Para
que el aislamiento, nos afecte lo menos posible, debemos evitar la sobreexposición a la información, pues tener
mucha información no significa que se tenga conocimiento, más bien produce un
estado de pánico y confusión.
No
se deje llevar por rumores, dedique solo el tiempo necesario para informarse y
luego ocupe la mente con otras cosas.
Estando
encerrado en casa, los días parecen iguales, tenemos la sensación de frustración, irritabilidad,
aburrimiento, incluso de pérdida de concentración y de que el tiempo se
dilata indefinidamente. Por ello, debemos establecer horarios aún dentro de la
casa, no descuidar los hábitos de higiene, ni estar todo el día en pijama,
organizar las tareas domésticas en familia, cuidar la alimentación y realizar
alguna actividad física, pintar,
leer o bailar.
Mantener
contacto diario con familia y amigos a través de llamadas telefónicas, viodeo-llamadas o mensajes
de voz.
Una
de las recomendaciones más importantes es no olvidarse de mantener un buen trato con
los demás.
Aunque tengamos que mantener la distancia, podemos cruzar una mirada o lanzar
una sonrisa; no nos conviene dejarnos llevar por ninguna psicosis.
No
debemos pensar mucho en la fecha en que, supuestamente, se termina el aislamiento, ya que eso
nos hará generar una gran expectativa y lo pasaremos mal si no se cumple, lo
mejor, es vivir el día a día.
Concéntrate
en lo que tienes que hacer cada día, cumple pequeños objetivos y desarrolla un
pensamiento de confianza, de que todo terminara bien.
Las situaciones difíciles no tienen por qué convertirse en trauma,
en muchos casos pueden ayudarnos a conocernos mejor y fortalecernos.
Fuente. Varias paginas en la WEB
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