Si prefiere otra clase
de bebida, el vino es una excelente alternativa para acompañar las comidas. Éstas son algunas reglas básicas para degustar y disfrutar un buen vino:
Claves para
degustarlos...
El vino solo se sirve cuando se va
a ofrecer algo de comer; de lo contrario, son preferibles otras bebidas.
A la hora de escoger su vino repare
en la procedencia, en la conservación y en la edad; sin embargo, confíe en
sus propios gustos y preferencias.
Recuerde que el vino debe airearse
antes de consumirse para que se expanda y deje escapar su aroma; se recomienda
servirlo con suficiente antelación en la copa.
Comience por examinar el color.
Tome la copa en la mano, aléjela ligeramente de su cuerpo y obsérvela contra
una pared o fondo blanco.
En los vinos rojos
fíjese en la saturación del color. Uno rojo y joven que se torne café en los
bordes, revela envejecimiento prematuro. Uno blanco que se torne oscuro
(amarillo fuerte) puede presentar signos de oxidación.
Al momento de
degustarlo, acerque lentamente la nariz a la copa y describa los aromas que
percibe. Luego, menee la copa con un movimiento circular y aproxime nuevamente
su nariz, en esta oportunidad aparecerá el bouquet o aromas diferenciales del
vino.
Asegúrese de que
esté libre de aromas avinagrados. Pueden ser producto de una deficiente oxidación
o mala calidad del corcho.
Por lo general, una
buena maduración del vino se detecta por la armonía de sus componentes.
Debe existir un balance entre su
aroma, sabor, color y cuerpo sin que predomine alguno de ellos.
Tenga presente que si está tomando
un buen vino, el sabor perdurará unos instantes en su boca.
Si desaparece de manera inmediata,
es señal de que la concentración y el tiempo de maduración no fueron los
mejores.
Fíjese en la textura y peso: liviano
o con cuerpo; en lo transparente, oscuro u opaco.
Las
temperaturas favorables para vinos tintos oscilan desde 15 hasta 17 grados
centígrados; para vinos blancos y rosados, de 10 a 12 grados; y para champagne
y vinos espumosos, entre 7 y 9 grados.
Hay un orden general
para ofrecer los vinos en el transcurso de una comida:
Los blancos, antes que los vinos
tintos..
Los ligeros, antes que los fuertes.
Los jóvenes, antes que los añejos.
Los secos, antes que los dulces.
Tenga en cuenta que un vino sirve
para acompañar cualquier comida, excepto: entremeses con vinagre, ensaladas,
vinagretas, helados y postres de chocolate, quesos de crema, espárragos, alcachofas
y verduras en general.
Y aún más importante que
todo lo anterior: «Beber poco, pero beber bien. Beber para disfrutar»»
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