(Apartes del artículo publicado en
el periodico “EL PAIS” de Cali, por Medardo Arias Satizabal)
“Las diez figuras que
han acompañado siempre al pesebre, el Niño Dios, la virgen María, San José, los
tres reyes magos, el ángel, el pastor rezagado, la mula y el buey, se ven
reducidas hoy a ocho, cuando el Papa Benedicto XVI acaba de anunciar en su libro
que “no hubo mula ni buey…”.
El anuncio
descorazona, ante la posibilidad de ver desaparecer estas dos figuras que por
más de 2.000 años han estado ahí velando el nacimiento, sin otra
contraprestación que la niebla fría que bajaba aquella noche sobre Belén. Pero,
a la desaparición de esta compañía, sobreviene también una reforma profunda a
los villancicos. Ahora ya no podremos cantar aquello de “con mi burrito
sabanero voy camino de Belén”, la versión criolla de la mula milenaria.
Hay que tener en
cuenta también las pérdidas millonarias de los fabricantes de pesebres que no
saben qué hacer con tanta mula y tanto buey. Quizá una buena manera de
deshacerse de estos símbolos negados por la iglesia, es donarlos al Congreso de
Colombia, o a los querellantes que entregaron 100 mil kilómetros de mar en La
Haya.
Debo decir, ya en
confianza, que estas figuras presentes en el pesebre siempre me han caído bien.
Aunque más el buey, que es tranquilo y observador, y menos la mula que,
ignorante de la jerarquía del pesebre, viene desde hace siglos mordisqueando
las venerables pajas. ¿Desaparecerán estos ojos mansos no enseñados a estar
delante de una divinidad?
Cómo decirles a los
campesinos que renunciaran a Santa Bárbara bendita, cuando empezaba a tronar o
se hinchaban los ríos en tiempo de invierno, y cómo quitarle a los pesebres
estas sombras tutelares que con su mansedumbre, el buey, y con sus orejas, la mula,
han traído hasta el nacimiento de Jesús estos aromas de madreselva.
Falta sólo saber que
no hubo pastor rezagado, y esto sí me sumiría en depresión. En nuestro pesebre
aún campea un zagal de 60 años; yo no había nacido y ya este personaje estaba
ahí con la oveja descarriada amachada al cuello. Ahora tiene los ojos
desconchados; creo que sus botas y el zurrón fueron repintados con acuarela,
pero todavía se iluminan sus pasos con las luces del pesebre.
No es claro que por
Belén haya pasado río alguno, pero pesebre que se respete tiene río con
chorrera y lago junto a la pesebrera. No por ello, debe eliminarse uno de los
más poéticos villancicos que dice en su coro: “Pero mira cómo beben los peces
en el río, beben y beben y vuelven a beber…”.
Los españoles se
adelantaron muchísimos años a la defenestración del pesebre. Si no, pongamos
atención a este verso de “Ande la marimorena”: “En el portal de Belén, han
entrado los ratones/ y al bueno de San José, le han roído los calzones…”.
Mi preocupación:
Con esta resolución de
la iglesia, que ordena que, el burro y el buey no van más en el pesebre,
debemos acudir a nuestros grandes pensadores, filósofos y creativos, para que
nos iluminen que “animal” podríamos colocar en su lugar.
También todos unidos,
debemos solicitar a nuestros creativos compositores nacionales e internacionales
de reggaetón, Rap, Hip hop etc., para que nos reescriban las letras de nuestros
hermosos villancicos.
Recuerden que llegó
diciembre y nos tomo de sorpresa este cambio.
Les dejo escuchar este
villancico para ver, que cambios, le podemos hacer.
¿Y hay, papa defensor de los desheredados, dignidad para los no favorecidos como por la que luchaba el creador de tan exitosa secta en ese pesebre de Belén?
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