"Siempre he atesorado el ideal
de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas
en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que he vivido.
Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que
estoy dispuesto a morir".
Cincuenta y dos
años después de ese emblemático discurso de Mandela, Sudáfrica se ha convertido
en una de las sociedades más desiguales del mundo.
Para el
analista político sudafricano Justice Malala, la desigualdad y las diferencias
de clase son los factores que realmente dividen al país. "Cuando los pobres se levantan, se levantan contra los
ricos en general y no contra los blancos ricos únicamente”, señaló
Malala.
Según el periodista de la BBC David Mazower, en la Sudáfrica pos-Mandela, la mayoría de los
negros siguen viviendo en pobreza y la tan anhelada reforma agraria se ha encaminado
con mucha lentitud.
Para 2014, el gobierno sudafricano se propuso
transferir 30% de las tierras cultivables a sudafricanos negros.
Mandela le hizo una concesión clave a los gobernantes
blancos al garantizarles los derechos de propiedad y abandonar sus planes de
nacionalización, le dijo a BBC Mundo el analista del Servicio Africano de la
BBC, Farouk Chothia.
"Como resultado, la economía y la tierra se
mantienen mayoritariamente en manos blancas, con muy pocos negros
beneficiándose de las riquezas del país. Si Mandela no
hubiese hecho esas concesiones económicas, los blancos no hubiesen cedido el
poder político", indicó el analista sudafricano.
En su último informe sobre Sudáfrica,
publicado en 2012, el centro de estudios alemán Bertelsmann Stiftung señaló: "Desde el inicio del proceso de
democratización en 1994, las desigualdades entre diferentes grupos raciales,
especialmente (las que afectan) el grupo negro de la población han aumentando
significativamente".
Una sociedad sin división de
razas
"Asumimos un compromiso, de
construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, blancos y negros, sean
capaces de caminar con la frente en alto sin miedo en sus corazones, con la
certeza de su derecho inalienable a la dignidad humana: una nación arcoíris, en
paz consigo misma y con el mundo".
Diecinueve años
después del discurso inaugural como presidente de Mandela,
la realidad contrasta con el sueño del líder sudafricano.
"Estamos muy lejos de conseguir el sueño de una sociedad libre de
discriminación racial", señaló
Chothia.
"Relaciones
amo-sirviente todavía existen en Sudáfrica. La mayoría de los negros son vistos
como inferiores", indicó el analista sudafricano.
Franz Jooste |
El documental "Afrikaner Blood" ("Sangre
Afrikaner"), que obtuvo en 2012 el premio World Press Photo, muestra a un
grupo de adolescentes sudafricanos en un campamento de verano organizado por un
grupo racista de extrema derecha.
Se trata del grupo Kommandokorps que le enseña a los
jóvenes afrikaners a "rechazar la visión de Nelson
Mandela de una nación arcoíris multicultural".
Su líder es Franz Jooste, un mayor del ejército durante
el apartheid. "No me avergüenzo de decir que soy un racista. En Sudáfrica uno sólo
puede ser una de dos cosas: o eres ciego o eres un racista", indicó Jooste
en el documental.
El centro de
estudios Bertelsmann Stiftung señaló que los resultados de la décima ronda del
Barómetro de la Reconciliación Sudafricana (2010) arrojaron que 35% de los
sudafricanos todavía perciben a personas de otros grupos raciales como "de
poca confianza".
Una sociedad libre
La libertad en Sudáfrica se ha visto seriamente afectada por
las tasas de criminalidad e inseguridad.
Después de que
el apartheid terminó, el gobierno sudafricano transfirió algunos recursos
policiales de áreas de mayoría blanca a áreas de mayoría negra. La medida
provocó que los blancos se sintieran más vulnerables frente al crimen, explicó
Chothia.
En septiembre
de 2011, el ministro de la Policía, Nathi Mthethwa, indicó que el número de
homicidios anuales se redujo a 15.940. Entre 1995/96 la cifra ascendía a los
27.000.
SIDA
Otro factor que
ha afectado dramáticamente el desarrollo pleno de Sudáfrica y las expectativas de las nuevas
generaciones es la epidemia del SIDA.
"Cuando
Mandela entregó el poder a Thabo Mbeki en 1999, 11,7% de los adultos
sudafricanos tenía VIH/SIDA. Mandela después reconoció su fracaso para lidiar con
el problema. Años después su propio hijo moriría de SIDA. Eventualmente, el
líder criticaría a Mbeki por no haber hecho lo suficiente para combatir la
enfermedad", señaló Mazower.
El país tiene
la segunda tasa más alta de pacientes con VIH/SIDA en el mundo.
Sudáfrica tiene 50.7 millones de habitantes. De
acuerdo con estadísticas oficiales, alrededor de 10% vive con VIH.
Los blancos
sudafricanos tienen acceso a un sistema de bienestar relativamente bien
desarrollado, la mayoría negra fue dejada con servicios de bienestar
rudimentarios, señaló Bertelsmann Stiftung.
Aunque el
gobierno distribuye gratuitamente drogas anti-retrovirales a enfermos con SIDA,
expertos aseguran que el VIH es la principal razón por la cual la esperanza de
vida es de 53 años.
* El partido del Congreso
Nacional Africano (ANC por sus
siglas en inglés),
Fuente: Varias páginas en la web
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