domingo, 12 de junio de 2011

CARTA DE UN HIJO A LOS PADRES DEL MUNDO

PADRES, tomemos en serio esta solicitud... 

No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuanto puedo coger.
No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mi también, y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor con los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decide y mantén esa decisión.

Déjame valerme por mi mismo, si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro, me haces sentir mal y perder la fé en lo que me dices.
Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga el "porque" lo hice. A veces ni yo mismo se.
Cuando estás equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti
y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos, ya que porque seamos familia, eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa y tú no lo haces. Yo aprenderé y seré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no lo hagas.
Enséñame a amar y a conocer a Dios, no importa si en el colegio me quieren enseñar, porque de nada vale, si yo veo que tú, ni conoces, ni amas a Dios.
Cuando te cuente un problema mío no me digas: "No tengo tiempo para boberías" o "eso no tiene importancia" trata de comprenderme y ayudarme.
QUIÉREME Y DÍMELO. A mi me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

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