Pocas horas
antes de ser ejecutado, un joven en su celda, pidió como último deseo, papel y
lápiz. Luego de escribir por varios minutos, le dijo a su custodio:
- Por
favor, entregue esta carta a mi madre!!
La carta
decía así:
Madre, creo
que si hubiera más justicia en este mundo, tanto tú como yo deberíamos de ser
ejecutados. ¡Tú eres tan culpable como yo de mi miserable vida!
¿Te
acuerdas madre, cuando llevé a la casa aquella bicicleta que le quité a otro
niño igual que yo? Me ayudaste a esconderla para que mi padre no se enterara.
¿Te
acuerdas madre, cuando me robé el dinero de la cartera de la vecina? Fuiste
conmigo al centro comercial y lo gastamos juntos.
¿Te
acuerdas madre, cuando botaste a mi padre de la casa? Él sólo quiso corregirme
por haberme robado el examen final de mi grado y como consecuencia me
expulsaron.
Madre, yo
era sólo un niño, luego fui adolescente y ahora un hombre mal formado! Era sólo
un niño inocente que necesitaba corrección, y no consentimiento.
Te perdono, y
sólo te pido que le hagas llegar esta reflexión a todos los padres del mundo,
que sepan que ellos son los únicos responsables de formar, a un hombre decente,
o a un vulgar delincuente.
Gracias madre
por darme la vida y gracias también por ayudarme a perderla.
Firma ¡Tu
hijo, El Delincuente!
Dios
bendiga a aquellas madres que se sienten Orgullosas de haber formado hombres
útiles a la Sociedad y no delincuentes a los que no les tiembla la mano para
arrancar Vidas y robar lo que con tanto sudor y trabajo le cuesta a los demás.
Recibido
por E-mail
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