Manuel Otero, titular del juzgado de
lo Social número 2 de Córdoba (España) llama "burros" a los políticos
en una sentencia laboral y pide perdón a los asnos por tratarlos tan mal.
Y en este sentido se lanza a
"recordar" a los políticos, o sea a los burros, "de que más les
valdría a los arrieros, que somos todos, que se dejaran de pelear y se pusieran
a andar", a lo que añade, en una clara referencia a la crisis económica y
política en la que se encuentra sumido el país (España), que "hay mucho
camino por delante y poco tiempo para recorrerlo, a riesgo de llegar tarde o no
llegar".
El juez 'indignado' de Córdoba es
consciente, y así lo refleja en la sentencia, de que "quizás" se esté
extralimitando, aunque no parece que le importe mucho. Lo que hace no es,
explica, sino emular a los juzgadores ingleses, que en no pocos casos no sólo
juzgan "sino que además a veces reconvienen a las partes".
Fuente: www.elmundo.es/
El origen de los ASESORES
Había una vez un rey que quería ir de
pesca. Llamó a su pronosticador del tiempo y le preguntó el estado del mismo
para las próximas horas.
Éste lo tranquilizó diciéndole que podía ir tranquilo pues no llovería.
Ya en camino se encontró con un campesino montado en su burro quien al ver al rey le dijo:
“Señor es mejor que vuelva pues va a llover muchísimo.”
Por supuesto el rey no dio crédito a lo dicho por el campesino y siguió su camino pensando:
“Que puede saber este tipo, si tengo un especialista muy bien pagado que me dijo lo contrario. Mejor sigo adelante.”
Entonces, llovió torrencialmente.
El rey se empapó y los súbditos al verlo en ese estado se burlaron en su cara.
Furioso volvió a palacio y despidió a su empleado. Mandó llamar al campesino y le ofreció el puesto pero éste le dijo:
“Señor, yo no entiendo nada de eso. Yo sólo sé que si las orejas de mi borrico están caídas quiere decir que lloverá”
Entonces el rey contrató al burro.
De allí nació la costumbre de contratar burros como asesores en los puestos mejor remunerados en el gobierno de muchos países.
Éste lo tranquilizó diciéndole que podía ir tranquilo pues no llovería.
Ya en camino se encontró con un campesino montado en su burro quien al ver al rey le dijo:
“Señor es mejor que vuelva pues va a llover muchísimo.”
Por supuesto el rey no dio crédito a lo dicho por el campesino y siguió su camino pensando:
“Que puede saber este tipo, si tengo un especialista muy bien pagado que me dijo lo contrario. Mejor sigo adelante.”
Entonces, llovió torrencialmente.
El rey se empapó y los súbditos al verlo en ese estado se burlaron en su cara.
Furioso volvió a palacio y despidió a su empleado. Mandó llamar al campesino y le ofreció el puesto pero éste le dijo:
“Señor, yo no entiendo nada de eso. Yo sólo sé que si las orejas de mi borrico están caídas quiere decir que lloverá”
Entonces el rey contrató al burro.
De allí nació la costumbre de contratar burros como asesores en los puestos mejor remunerados en el gobierno de muchos países.
EL
CUENTO DEL BURRO POLITICO
Cuenta la leyenda que en una Hacienda de un país de Suramérica, nació un Burrito Orejón, que le dieron por nombre Pepe, el burrito creció y creció hasta llegar hacer un burro completo, y así poder entrar a ser integrante de un grupo político.
Pepe acertó en buscar el grupo, porque sabía que allí, si ponían un burro orejón de candidato a la PRESIDENCIA los electores lo seguirían con los ojos cerrados.
Pero el burro Orejón no se dio cuenta que un pueblo olvidado, maltratado y saqueado por otros de su especie no quería saber nada más de su manada de burros del grupo político.
Ahora el burro candidato se ha quedado mas burro que los burros, que no quieren aceptar la derrota porque con ello dejarían de ser Burros.
Autor: El Veterinario
Cuenta la leyenda que en una Hacienda de un país de Suramérica, nació un Burrito Orejón, que le dieron por nombre Pepe, el burrito creció y creció hasta llegar hacer un burro completo, y así poder entrar a ser integrante de un grupo político.
Pepe acertó en buscar el grupo, porque sabía que allí, si ponían un burro orejón de candidato a la PRESIDENCIA los electores lo seguirían con los ojos cerrados.
Pero el burro Orejón no se dio cuenta que un pueblo olvidado, maltratado y saqueado por otros de su especie no quería saber nada más de su manada de burros del grupo político.
Ahora el burro candidato se ha quedado mas burro que los burros, que no quieren aceptar la derrota porque con ello dejarían de ser Burros.
Autor: El Veterinario
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