viernes, 9 de octubre de 2015

VLADÍMIR VLADÍMIROVICH PUTIN.

Nació el 7 de octubre de 1952, en Leningrado.
Creció en un departamento comunal compartido por tres familias, en San Petersburgo.
Su abuelo era chef de Vladimir Lenin, líder de la Revolución Rusa de 1917, y también cocinó para Iosef Stalin, que gobernó la Unión Soviética entre 1922 y 1952.
De niño, Putin no creía que el éxito se lograba por una buena educación; el éxito requería, más bien, forjarse una imagen de tipo duro.
Es cinturón negro en judo desde los 18 años y practica habitualmente distintas artes marciales, a las que considera una “filosofía de vida”.
Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Leningrado, actualmente llamada San Petersburgo.
En 1975 comenzó a acudir a la escuela de los servicios secretos y poco después tuvo sus primeras tareas de contraespionaje.
Putin tenía casi 31 años cuando se casó.

Fue espía de la KGB, el servicio secreto soviético, y en la década de 1980 su principal tarea era reclutar agentes para que espíen en los países occidentales.
A los 33 años, Putin fue asignado a Dresde en Alemania y viajo con su esposa Ludmila (que estaba embarazada) y su hija de 1 año, María.
Los Putin tuvieron una segunda hija a la que llamaron Ekaterina.
En marzo de 1985 Mijail Gorbachov llegó al poder, y dos años después ya había liberado a todos los disidentes. Bajo su mandato Moscú también empezó a perder su influencia sobre los países del bloque soviético. Durante los años siguientes se fue abriendo un abismo entre el Partido y la KGB.
El 7 de octubre de 1989, el día en que Putin cumplió 37 años, Alemania del Este celebró su 40 aniversario. Los disturbios estallaron por todo Berlín, y un mes después cayó el Muro.
Regresó a Leningrado en 1990 para trabajar en la misma universidad en la que estudió. Ahí encontró a su antiguo profesor, Anatoli Sobchak, quien tras ganar la elección para la alcaldía de San Petersburgo, lo nombró como presidente del Comité de Relaciones Exteriores. Ese mismo año, Putin renunció a la KGB.

Fue llamado a la administración del primer presidente de la Federación de Rusia, Boris Yeltsin, en la que ocupó la subjefatura de la Administración Presidencial.
En 1998 fue nombrado director del Servicio Federal de Seguridad, sucesora de la KGB, y en agosto de 1999 fue designado primer ministro por Yeltsin.
Extremistas chechenos invadieron Daguestán para intentar separar el Cáucaso de Rusia. El flamante primer ministro, apoyado por Yeltsin, enfrentó con mano dura a los separatistas y los aplastó. “La invasión de Daguestán creaba un ambiente propicio para acabar con Rusia. Había que pararlo inmediatamente yo tenía que hacerlo pagando el precio de mi carrera política”, publicó Putin.
Acosado por crisis económicas y políticas, y una mínima aprobación de su gestión, Yeltsin anunció su renuncia el 31 de diciembre de 1999. En su último discurso como mandatario, anunció que dejaba el cargo a Vladimir Putin:
“El país dispone de un hombre fuerte, digno de ser presidente, con el que prácticamente cada ruso vincula sus esperanzas de futuro. No voy a molestar, no hace falta esperar medio año más”, dijo Yeltsin sobre su sucesor.

Putin ganó la Presidencia en marzo de 2000, y en su primer periodo enfrentó con mano dura los nuevos atentados de terroristas del Cáucaso Norte, redujo la pobreza de 29 % en el año 2000 a 18 % en el 2004.
El hombre fuerte del Kremlin hizo reformas para presentarse, nuevamente, en 2018 para un cuarto mandato, que le permitiría dirigir el país hasta 2024. Para entonces, tendrá 72 años.

Según algunas fuentes, sugieren que Putin contaría desde 40.000 hasta incluso 70.000 millones de dólares, lo que teóricamente lo convertiría en el jefe de Estado más rico de la historia.

Su vida privada es considerada un secreto de Estado y quienes han intentado develarla han sido silenciados por dos vías: el cierre de los medios de comunicación o la amenaza. En el caso de los periodistas, éstos tienen que guardar silencio sobre la familia Putin. Uno de los más claros ejemplos de ello fue la desaparición del diario liberal Moskovsky Korrespondent en 2008, cuando el medio informó que Putin había abandonado a su esposa para casarse con la gimnasta rítmica María Kabayeva, lo que obligó al editor a renunciar horas después.


Es un devoto cristiano ortodoxo y considera al matrimonio homosexual como una aberración equiparable a adorar a Satán.

Un extenso análisis de BBC Mundo sobre las intenciones de Putin, lo proyectan como un nostálgico de la extinta Unión Soviética que busca cómo reintegrar a la antigua Madre Patria los territorios perdidos con la Perestroika. Desde que se convirtió en mandatario en 2000, su meta ha sido volver a convertir a Moscú en un gran poder global. No ha ocultado su nostalgia por la Unión Soviética (calificó su colapso como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”) y no ha dudado en defender su zona de influencia. BBC señala que cuando Yeltsin le entregó la Presidencia, un país desmoralizado y en crisis económica, Putin afirmó que “por primera vez en los últimos 200 o 300 años, Rusia enfrenta la amenaza real de resbalarse al segundo o incluso al tercer escalón de los estados del mundo”. “Para evitar ese resbalón se dispuso a recuperar la economía impulsado por los vastos recursos naturales del país y quitarles a los oligarcas la gran influencia política que tuvieron bajo Yeltsin. Fue controvertido, pero le ayudó a asegurar un mayor control en Moscú”, detalla el citado servicio mundial de noticias.
Lo que nadie duda es que mientras Putin siga aferrado al poder —y ya lleva casi 15 años en él— hará lo posible para que la visión de Rusia se destaque en el plano internacional por más polémica que resulte.
Fuentes: laprensa.com.ni - Infobae.com - tiempodehoy.com - lanacion.com.ar

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