Porfirio Rubirosa Ariza, nació en San Francisco de
Macorís, República Dominicana, el 22 de enero de 1909 y murió
en París, Francia, el 5 de junio de 1965, fue un polifacético
diplomático dominicano, y un reconocido playboy que se hizo famoso por sus
matrimonios con bellas y ricas mujeres de la alta sociedad.
Su fama de conquistador inspiró el personaje de James Bond. En
la Jet set estadounidense y europea se le conocía como Rubi.
Sus padres fueron Pedro Rubirosa, militar y asesor diplomático, y María
Ariza. Siendo muy joven acompañó a sus padres a París, donde residió por
varios años.
Es en las reuniones con jóvenes de la alta sociedad parisina donde
Rubirosa muestra su polifacética personalidad refinada y bohemia. Aprende el
arte de la conquista femenina en fiestas, y en Calais se hace un avezado
jugador de Polo. Entabla además una amistad sólida con el
príncipe Ali Khan.
Primer matrimonio
De vuelta a Santo Domingo,
debido a la vejez de su padre sus ingresos menguan, y para hacerse de algún
dinero intenta la carrera del boxeo, pero pronto la abandona. Gracias a su
aguda personalidad congenia con el dictador dominicano Rafael Leonidas
Trujillo en un partido de Polo, a tal punto que es incorporado al
círculo social que rodeaba a este mandatario.
Es allí que conoce a Flor de
Oro, la hija mayor de Trujillo, quien le ayudó a conseguir algunos
cargos en la carrera burocrática dominicana:
subsecretario de Estado de la Presidencia y
de Relaciones exteriores, diputado del Congreso Nacional.
Finalmente se casa en 1932 con Flor de Oro y Trujillo le
nombra diplomático en París.
Después fue destinado a
Alemania. Allí congenió con los principales personajes de la rancia Jet
Set europea y es también allí donde se inicia el rumor de que Rubirosa le
era infiel a Flor de Oro. Trujillo lo separa de la cartera diplomática y su
matrimonio termina en 1937. A pesar de su divorcio con Flor de Oro,
sus relaciones personales con Rafael Trujillo no se
alteraron mayormente. Poco después fue nombrado embajador
dominicano en Argentina.
En ese cargo, Rubirosa se
presenta en la Casa Rosada y entrega una donación y una rosa a la primera
dama, Eva Perón. Algunas fuentes citan a Eva Perón como una de sus
conquistas; aunque fuentes más autorizadas indican que fue una de las pocas
mujeres que se le escabulleron.
A pesar de no contar con un
rostro agraciado, Rubirosa inició una vida legendaria de playboy gracias a su
estilo caballeresco y su don de gente. Poseedor de un cinísmo
y sex appeal únicos, de gran persistencia, dotado con el don de la
palabra y grata conversación, conquistó y desposó a mujeres bellas y ricas:
Danielle Darrieux, Doris Duke y Barbara Hutton, consideradas
entre las mujeres más ricas y afamadas de la época. Su fortuna se amasó
principalmente en los arreglos de divorcios que obtuvo cada vez que su relación
marital terminaba.
Sostuvo también relaciones
extra-maritales con Jayne Mansfield, Zsa Zsa Gabor, Veronica
Lake, Ava Gardner, Marilyn Monroe, Dolores del Río, Kim
Novak, Rita Hayworth y Soraya Esfandiary (ex princesa de Irán),
entre otras. Se cuenta que trataba con cortesía «a todas las mujeres, jóvenes o
viejas», por lo que mantenía la amistad de sus antiguas conquistas. Sus afanes
de conquista eran tales que Zsa Zsa Gabor afirmó: «Por alcanzar a la mujer que
desea, es capaz de romper paredes con las manos».
A Porfirio Rubirosa se le
atribuye la célebre frase:
-"Para conquistar mujeres
ricas no hay que ser rico, solo aparentarlo..."-
Su último matrimonio fue a los
47 años en 1956 con una actriz francesa de 19 años de edad llamada Odile
Rodin.
Rubirosa fue además a costa de
sus mujeres, piloto de Fórmula 1 para Ferrari,
buscador de tesoros en el mar Caribe, piloto de bombardero B-25, y
además un avezado jugador profesional de polo; incursionó incluso
como boxeador si bien sólo para subsistir y pronto desistió.
Como político, incursionó con
audacia, fue embajador en La Habana al momento del triunfo de
la Revolución Cubana. Luego de la muerte de su
protector Rafael Trujillo se le destituyó de su cargo de
inspector de embajadas, en 1962, terminando así una extravagante carrera
diplomática.
Murió el 5 de
julio de 1965 en un controvertido accidente
automovilístico en París en que un testigo informó que el auto
deportivo Ferrari descapotable de Rubirosa transitaba a gran velocidad por la
avenida y repentinamente dobló y embistió de lleno contra un árbol, algunos
dicen que fue un accidente; pero todo apunta a un suicidio.
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