Se acerca la fecha, aún
tienes tiempo de llegar.
Cada
15 de marzo se lleva a cabo en el pueblo de Komaki, provincia
de Aichi, Japón, el festival de Hounen Matsuri (Festival de la cosecha y
fertilidad).
Las características
más interesantes del festival son los sacerdotes shinto tocando instrumentos
musicales, en un desfile de gente vestida con ropas ceremoniales, sake gratis
y un pene de madera de 280 kg de peso y 2.5 metros de largo, que se lleva de un templo llamado Shinmei Sha en un cerro, a otro templo
llamado Tagata Jinja. Para portarlo, se
turnan 60 varones, todos de 42 años. Les llaman Taku Otoko –hombres
vulnerables– porque consideran que a esta edad necesitan ayuda en su
masculinidad. Durante el festejo, el sacerdote esparce sal para purificar la
tierra, los músicos tocan el Gakuraku, una melancólica melodía y las mujeres
reparten sake y pasteles de arroz.
Este festejo es un vestigio
de los rituales de fertilidad que celebraban sus ancestros, y en él se rinde
tributo a la diosa de la fertilidad, Takeinadane-no-mikoto, para rogar por la
fertilidad de hombres y mujeres. Según la tradición tocar el pene sagrado
situado en el santuario de la fertilidad ayuda a las mujeres a quedar en estado
y proporciona vitalidad tanto a los niños como a los ancianos.
Días
antes de la ceremonia, en las calles de Komaki ya se percibe la euforia que
provoca este festival, con cientos de puestos donde se hace presente todo tipo
de mercancía, con ventas de todo tipo de penes tallados, en forma de alimento,
en forma de lámparas, helados y todo lo que se puedan imaginar.
Para el sintoísmo, la religión más extendida en Japón, los
dioses representan las fuerzas de la naturaleza y, según sus creencias, el
Padre Cielo tiene la responsabilidad de fecundar a la Madre Tierra para que
todo se reproduzca y crezca. Así, en la pequeña ciudad de Komaki, al norte de
Nagoya, sus habitantes simbolizan esta cópula divina con falos tallados en
madera de ciprés.
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