A la consulta con el psicólogo llegó un empleado del banco.
Parecía preocupado y molesto, y a la pregunta del médico sobre la razón de tal
estado respondió que él y su esposa se mal entendían entre sí. El hombre se
quejaba de que su mujer le daba muy poca atención, constantemente diciendo que
estaba cansada. ¡Y todo esto a pesar de que su esposa no trabajaba!
- ¿En dónde usted trabaja? - Le pregunté el psicólogo.
- Soy contador en
un banco.
- ¿Y su esposa?
- No trabaja.
- Es decir, ¿su esposa es ama de casa?
- Sí, cría a nuestros
hijos.
El psicólogo reflexionó y continuó:
- ¿Puedo saber quién prepara el desayuno para toda la
familia?
- Es deber de mi
esposa, ya que no trabaja.
- ¿Y a qué hora ella se despierta cada mañana?
- Se levanta temprano,
porque tiene que preparar el desayuno, la ropa para los niños en la escuela y
asegurarse de que tengan tiempo para despertarse, lavarse y ponerse
en orden.
- ¿Sus hijos van solos a la escuela?
- No, la escuela está
lejos de casa, por lo que mi esposa lleva a los niños allí en coche.
El psicólogo entrecerró los ojos y continuó la
conversación:
- Es decir, ¿ella también los recoge de la escuela?
- Sí, por supuesto.
- ¿Qué hace su esposa, mientras los niños están en la
escuela?
- Se queda cuidando a
nuestro hijo menor, que está a punto de cumplir un año.
- ¿Y, nada más?
El hombre pensó por un
momento y respondió:
- Bueno … Ella compra los alimentos en el supermercado, limpia
la casa. Y cuando recoge a los niños mayores de la escuela, los ayuda con los
deberes.
- Y cuando usted llega
a casa por la noche, ¿qué hace?
- Por supuesto, descansar. Después de todo, me canso en el
trabajo.
- ¿Qué hace su esposa
en ese momento?
- Nos prepara la cena, y luego lava los platos y pone en orden
todo en la cocina. Eso también es evidente.
- Por alguna razón,
muchos perciben este trabajo como una cuestión de rutina. Pero, ¿acaso es
posible afirmar que su mujer no hace nada, y luego se queja de que se siente
cansada? — Le preguntó el
psicólogo.
El padre no dijo nada.
Era evidente que sus ojos se llenaron de lágrimas. Luego se puso de pie y le
tendió la mano psicólogo. Estrechándole la mano, con voz entrecortada, dijo:
- Gracias, doctor … Ahora lo entiendo todo … ¡Muchas gracias!
Ser ama de casa — no
es simplemente una mujer sentada en casa. Esto es ser a la vez una niñera,
mucama, cocinera, enfermera, maestra, y cientos de otras profesiones … Es un
trabajo duro, que requiere la presencia en él las 24 horas del día, 7 días a la
semana. ¡Al mismo tiempo las amas de casa no tienen fines de semana, ni
vacaciones, ni siquiera el derecho a enfermarse!
Las mujeres amas de
casa pueden ser comparadas con la sal. Mientras estén cerca, todos la toman por
sentado. Y solo su ausencia hace nuestra vida sin sabor, privándola
del gusto”.
Fuente: Ryshell Castleberry
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