.
¿Una compañía en Islas Vírgenes Británicas (BVI?)
También, por un costo base de 910 dólares más 400 por
mantenimiento. ¿Quiere montar una estructura internacional, que
conecte empresas en Panamá con otra en UK o Islas Vírgenes o Hong Kong o
Seychelles o todas esas juntas? Por supuesto que sí, se le tiene!.
Uno de los servicios que las firmas de abogados ofrecen, es
el denominado
“re-facturación”. Se trata de emitir facturas por
servicios a través de empresas de papel, para así justificar los gastos en
empresas establecidas legalmente.
De no prestarse este servicio, por esta vía se estarían
incluyendo gastos inexistentes en las contabilidades. La re-facturación le
permite sacar al propietario los excedente de dinero de la compañía”. Y así
evadir impuestos en su país de origen.
También hay quienes buscaban que estos bufetes resguarden
secretos financieros (a través de las empresas de papel) frente a posibles
disputas familiares.
Qué mejor que una empresa de papel, en un paraíso fiscal
para esconder los bienes en una pugna familiar. Por ejemplo, evitar cualquier
tipo de sucesión si la madre madre murió y su padre tiene hijos, fuera del
primer matrimonio”.
En el caso de un divorcio, poder mover algunos bienes a
otra sociedad de afuera para evitar que entren en cualquier liquidación de
sociedad conyugal”.
Para abrir una empresa fantasma, el cliente tiene que
enviarle a la firma que lo asesora, su pasaporte, un certificado bancario y una
prueba de domicilio.
Los asesores le hacen una “due diligence”, una especie de
estudio previo que incluye una búsqueda en bases de datos del FBI, de Interpol,
de los Servicios Secretos de Estados Unidos y de páginas especializadas como
World Check y World Compliance.
El paso siguiente es clasificar los candidatos a clientes
en varias categorías que incluyen los PEPs (Politically Exposed Person –
Persona Expuesta Políticamente), que se refiere a las personas que por sus
actividades están ligadas de alguna manera al mundo de la política o que son
suceptibles de controversia pública. Cuando un cliente se vuelve complicado de
manejar, se emite lo que llaman un reporte de actividades sospechosas
(Suspicious Activity Report).
Es claro sin embargo o que los filtros son demasiado laxos
o que al final, los reportes y las recomendaciones sobre un nuevo cliente no
son definitivas.
Hay decenas de personas que han estado o están en
posiciones públicas destacadas. Además de clientes internacionales que han
tenido algún roce con la justicia. Casos de reconocidos dictadores, por
ejemplo, con los que no hace falta tener acceso a una base de datos de Interpol
para darse cuenta de su condición. Aunque el bufete de abogados muchas veces
reacciona y pide explicaciones a sus clientes, por lo general es algo a
posteriori.
Fuente: elespectador.com/
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