Uno de los asesinatos más célebres de nuestra historia reciente, fue la
muerte de John F. Kennedy, que sigue de actualidad después de 50 años.
La nueva teoría sobre el tema es de Oliver Stone, quien revela
detalles acerca de una confesión, que un supuesto ex agente del Gobierno de EE.UU. decidió hacerle poco
antes de morir. El hombre, oculto bajo el seudónimo de 'Ron', aseguró haber
pertenecido a la guardia presidencial de ese entonces y afirmó que alguien de
su propio equipo había disparado contra el presidente.
“El disparo mortal fue un
trabajo interno hecho por un francotirador perteneciente a la guardia de
seguridad presidencial encargado de asegurar el perímetro”.
Si
bien el cineasta se mostró escéptico en un principio; finalmente disipó
sus dudas ante la posible veracidad del "trabajo interno” al
constatar que 'Ron' fue marinero en Vietnam y que sabía de lo que hablaba.
Stone agrego, que el
exfuncionario, luego de su último encuentro con él en un hotel en
Rochester, dijo: “que no quería dinero ni reconocimiento” y que actuó
movido únicamente por su conciencia.
Los detalles de la confesión fueron
conocidos por primera vez por Matt Zoller Seitz, biógrafo del cineasta, y
serán publicados en el libro: “The Oliver Stone Experience”, que saldrá a
la venta el próximo 13 de septiembre.
La versión
oficial de un solo tirador, Lee Harvey Oswald, ha ido desgastándose desde
aquellos días, hasta quedar prácticamente obsoleta. La idea de que una sola
persona estuviera movida por unas razones tan férreas que le llevaran a
planear con precisión milimétrica un plan de acción para acometer el crimen con
éxito, nunca convenció a muchos, y pronto comenzaron a aparecer nuevas teorías
sobre su asesinato.
Los hechos
llevaron a una especie de locura colectiva por la que aparecieron conspiraciones
de todo tipo, desde las que aludían al Gobierno o la mafia, hasta
aquellas que, apuntaban a un enemigo que se volvía aún más perverso con la
comisión de este crimen, como Fidel Castro o la KGB.
El presidente era un peligro
David Talbot, autor de ‘La conspiración’ y con una larga trayectoria en la
investigación sobre el tema, ya apuntaba a la CIA como
instigadora del crimen. En concreto, aludía a su presidente en
aquella época, Allen Dulles, quien, consideraba a JFK una amenaza
para la seguridad nacional.
Dos días después de la muerte de Kennedy y cuando se encontraba bajo
custodia policial, Oswald apareció asesinado a manos de Jack Ruby un empresario
conocido por sus lazos con el crimen organizado.
Tampoco está
claro si de hecho hubo un solo tirador. Algunas investigaciones, ya incluso en
aquella época, apuntaban a que los disparos fueron realizados desde más de
un punto. Este sería un procedimiento habitual entre los cuerpos de élite
estadounidenses: dos tiradores se colocan muy cerca, de manera que, si falla el
primero, el segundo está preparado para disparar. Así, si el objetivo
realiza un movimiento repentino en el momento del primer disparo, el segundo
tirador, puede acertar. Al ser las trayectorias del disparo similares, será más
complicado identificar cuántos tiradores había en realidad. Como táctica de
guerra se emplea una lógica parecida, pero con los tiradores separados, de
manera que el fuego cruzado impida al enemigo identificar la procedencia de los
disparos.
En cualquier caso, hasta que el Gobierno de Estados Unidos, no levante
el secreto de los informes de inteligencia sobre la muerte del presidente,
seguiremos teniendo a esta como uno de los grandes misterios sin resolver del
siglo XX.
Fuentes varias
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