Nació el 7 de octubre de 1952, en Leningrado.
Creció en un departamento comunal compartido por tres
familias, en San Petersburgo.
Su abuelo era chef de Vladimir Lenin, líder de la
Revolución Rusa de 1917, y también cocinó para Iosef Stalin, que gobernó
la Unión Soviética entre 1922 y 1952.
De niño, Putin no creía que el éxito se lograba por una
buena educación; el éxito requería, más bien, forjarse una imagen de tipo duro.
Es cinturón negro en judo desde los 18 años y
practica habitualmente distintas artes marciales, a las que considera una “filosofía
de vida”.
Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal
de Leningrado, actualmente llamada San Petersburgo.
En 1975 comenzó a acudir a la escuela de los servicios
secretos y poco después tuvo sus primeras tareas de contraespionaje.
Putin tenía casi 31 años cuando se casó.
Fue espía de la KGB, el servicio secreto soviético, y
en la década de 1980 su principal tarea era reclutar agentes para que
espíen en los países occidentales.
A los 33 años, Putin fue asignado a Dresde en Alemania y viajo
con su esposa Ludmila (que estaba embarazada) y su hija de 1 año, María.
Los Putin tuvieron una segunda hija a la que llamaron
Ekaterina.
En marzo de 1985 Mijail Gorbachov llegó al poder, y dos
años después ya había liberado a todos los disidentes. Bajo su mandato Moscú
también empezó a perder su influencia sobre los países del bloque soviético.
Durante los años siguientes se fue abriendo un abismo entre el Partido y la
KGB.
El 7 de octubre de 1989, el día en que Putin cumplió 37
años, Alemania del Este celebró su 40 aniversario. Los disturbios estallaron
por todo Berlín, y un mes después cayó el Muro.
Regresó a Leningrado en 1990
para trabajar en la misma universidad en la que estudió. Ahí encontró a su
antiguo profesor, Anatoli Sobchak, quien tras ganar la elección para la
alcaldía de San Petersburgo, lo nombró como presidente del Comité de Relaciones
Exteriores. Ese mismo año, Putin renunció a la KGB.
Fue llamado a la administración del primer presidente de la
Federación de Rusia, Boris Yeltsin, en la que ocupó la subjefatura de la
Administración Presidencial.
En 1998 fue nombrado director del Servicio Federal de
Seguridad, sucesora de la KGB, y en agosto de 1999 fue designado primer
ministro por Yeltsin.
Extremistas chechenos invadieron Daguestán para intentar
separar el Cáucaso de Rusia. El flamante primer ministro, apoyado por Yeltsin,
enfrentó con mano dura a los separatistas y los aplastó. “La invasión de
Daguestán creaba un ambiente propicio para acabar con Rusia. Había que pararlo
inmediatamente
yo tenía que hacerlo
pagando el precio de mi carrera política”, publicó Putin.
Acosado por crisis económicas y
políticas, y una mínima aprobación de su gestión, Yeltsin anunció su renuncia
el 31 de diciembre de 1999. En su último discurso como mandatario, anunció que
dejaba el cargo a Vladimir Putin:
“El país dispone de un hombre fuerte, digno de ser
presidente, con el que prácticamente cada ruso vincula sus esperanzas de
futuro. No voy a molestar, no hace falta esperar medio año más”, dijo Yeltsin
sobre su sucesor.
Putin ganó la Presidencia en marzo de 2000, y en su primer
periodo enfrentó con mano dura los nuevos atentados de terroristas del Cáucaso
Norte, redujo la pobreza de 29 % en el año 2000 a 18 % en el 2004.
El hombre fuerte del Kremlin hizo reformas para presentarse,
nuevamente, en 2018 para un cuarto mandato, que le permitiría dirigir el país
hasta 2024. Para entonces, tendrá 72 años.
Según algunas fuentes, sugieren que Putin contaría desde
40.000 hasta incluso 70.000 millones de dólares, lo que teóricamente lo
convertiría en el jefe de Estado más rico de la historia.
Su vida privada es considerada un secreto de Estado y
quienes han intentado develarla han sido silenciados por dos vías: el cierre de
los medios de comunicación o la amenaza. En el caso de los periodistas, éstos
tienen que guardar silencio sobre la familia Putin. Uno de los más claros
ejemplos de ello fue la desaparición del diario liberal Moskovsky
Korrespondent en 2008, cuando el medio informó que Putin había abandonado
a su esposa para casarse con la gimnasta rítmica María Kabayeva, lo que obligó
al editor a renunciar horas después.
Es un devoto cristiano ortodoxo y considera al
matrimonio homosexual como una aberración equiparable a adorar a Satán.
Un extenso análisis de BBC Mundo sobre las intenciones de
Putin, lo proyectan como un nostálgico de la extinta Unión Soviética que busca
cómo reintegrar a la antigua Madre Patria los territorios perdidos con la Perestroika.
Desde que se convirtió en mandatario en 2000, su meta ha sido volver a
convertir a Moscú en un gran poder global. No ha ocultado su nostalgia por la
Unión Soviética (calificó su colapso como “la mayor catástrofe geopolítica del
siglo XX”) y no ha dudado en defender su zona de influencia. BBC señala que
cuando Yeltsin le entregó la Presidencia, un país desmoralizado y en crisis
económica, Putin afirmó que “por primera vez en los últimos 200 o 300 años,
Rusia enfrenta la amenaza real de resbalarse al segundo o incluso al tercer
escalón de los estados del mundo”. “Para evitar ese resbalón se dispuso a
recuperar la economía impulsado por los vastos recursos naturales del país y
quitarles a los oligarcas la gran influencia política que tuvieron bajo Yeltsin.
Fue controvertido, pero le ayudó a asegurar un mayor control en Moscú”, detalla
el citado servicio mundial de noticias.
Lo que nadie duda es que
mientras Putin siga aferrado al poder —y ya lleva casi 15 años en él— hará lo
posible para que la visión de Rusia se destaque en el plano internacional por
más polémica que resulte.
Fuentes: laprensa.com.ni - Infobae.com - tiempodehoy.com - lanacion.com.ar
Fuentes: laprensa.com.ni - Infobae.com - tiempodehoy.com - lanacion.com.ar
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