Hay serias advertencias sobre la
abrumadora dependencia que tenemos con las plataformas, interfaces y contenidos
digitales guardados en la Internet. Veamos:
El historiador de la ciencia George Dyson afirma que: “tarde o temprano, intencional o accidentalmente,
experimentaremos un catastrófico desplome de internet. Y no tenemos un Plan B
siquiera para reactivar una red rudimentaria, de bajo ancho de banda, durante
la emergencia”.
Randolph Nesse, profesor de Psiquiatría dice: “Si Internet falla, las fábricas paran, las estaciones de
energía se apagan, el transporte aéreo y de trenes se detienen, los hospitales
y las escuelas se paralizan y la mayor parte del comercio cesa.”
A Noga Arikha, historiadora francesa, le preocupa “el
prospecto de la amnesia colectiva”. El traslado
progresivo de la memoria a los discos duros y a la nube y el llamado “efecto
Google”, que consiste en buscar el dato en vez de memorizarlo. Piense en
cuántas cosas ha olvidado o dejado de archivar solo porque están al alcance de
la punta de los dedos.
José López, físico de la Seton Hall University reconoce que: “la preocupación por una erupción solar en dirección a la tierra es legítima,
causaría extenso daño al sobrecargar y destruir equipo eléctrico y electrónico.
Afectaría primero a los satélites. No habría TV inalámbrica, pronóstico del
tiempo, tampoco GPS ¡la conexión misma estaría ausente! y, en tierra, afectaría
estaciones repetidoras, antenas, sensores, cables, discos duros, dispositivos
móviles y la data misma”.
Un ataque cibernético masivo que “tumbe” la red. Sobre los “ciberataques” el New York Times apunta: “Hay
países que están investigando sobre armas cibernéticas de la misma manera que
están investigando sobre las armas nucleares, según dijo James A. Lewis, un
experto en seguridad informática.”
Esta hipótesis no es ningún
disparate pues la amenaza de un ciberataque es real; una potencia extranjera puede sabotear a un país interviniendo el sistema.
Sin internet, el mundo disminuye el
conocimiento y no solo por el efecto Google, también porque la memoria
colectiva, ha sido transferida del papel a los espacios en línea (la nube), que
sería inaccesible.
Veamos las diferentes actividades que se afectarían con
un daño en la web:
Internet tiene
hoy una función económica a escala global, su caída a nivel comercial impondría
la necesidad de volver a regionalizar los mercados. “Los clientes tendrían que ser
otra vez únicamente del país, y no sólo eso, de la región, donde el teléfono de
disco y el correo normal volverían a ser el medio de comunicación para hacer
negocios”.
Las bolsas de
valores del mundo sufrirían un cambio drástico en sus operaciones.
El escenario sería especialmente
desastroso para las empresas que dependen del comercio electrónico. Aunque las
empresas realizan sus propias copias de seguridad, muchos de los datos serían
irrecuperables.
No se podrían usar las tarjetas de
crédito, ni los cajeros automáticos. Los Bancos estarán paralizados, sin
conocer los estados financieros. Los contadores de la luz inteligentes se bloquearían.
Se perturbaría la actividad en los hospitales y las redes ferroviarias.
Se afectarían los mecanismos de
monitorización de una ciudad, sus redes de transporte, las de control del
tráfico, cualquier centro de control de una ciudad.
No habría comunicaciones ni siquiera
en la policía, bomberos, ambulancias, etc. 24 horas sin suministro eléctrico
arruinarían todo lo congelado y los productos perecederos. Además no
funcionarían las gasolineras.
En la agricultura, se verían afectados millones de granjeros que
diariamente a través de Internet hacen "un seguimiento de las previsiones
meteorológicas, precios de mercado y volúmenes de cosecha".
En el sector de la medicina, se verían amenazados los historiales médicos
electrónicos que cobran más y más popularidad entre los médicos.
En el transporte, miles de vuelos no podrían despegar, y sería
imposible manejar los millones de paquetes que reparten los correos.
Miles de personas que laboran en
negocios basados únicamente en la web, quedarían desempleadas.
Analicemos quien podría ayudarnos en esta supuesta crisis:
Con 24 horas de oscuridad, se
sumirían en un alto nivel de estrés, los nativos digitales, los nacidos a partir de 1995, con un ratón en una mano y
una tablet en la otra. Estos jóvenes se quedarían totalmente perdidos, pues su
capacidad para resolver problemas se basa en la existencia de la tecnología únicamente.
El impacto sería menor en la generación de los nacidos en los años 60, pues, tuvieron una infancia analógica
y una madurez digital. Estas personas tendrían, a su juicio, más facilidad para
adaptarse y sobrevivir en ese hipotético día de tinieblas.
La ausencia de internet no
perjudicaría su capacidad de comunicarse, tomar decisiones y transmitir
información pues llevan toda la vida adaptándose a los cambios.
Los nativos digitales tienen más
capacidad multitarea pero siempre en mundos virtuales.
Estemos
preparados para volver a entretenernos mirando los atardeceres, conociendo su
familia y a las personas que solamente conoces por las redes.
Tomado de diferentes paginas en la web.
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