sábado, 11 de octubre de 2014

LA INDUSTRIA FARMACEUTICA BAJO LA LUPA



Según cifras publicadas en The Journal of American Medicine (Jornal de la Asociación Americana de Medicina), el tratamiento médico constituye la tercera causa más frecuente de muerte en Estados Unidos. Asimismo, según revela un reciente artículo publicado en el LA Times, las drogas prescritas por doctores causan más muertes por sobredosis que drogas ilegales como la heroína y la cocaína.
Que existe una relación de complicidad entre la industria farmacéutica y los médicos practicantes —el enlace de la droga— queda demostrado por las docenas de millones de dólares que pagan estas compañías a doctores cada año para que recomienden sus medicamentos, quienes los recetan sin tener en cuenta, muchas veces, los efectos secundarios. Este envenenamiento de la industria médica ha sido denunciado por prestigiosos médicos, como los Premio Nobel Thomas Steitz y Richard J. Roberts.


El premio Nobel de Química de 2009 Thomas Steitz habló en el Congreso Internacional de Cristalografía, celebrado en Madrid, sobre su investigación de un nuevo antibiótico para combatir cepas de la tuberculosis que se dan particularmente en el sur de África. Pero como suele suceder, se necesita una fuerte inversión para desarrollar este antibiótico y las farmacéuticas prefieren invertir en medicamentos para toda la vida que puedan seguir vendiendo a la población africana.
“Muchas de las grandes farmacéuticas han cerrado sus investigaciones sobre antibióticos porque curan a la gente, y lo que estas empresas quieren es un fármaco que haya que tomar toda la vida. Puedo sonar cínico, pero las farmacéuticas no quieren que la gente se cure”, enfatizó.


El ganador del Premio Nobel de Medicina, Richard J. Roberts, denunció a los grandes consorcios farmacéuticos que operan bajo un concepto mercantilista, colocando primero sus beneficios económicos a los de la salud de las personas y deteniendo el avance científico en la búsqueda de curas a enfermedades que son rentables para ellos.
En una entrevista dada a la prensa, el científico e investigador señala que la investigación en la salud humana no puede depender sólo de la rentabilidad económica de ciertas empresas.
Y agrega que la industria farmacéutica “quiere servir a los mercados de capital…”, añadiendo que el error en que no se trata de una industria más en el mecanismo económico, sino que “estamos hablando de nuestra salud y nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos”.
Roberts acusa a las farmacéuticas de olvidarse de servir a las personas y preocuparse sólo a obtener beneficios económicos.
“He comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad…”, explica.
Añade que las empresas dejan de investigar porque “las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican (vuelven crónica) la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento”.
Ante esto, señala que es habitual que la industria esté interesada en líneas de investigación no para buscar curas a ciertas enfermedades, sino que “sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que digo”.
“Por eso le decía que la salud no puede ser un mercado más ni puede entenderse tan sólo como un medio para ganar dinero. Y por eso creo que el modelo europeo mixto de capital público y privado es menos fácil que propicie ese tipo de abusos”, menciona.
Y agrega que un ejemplo de tales abusos es que “se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez había sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año pasado a un millón de personas”.
Respecto a las razones por las cuales los políticos no intervienen, Roberts argumenta que “en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos”.


El Dr. John Rengen Virapen, que trabajó 35 años como ejecutivo para una de las farmacéuticas más grandes del mundo, denunció a la industria farmacéutica alegando que, durante ese tiempo, se vio obligado a cometer prácticas ilegales que constituyen crímenes contra la humanidad.
John Rengen Virapen, al igual Richard J. Roberts, ha escrito en sus libros sobre cómo las grandes farmacéuticas bloquean la cura del cáncer para mantener su más grande negocio (el cáncer que es ciertamente curable).

A pesar de todo, no se puede negar que a lo largo de la historia, la investigación médica ha creado medicamentos realmente efectivos que si curan, pero también es cierto que, la capitalización médica, ha hecho de las industrias farmacéuticas y consecuentemente, de la medicina, un negocio, y claro está, en los negocios hay muchos intereses.
El tratamiento médico es la tercera causa de muerte en EUA. Was originally published on Garbaez
Fuente: Varias páginas web que publican reportajes a los ganadores del Premio Nobel de medicina y química.
 

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