Una teoria es que, posiblemente en la India, su
inventor un brahmán llamado Sissa Ben Dahir lo concibió para distracción y ocio
de un rey, tal fue el éxito en la corte de dicho rey que ofreció a tan
brillante inventor que eligiera su recompensa. El brahmán solicitó que le fuera
concedido un grano de trigo en la primera casilla del tablero, dos en la segunda, cuatro
en la tercera y seguir doblando la cantidad hasta totalizar las 64 casillas del
tablero. La cantidad de granitos de trigo que le correspondían al sabio por la
invención del juego, fue imposible de cumplir.
Los árabes, al ser los sucesores de la tradición
cultural de la zona indo-persa, por derechos de conquista, fueron los que
asimilaron las tradiciones del ajedrez a su cultura. Con el tiempo pasaron a
ser escritas adaptándolas a su conveniencia.
Otra de las teorías, de los orígenes
del ajedrez tuvo fuerte arraigo en la Edad Media que daba como inventor del
juego a Palamedes, combatiente en la guerra de Troya. Un estudioso llamado
Souterus lo reconoció como posible creador del juego.
En Bizancio los griegos jugaban a un
juego con similitudes, llamado zatrikión cuya introducción es achacada a los
persas. También existe una tesis sobre la creación del juego por parte de los
egipcios en tiempos faraónicos. Dichas tesis fueron formuladas por Brunet y
Ballet en su libro “El ajedrez, investigaciones sobre su origen” (Barcelona,
año 1890) y las justificaban con unos bajorrelieves hallados en tumbas con el
escaqueado del tablero. Dicha tesis goza en la actualidad de poca aceptación.
En el siglo VII se encuentra fuertemente
detallada la actividad ajedrecística en la cultura árabe a través de una
inmensa colección de finales de partida denominados mansubat. Los mansubat
están presentados como sería hoy en día una revista de ajedrez de resolución de
problemas detallando el número de movimientos a realizar, indicando el
bando que mueve y el bando que tiene que conseguir la victoria o el empate.
Estas composiciones pueden ser consideradas como la
primera gran manifestación de la introducción cultural del ajedrez en un
pueblo. Para reproducir los movimientos, los árabes identificaban a las
columnas del tablero por los nombres de las piezas que las ocupaban al inicio
de la partida ("de la torre", "del caballo"), dicha
nomenclatura fue la empleada por el Rey Castellano-Leones Alfonso X el Sabio.
Los árabes llegaron a perfeccionar también un sistema de notación que sirvió de
base al sirio naturalizado francés Philippe Stamma para desarrollar el actual
sistema de notación algebraico único aceptado actualmente por la Federación
Internacional de Ajedrez, la F.I.D.E.
El nombre de las piezas
Chaturanga en el idioma de su país de
origen significa “cuatro miembros”. En el ejército de la India eran esos cuatro
miembros carros de combate, los elefantes, la caballeria y la infantería. Vemos
la similitud con las torres, alfiles, caballos y peones de la actualidad.
Posiblemente, los nombres actuales de las piezas proceden de voces
arábigo-persas corruptas. De hecho, podemos afirmar hoy que, salvo los
nombres de muy fácil traducción, como caballo, rey o peón, los demás son expresiones
que ya eran corrupciones del sánscrito cuando las adoptaron los persas.
Nuestro famoso erudito Souterus
compara las voces de jaque y mate, con mucho criterio con "xa" y
"mat", "el rey está muerto", de los babilonios que se
presupone que de ahí pasó a los persas y de Persia a Occidente.
Las
labores detectivescas para averiguar de dónde sale la palabra "alfil"
nos llevan hacia el "hasti", del sánscrito, a "pil", en
persa, y "fil", "elefante" en árabe. Si anteponemos el
artículo árabe "al" queda al descubierto su transformación al
castellano.
La segunda gran incorporación es el escaqueado del
tablero; vale decir la alternancia de casillas claras y oscuras, o claras y
rojas o rojas y negras, que si no cambia radicalmente el juego, torna obsoletas
algunas prácticas musulmanas, a la vez que crea alfiles de colores distintos en
ambos bandos, los que no existían hasta su introducción.
¿Cuándo el tablero
dejó de ser unicolor y pasó a ser escaqueado o ajedrezado?
Tenemos una precisa alusión en una composición
lírica del año 1100, aproximadamente, procedente del Sacro Imperio Romano
Germánico, que se titula Einsiedeln Poem y que afirma que el tablero nuevo
simplifica el cálculo de los movimientos, permite descubrir errores o
movimientos falsos y ayuda a determinar si un peón tiene posibilidades de
coronar o no (recordemos que éste era, precisamente, uno de los temas que
más preocupaban a los teóricos árabes).
En
algunas regiones de Europa al rey se lo llamó dominus o señor, también por
influencia religiosa; por lo tanto la reina fue llamada domina,
fundamentalmente en tierras itálicas, de lo que fácilmente se pasó a donna o
señora, de lo que derivó dama. Muy probablemente los españoles empezaron a
llamar dama a esta pieza por influencia itálica, promediando el siglo XVI, que
fue una época de intercambio fluido entre las dos penínsulas.
La España musulmana jugó al ajedrez mucho antes que
el resto de Europa, cuando era un dominio árabe en el continente europeo que
perduró siete siglos hasta la expulsión de los invasores por los Reyes
Católicos, poco antes del descubrimiento de América. Prueba de ello es el
códice que sobre el ajedrez compusiera el rey Alfonso X de Castilla, conservado
en el Palacio del Escorial. Esta magnífica obra, que según los investigadores
es refundición y traducción de un tratado árabe, contiene 103 problemas, de los
cuales 89 son mansubat, en algunos casos mal transcritos.
El conjunto del juego de ajedrez con
el tablero y las piezas colocadas en posición inicial nos hace recordar un
campo de batalla, definido por unos límites en el cual se enfrentan dos
ejércitos claramente diferenciados prestos a entrar en combate.
Las 64 casillas por donde ha de
discurrir la confrontación están bien diferenciadas, siendo de color claro la
mitad de ellas y la otra mitad, de color oscuro. Nos puede correr la
imaginación con multitud de batallas disputadas en este mundo claramente
definido, haciéndonos retroceder en el tiempo donde la caballerosidad y las
reglas estrictas de lucha marcaban las pautas de la batalla.
A través del mismo, nos llega un
modelo de sociedad militar donde se reflejan las grandes gestas (la heroica
coronación del peón y su transformación después de todas las penalidades
pasadas) y miserias que se producen (la perdición de un gran ejercito debido a
la rápida acción de un comando suicida).
Casi todos los escritos que hay sobre
los orígenes del ajedrez tienden a realzar el influjo que ejerce a todo aquél que
lo practica.
Fuente: portalplaneta.com
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