La miel es un alimento casi perfecto, producido
por las abejas a partir del néctar de las flores. Su contenido es entre 70 y
80% azúcar, repartiendo el porcentaje restante entre agua, minerales, proteínas
y ácidos. Sin embargo, este alimento también se utiliza para prevenir y tratar
ciertas enfermedades.
Aquí te contamos cuales y cómo aprovecharla:
Fortalece el sistema
inmune.
La miel sería
ideal para combatir infecciones bacterianas debido a que combina ciertos
compuestos y propiedades, como el peróxido de hidrógeno, la acidez, un efecto
osmótico, alta concentración de azúcar y polifenoles. Estos extraen el agua de
las células de las bacterias, deshidratándolas y eliminándolas.
Suaviza tu garganta.
La miel es un
expectorante natural, ayuda a eliminar las flemas, y es útil para controlar y
combatir las infecciones en la garganta gracias a sus propiedades antisépticas.
Para que actúe directamente, haz gárgaras con una infusión tibia de hojas de
frambuesa y dos cucharadas de miel en media taza de agua.
Quita la tos.
Una investigación
encontró que la miel ayudaría a tratar la tos nocturna en los niños pequeños.
Los expertos sugieren que una cucharada antes de acostarse puede ayudarlos a no
toser y dormir mejor. Además, a diferencia de otros jarabes o medicamentos con
el mismo efecto, la miel no presenta efectos secundarios, lo que la vuelve una
opción saludable y segura.
Alivia las picaduras.
La miel puede ser
una gran compañera a la hora de enfrentar el verano, ya que sus propiedades
antinflamatorias ayudan a reducir la irritación por picaduras de insectos. Al
aplicarla sobre la zona afectada, promueve un ambiente húmedo que permite que
cierren las heridas sin dejar cicatriz. Además, es antiséptica y una gran
protectora cutánea.
Protege el corazón.
Está llena de
polifenoles, un tipo de antioxidante que ayuda a proteger las células del daño
de los radicales libres. Consumir miel estimula la producción de fosfatos
orgánicos que regulan el ritmo cardíaco y disminuyen el riesgo coronario.
También ayuda a detener el avance de las enfermedades reumáticas.
Mejora la digestión.
Un estudio reveló
que sustituir el azúcar por la miel en los alimentos procesados hace que la
micro-flora intestinal mejore. La micro-flora facilita la asimilación de los
azúcares sin causar problemas digestivos. Además, La miel favorece la
irrigación sanguínea del aparato digestivo.
Combate el acné.
La miel de Manuka
y kanuka son eficaces para tratar el acné común, cuándo éste es causado por la
inflamación y la infección del folículo pilo-sebáceo en la cara, espalda o
pecho. Además, cualquier tipo de miel es excelente para preparar una mascarilla
de belleza para el rostro: renovará y suavizará tu piel.
Aporta energía.
Debido a sus
componentes, la miel se considera un alimento hidrocarbonado, es decir, tiene
elementos que proporcionan calorías al organismo, lo cual se traduce en
energía. Contiene minerales como el potasio, fósforo, oligoelementos, pequeñas
cantidades de vitaminas B y C, ácido pantoténico, enzimas vegetales y animales.
Cuida la salud bucal.
Ayuda al
tratamiento de la placa gingival y la gingivitis (inflamación y sangrado de las
encías debido a la placa) gracias a su poder cicatrizante y bactericida. Se
debe preparar una infusión a base de 3 gotas de aceite esencial de espliego y 1
cucharadita de miel clara, diluir la solución en agua fría y enjuagar la boca.
Nivela la presión
arterial.
La evidencia
preliminar indica que el uso de la miel en el tratamiento de la hipertensión es
benéfico, aunque se requiere de investigación adicional para ofrecer
recomendaciones. Su consumo, al menos una cucharada diaria, ayudaría a mejorar
el flujo sanguíneo, reduciendo la presión arterial.
En términos nutritivos, la miel de abejas tiene unas ventajas
impactantes. No solo tiene antioxidantes; también carece de grasas y ayuda a
reducir riesgos cardiovasculares sin haber evidencia de que aumente la obesidad.
Y aun así,
la seguimos sustituyendo por cosas sintéticas.
Respecto a Jarabes y “Syrup”
El famoso syrup para pancakes y waffles no
tiene nada que ver con la miel de abejas. Es un jarabe artificial que, en
ocasiones, contiene jarabe
de maíz de alta fructosa o HFCS (High Fructose Corn
Syrup), un edulcorante que terminó fomentando el reemplazo del azúcar en varios
países.
Para el médico Mark Hyman,
sacar el sirope de nuestras dietas es de las mejores cosas que podemos hacer.
Advierte que en la fabricación del HFCS, la glucosa y la fructosa se separan
artificialmente, permitiendo que esta última entre directamente al hígado,
favoreciendo la síntesis de ácidos grasos y, por ende, la acumulación de
reservas de grasa. Hyman advierte sobre toxinas que han encontrado en estos
procesos industriales, teniendo por posible consecuencia diabetes, alta presión
u obesidad.
Varias fuentes en la web.
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