En estos días, donde están
de moda las conferencias y las puestas en escena, en diversos escenarios se
hace necesario manejar de manera adecuada la forma de expresarse y comunicarse.
Esto se hace útil en la universidad, instituto, colegio o en cualquier espacio
donde quieras comunicarte de manera amena y clara.
El nerviosismo o la
ansiedad en ciertas situaciones es normal y hablar en público no es una
excepción. También, el miedo al escenario, la ansiedad en los exámenes o el
bloqueo del escritor.
Pero hablar en público en
realidad no es tan difícil. No es otra cosa que conversar, y eso lo haces
prácticamente todo el tiempo. El misterio desaparece una vez que se ha
aprendido cómo hacerlo.
Para una buena comunicación
ten en cuenta lo siguiente:
Aduéñate de la situación. En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo
entre el público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó
y luego espera un momento.
No empieces hasta que hayas
captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas personas
comprenderá inmediatamente que el orador le está hablando a ella, y su cerebro
se dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que quieres.
Cuando el público se haya
puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la
derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a
otra, y así lograrás abarcar a todo el auditorio.
Trata de no leer, sólo habla. Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar
directamente y con el corazón; la expresión espontánea quizá no sea tan pulida,
pero definitivamente es mejor.
No es recomendable redactar
discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres decir, y
saber en qué parte va uno. Una buena idea es hacer notas con los puntos
principales o con datos importantes que quieras dar a conocer.
Relajación. Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos
cómo respirar correctamente. Toda persona que acostumbra presentarse o actuar
en público conoce la importancia de la respiración.
No inhales profunda y
forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes
hiperventilar. Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y
rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.
Interacción, esto es importante en un mundo globalizado, busca ayudas
de audio y digitales, que permitan que el público participe de la exposición,
puedes también sacar a alguien del público para que participe de manera activa,
esto con seguridad te ayudara a tenerlos interesados.
Las ayudas visuales, si esto falla puedes despedirte de los aplausos; antes de
empezar cerciórate que todo funcione bien, si los formatos son compatibles; los
archivos son los correctos; los equipos funcionan adecuadamente, entre otras
cosas; se hace necesario ensayar con anterioridad.
El buen humor, esto nunca sobra, busca un buen chiste relacionado con el
tema, utiliza lenguaje agradable y ameno para el público.
Dominar el tema, de esto depende la seguridad al exponerlo, no hables de
cosas complicadas que son difícil de entender para al público, utiliza un
lenguaje fácil y se claro, de eso dependerá en gran medida tener al público
entretenido.
Exprésate con sencillez. La gente que te escuche captará una o dos de las principales
ideas que expongas. Si no puedes expresar en un par de enunciados el punto que
propones comunicar, entonces tu alocución no está bien definida. Y si no sabes
con anterioridad lo que quieres decir, mucho menos lo podrás decir en público.
Organízate. Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los
elementos de la misma. Hay que prever la introducción, los puntos principales
que se van a exponer y la conclusión. A veces, una buena forma de comenzar
resulta ser la frase final.
Una vez que sabes a dónde
te diriges, puedes escoger el camino que más te plazca para llegar allí. Es
decisivo tener un final poderoso y contundente, pues en la mayoría de los casos
es lo que la gente mejor recuerda.
Ser breve, en lo posible. La duración de los números en los espectáculos de variedades
suele ser, como máximo, de 12 a 15 minutos. Evita los discursos demasiado
largos.
Debes ser sincero. Si tratas de ser distinto a como eres normalmente,
probablemente no vas a convencer a nadie. Si no te parece graciosa una
anécdota, no esperes que el público se ría con ella. Si la información que
pretendes transmitir no te despierta un verdadero interés, tampoco lo
despertará en los demás.
Si tomas la palabra es
porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocen; compártela con
ellos. Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: una profunda emoción, o
indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio, o perplejidad.
La postura corporal, mantente siempre erguido, ojos vivaces, un buen
repertorio de gestos, leguaje claro y en buen tono, manos en buena posición (no
abuses de ellas) y además de esto apasiónate por el tema, esto contagia al
público.
Práctica una y otra vez. Practica tu presentación completa varias veces. Hazlo para
unos amigos con los que te sientas cómodo y pídeles que te den su opinión.
También puedes grabarte con una vídeo-cámara y ver cómo puedes mejorar.
Visualiza tu éxito: imagina que tu presentación irá bien. Los pensamientos
positivos pueden disminuir parte de tu visión negativa sobre tu actuación
social y liberar algo de ansiedad. Prueba con la respiración profunda que ayuda
a aportar calma a la situación.
Céntrate en tu material y no en
la audiencia: las personas suelen
prestar atención a la información nueva y no a cómo se presenta. Tu público
puede no notar tu nerviosismo pero si lo hace puede incluso simpatizar contigo
y ayudarte a que tu presentación sea un éxito.
No temas la existencia de
silencios: si pierdes el hilo de lo
que estás contando o comienzas a sentirte nervioso y te quedas en blanco, te
puede dar la sensación de que ha pasado una eternidad. Pero en realidad, es
probable que hayan sido unos pocos segundos. Podrías aprovechar estos breves
instantes para realizar unas pocas respiraciones profundas.
Todo el mundo se equivoca
durante los discursos o presentaciones. Los
errores pueden además proporcionarte pistas sobre cuáles son tus puntos a
mejorar. Consigue apoyos: seguro que puedes encontrar a amigos o colegas de
trabajo que se encuentran en una situación parecida. Pueden ayudarse mutuamente o participar juntos en algún
taller o curso para superar estos miedos.
Fuente: Varias paginas en la web
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