jueves, 19 de enero de 2017

¿Y SI MAÑANA AMANECEMOS SIN INTERNET?

Hay serias advertencias sobre la abrumadora dependencia que tenemos con las plataformas, interfaces y contenidos digitales guardados en la Internet. Veamos:
El historiador de la ciencia George Dyson afirma que: “tarde o temprano, intencional o accidentalmente, experimentaremos un catastrófico desplome de internet. Y no tenemos un Plan B siquiera para reactivar una red rudimentaria, de bajo ancho de banda, durante la emergencia”.
Randolph Nesse, profesor de Psiquiatría dice: “Si Internet falla, las fábricas paran, las estaciones de energía se apagan, el transporte aéreo y de trenes se detienen, los hospitales y las escuelas se paralizan y la mayor parte del comercio cesa.”
A Noga Arikha, historiadora francesa, le preocupa “el prospecto de la amnesia colectiva”. El traslado progresivo de la memoria a los discos duros y a la nube y el llamado “efecto Google”, que consiste en buscar el dato en vez de memorizarlo. Piense en cuántas cosas ha olvidado o dejado de archivar solo porque están al alcance de la punta de los dedos.

José López, físico de la Seton Hall University reconoce que: “la preocupación por una erupción solar en dirección a la tierra es legítima, causaría extenso daño al sobrecargar y destruir equipo eléctrico y electrónico. Afectaría primero a los satélites. No habría TV inalámbrica, pronóstico del tiempo, tampoco GPS ¡la conexión misma estaría ausente! y, en tierra, afectaría estaciones repetidoras, antenas, sensores, cables, discos duros, dispositivos móviles y la data misma”.

Un ataque cibernético masivo que “tumbe” la red. Sobre los “ciberataques” el New York Times apunta: “Hay países que están investigando sobre armas cibernéticas de la misma manera que están investigando sobre las armas nucleares, según dijo James A. Lewis, un experto en seguridad informática.”
Esta hipótesis no es ningún disparate pues la amenaza de un ciberataque es real; una potencia extranjera puede sabotear a un país interviniendo el sistema.
Sin internet, el mundo disminuye el conocimiento y no solo por el efecto Google, también porque la memoria colectiva, ha sido transferida del papel a los espacios en línea (la nube), que sería inaccesible.

Veamos las diferentes actividades que se afectarían con un daño en la web:

Internet tiene hoy una función económica a escala global, su caída a nivel comercial impondría la necesidad de volver a regionalizar los mercados. “Los clientes tendrían que ser otra vez únicamente del país, y no sólo eso, de la región, donde el teléfono de disco y el correo normal volverían a ser el medio de comunicación para hacer negocios”.
Las bolsas de valores del mundo sufrirían un cambio drástico en sus operaciones.

El escenario sería especialmente desastroso para las empresas que dependen del comercio electrónico. Aunque las empresas realizan sus propias copias de seguridad, muchos de los datos serían irrecuperables.
No se podrían usar las tarjetas de crédito, ni los cajeros automáticos. Los Bancos estarán paralizados, sin conocer los estados financieros. Los contadores de la luz inteligentes se bloquearían. Se perturbaría la actividad en los hospitales y las redes ferroviarias. 
Se afectarían los mecanismos de monitorización de una ciudad, sus redes de transporte, las de control del tráfico, cualquier centro de control de una ciudad.

No habría comunicaciones ni siquiera en la policía, bomberos, ambulancias, etc. 24 horas sin suministro eléctrico arruinarían todo lo congelado y los productos perecederos. Además no funcionarían las gasolineras.
En la agricultura, se verían afectados millones de granjeros que diariamente a través de Internet hacen "un seguimiento de las previsiones meteorológicas, precios de mercado y volúmenes de cosecha".
En el sector de la medicina, se verían amenazados los historiales médicos electrónicos que cobran más y más popularidad entre los médicos.
En el transporte, miles de vuelos no podrían despegar, y sería imposible manejar los millones de paquetes que reparten los correos.

Miles de personas que laboran en negocios basados únicamente en la web, quedarían desempleadas.

Analicemos quien podría ayudarnos en esta supuesta crisis:
Con 24 horas de oscuridad, se sumirían en un alto nivel de estrés, los nativos digitales, los nacidos a partir de 1995, con un ratón en una mano y una tablet en la otra. Estos jóvenes se quedarían totalmente perdidos, pues su capacidad para resolver problemas se basa en la existencia de la tecnología únicamente.
El impacto sería menor en la generación de los nacidos en los años 60, pues, tuvieron una infancia analógica y una madurez digital. Estas personas tendrían, a su juicio, más facilidad para adaptarse y sobrevivir en ese hipotético día de tinieblas.
La ausencia de internet no perjudicaría su capacidad de comunicarse, tomar decisiones y transmitir información pues llevan toda la vida adaptándose a los cambios.
Los nativos digitales tienen más capacidad multitarea pero siempre en mundos virtuales.

Estemos preparados para volver a entretenernos mirando los atardeceres, conociendo su familia y a las personas que solamente conoces por las redes.
Tomado de diferentes paginas en la web.

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