domingo, 18 de agosto de 2013

LOS EUNUCOS, HISTORIA Y CURIOSIDADES



Un eunuco es un hombre castrado. La privación de los genitales externos masculinos (emasculación o eviración) podía efectuarse de manera parcial o total.
La manera parcial era la castración propiamente dicha, es decir la extirpación (por corte) o la inutilización (por golpes) de los testículos. Otra manera parcial era la extirpación por corte del pene.
La manera total era cuando se mutilaba radicalmente, cortando pene y testículos.
A pesar que una consecuencia es una "feminización",  pues lo hormonal afecta la distribución lipídica corporal, biológicamente el macho humano castrado no se convierte en hembra en el sentido que no se produce cambio genético. En cambio, socioculturalmente, el eunuco no es ya hombre ni tampoco es mujer, se le considera así de un nuevo género. Y con ello usualmente se les encargan funciones especiales, en otras palabras, eran usados para la sodomía.

Los Eunucos blancos eran capturados durante los conflictos entre el imperio otomano y los países balcánicos. Los primeros Eunucos blancos provenían de las zonas cristianas conquistadas de Circaza, Georgia, y Armenia. También eran extraídos de entre los prisioneros de guerra húngaros, eslovenos, y alemanes.
Los Eunucos negros por su parte eran capturados en Egipto, Abisinia y Sudán. Muchos de ellos eran esclavos negros capturados en el alto Nilo y transportados a los mercados del mar mediterráneo - Meca, Medina, Beirut, Esmirna (Izmir) e Estambul. Todos los Eunucos eran castrados por egipcios cristianos o judíos en el camino a los mercados, pues el Islam prohibía la práctica de la castración pero no del uso de esclavos castrados. 

En la Grecia antigua eran muy temidas las Amazonas, un pueblo de feroces guerreras con una sociedad matriarcal, que según algunas versiones de la leyenda mataban o mutilaban hombres cuando no los necesitaban para la reproducción.

Los judíos radanitas, quienes tenían en la práctica el monopolio del tráfico medieval de eunucos destinados a los serrallos orientales, habían establecido una de sus siniestras factorias en la costa almeriense para abastecer desde ella los ricos mercados de Andalucía y norteafricanos. Allí los hombres cautivos eran castrados y enterrados hasta el cuello en la arena de la playa para que las propiedades antisépticas y cicatrizantes del yodo marino ayudaran a contener sus tremendas hemorragias.
En la alta Edad media habían establecido una red que controlaba buena parte del comercio global de mercancías, desde China hasta el norte de Europa. De hecho, otro de sus centros de producción de eunucos estaba en Verdún, noreste de Francia, plaza donde se castraban los esclavos procedentes de Alemania y Europa central.
El porcentaje de supervivencia a la emasculación debió de estar relacionado con los métodos empleados y con el grado de mutilación del paciente. Porque hay que aclarar que no tenía el mismo valor un castrado que conservaba el pene que un castrado absoluto: la operación entrañaba muchos más riesgos en el segundo caso.
A los supervivientes de la mutilación total se les insertaba una barrita de plomo en la uretra, barrita que debían retirarse cada vez que necesitaban orinar. Los que podían exhibir su barrita eran mucho más caros en el mercado.
Se desconfiaba de aquellos que no habían sido castrados por completo, ya que el pánico en el momento de ser operados provocaba a menudo la retracción de una de las gónadas (el fenómeno reflejo en que se basa nuestro coloquial "acojonarse") al interior del perineo. Así. al amputar el saco escrotal y coser la herida, pasaban por eunucos sin serlo. Incluso se afirmaba que, si el testículo oculto era el derecho, cambiaban la voz pero les salía barba, mientras que si era el izquierdo podían sentir deseo sexual e incluso engendrar. Por esa razón, los suspicaces señores de los serrallos preferían a los castrados absolutos. Por algo el vocablo eunuco significa "vigilante del lecho".

En este mercado se apreciaban sobremanera las habilidades especiales. Existían centros dedicados exclusivamente a preparar a lo eunucos destinados a los serrallos de los más poderosos. Debían aprender a ser dóciles y ciegamente fieles; mostrarse discretos pero siempre avizores; preparar bebidas y alimentos, y ocuparse de los cuidados domésticos como lo haría un ama de llaves. Puesto que su destino era permanecer encerrados de por vida entre los límites de un harén, convenía que además fueran cultos y supieran cantar, tocar algún instrumento o recitar bellas historias. para entretener a sus amos. Pero no siempre era así.
También alcanzaban precios muy altos los eunucos a los que, además de sus atributos viriles, se les había cortado la lengua.

Según investigaciones y estudios realizados por europeos en los siglos XIX y XX, no eran extraños los casos en que el padre, la madre, los hermanos y las hermanas, acompañaban a un integrante de la familia a una cita con el barbero-cirujano. Éste, con técnicas rudimentarias basadas en la sabiduría de aquel entonces, procedía a la operación. El barbero primero envolvía desde su base al pene y los testículos conjuntamente en una venda común que ajustaba fuertemente, lo que producía dolor y proporcionaba la forma de una especie de embutido. A continuación iba retorciendo hacia un lado el paquete así formado, tomaba un cuchillo curvo, lo alzaba a distancia calculando para un corte fuerte y veloz... llegados a este punto el barbero preguntaba una vez más si estaban seguros de una decisión que sería irreversible, si el futuro eunuco era mayor de edad, él debía responder por sí mismo, y si era menor entonces la respuesta correspondía a la familia allí presente. Si la respuesta final era afirmativa, entonces con un solo movimiento cercenaba los genitales. Luego junto con el inmenso dolor se producía una abundante hemorragia. El barbero aplicaba baños de sales y aceites para detenerla y luego aplicaba una pequeña cuña de metal, generalmente estaño, en el orificio uretral. Entonces venía lo más difícil, el nuevo eunuco debía estar andando despacio sin mayor descanso, y no consumir nada de líquidos por unos días.

Desde los tiempos de Bizancio se había castrado a niños para obtener buenos sopranos y, sólo en 1870, quedó prohibida legalmente semejante abominación. El primer  castrato que dejó su nombre en la Historia del bello canto, fue el español Giacomo Spagnoletti, que cantó en el coro de la Capilla Sixtina hacia 1590.
Los castrati más famosos, como Senesino, un gigante cuya voz y apariencia utilizó Haendel para estrenar nada menos que 17 de sus óperas, disfrutaron por lo general de una vida de lujo y reconocimiento. E incluso, algunos gozaron de cierto poder político dada su familiaridad con los soberanos, caso de Farinellí con Felipe V de España.
Carlos Broschi , más conocido como Farinelli, fue castrado como otros muchos de su época. Aunque en el siglo XVIII esta práctica estaba penalizada, bajo la excusa de razones médicas muchas familias la ejercían con sus hijos con el convencimiento de que alcanzarían ser grandes cantantes. Farinelli lo fue. 
Johann Joachim Quantz escribió de él que tenía una voz de soprano penetrante, completa, rica y bien modulada. Quizás por ello pronto alcanzó éxito y fama creciente.
Farinelli forma parte de una larga lista de eunucos famosos de la historia. Entre ellos se encuentran Bagoas (a quien se le relaciona con Alejandro Magno), Ganímedes (que estaba al servicio de Cleopatra), Narsés (general deJustiniano I), Ts’ai Lun (consejero imperial chino de la dinastía Han), etc…
En Yibuti, cuando un hombre quería solicitarle a una mujer que contrajeran enlace matrimonial, para ser aceptado debía demostrar primero su valor llevándole como obsequio y entregándole como regalo, envuelto, los genitales de otro hombre a quien previamente debía haber mutilado. Sin dicho obsequio no era aceptado, y las costumbres sociales incluían la burla por parte de la mujer pretendida con frases que ponían en duda la masculinidad del pretendiente por no ser capaz de cumplir valientemente con la tradición. Entre las formas de procurase tan macabro botín estaban, por ejemplo, la guerra colectiva o el asalto individual a extranjeros o ancianos. Desde hace varias décadas, la prédica de los misioneros religiosos poco a poco hizo desaparecer esta costumbre; sin embargo, las más ancianas aún conservan orgullosas como valioso recuerdo su tradicional regalo pre-nupcial.

En la actualidad:
Aunque la ley lo prohíbe desde 1860, aún existen hombres que se castran voluntariamente en la India, los hijras; hay cerca de 500.000. La mitología hindú está llena de dioses andróginos por lo que para el hijra no hay nada innoble en ello. Sin embargo, han ido cayendo en la marginalidad, lo que ha hecho que se agrupen e, incluso, han creado su propio partido político.  

Fuente: Varias paginas de la WEB

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