lunes, 21 de enero de 2013

PARA UN BUEN ASADO O PARRILLADA. Parte 1


Escoja un buen Sitio. Trate de elegir un espa­cio abierto, pues el humo de
la parrilla puede llegar a molestar a los demás. Si prefiere, busque una carpa en la cual sus invitados se protejan del sol excesivo o de la lluvia.
Aunque en la actualidad los asadores son de gas, para aquellos que usan leña o carbón, vea las siguientes sugerencias:
Use preferiblemente leña bien seca (no verde ni hú­meda) y ojalá no muy aromáti­ca, aunque se demore un poco más en prender. Maderas co­mo el eucalipto le dan a la comi­da un sabor inigualable y sus brasas son más duraderas.
Al prender el fuego, use un trozo de papel de cocina mojado en aceite y póngalo debajo de la leña; evite gasolina u otros pro­ductos químicos para prender, ya que estos le pasan el sabor a la madera y esta, a su vez, lo transfiere durante la cocción a los alimentos.

El fuego. Es importante tener en cuenta que el fuego es el factor primordial para lograr una cocción pare­ja de la carne: es preferible contar con suficiente llama y te­ner que apagarla al final, a que durante la cocción nos demos cuenta de que nos quedamos sin calor para continuar con nuestra parrillada. Esto es un error fatal en la parrilla debido a que las carnes nos van a quedar en apariencia bien cocidas, pero al momento de cortarlas nos vamos a dar cuenta de que están crudas por dentro o demasiado secas por fuera.

La temperatura. Las brasas deben ser lo suficiente­mente calientes para asar, pero hay que medir la tem­peratura para que no quemen los alimentos. Para esto, colo­que la mano sobre la parrilla antes de poner las carnes y vea cuánto tiempo puede aguantar el calor, si debe retirar la mano enseguida es mejor dispersar un poco este calor porque es mucho para asar la carne y se le puede 'arrebatar' (quemar por fuera y quedar cruda por dentro).

La carne. Para lograr que esta sea jugosa, tierna y de buen sabor, hay que esco­ger unos buenos cortes* y darle a la carne la sufi­ciente maduración*.
*Los cortes: Pueden usarse cortes como punta de anca, cha­tas, tira de costilla, capón de cadera (colita de cua­dril), vacío (falda). El lomo, aunque es un excelen­te corte, debe evitarse debido a su falta de grasa, esto hace que la carne quede demasiado seca.
*Maduración de la carne: Esta es clave. Cuan­do la carne tiene una maduración de mínimo 15 días no hay necesidad de ponerle ablanda-carnes, ni aditivos. Para madurarla debe empacarse al vacío y refrigerarse a 2° centígrados, teniendo cuidado de que el empaque no se infle o pierda jugos. Nunca debe estar congelada, ya que los cristales del hielo rompen las fibras de la carne y hacen que pierda sus jugos y que, al momento de cocinarla, inevitablemente, esté dura.
¿Cuándo salar o adobar la carne?
No hay una regla que especifique el mo­mento. Sin embargo, es preferible no añadirle adobos que escondan el sabor original de las car­nes, pues con la sal es suficiente. Para salar la car­ne es preferible utilizar sal gruesa o parrillera, y ojalá antes de ponerla en la parrilla; esto hace que la carne absorba solo lo necesario, sin quitarle el sabor característico y sin que pierda sus jugos.
Puede cocinar en la parri­lla cualquier cosa que se le ocu­rra: vegetales, quesos, embuti­dos, achuras, etc. También puede hacer todo tipo de recetas, pizzas, otras carnes y hasta postres.


Al momento de servir. Hágalo preferiblemente por partes, es decir, lo que vaya saliendo de la parrilla sírvalo in­mediatamente, porque cuando disminuye la temperatura de la comida, esta tiende a po­nerse dura y a perder jugosidad. Además, de esta manera, siempre va a haber comida y el asado va a durar lo suficiente para tener un ra­to largo e inolvidable.


MITOS
- Agregar cerveza a la carne. El sonido placentero y la humareda que produce rociar cerveza sobre la parrilla nada aportan al sabor de la carne.
La bebida es para el chef, no para la parrilla.
- Que esté 'sangrando'. El 'driping' es el jugo que libera la carne desde el momento de reposo en el empaque, al igual que en el mo­mento de cocción. No se trata de sangre, sino de sustancias propias de la maduración.
- Darle golpes para ablandarla. Las abuelas cogían la carne a golpes, una práctica que no ha muerto del todo. La terneza tiene que ver en realidad, con el tejido y con el corte que se haga.
- Consumir carne a término medio. No es un riesgo para la salud. La carne 'cruda', como se la llama erróneamente, es en verdad la de mejor sabor y la que mejor guarda las propiedades nutritivas.
- Voltear repetidamente la carne. Es muestra de poca experiencia. Solo se debe voltear un par de veces, y para marcar las líneas de la parrilla, que la hacen ver más provocativa.
- El Corte argentino. Para alardear (chicanear) hay quienes le dicen "churrasco argentino" al lomo ancho, también llamado chatas.
En ese país, churrasco es cualquier tajada del novillo.
Adobar la carne. Sumergir la carne en preparaciones diversas y 'secretas' antes o durante el asado es un mito. El secreto del sabor y la textura está en el proceso de maduración, en nada más.
Mucha grasa. La carne con buen marmóreo (la cantidad de grasa en el interior de un músculo) es garantía de sabor y textura. Los orillos cremosos (grasa) son muestra de un animal joven, de buena ceba.
No lavar la parrilla. Con cada asado, se debe lavar la parrilla, ojalá con una esponjilla de acero. Es mito eso de que los residuos de grasa le dan un 'toque especial' a lo que se cocina.
Lo que sí puede pasar, en cambio, es que se queme la carne.
Solo sirve el carbón. Con una parrilla a gas o eléctrica también es posible conseguir excelentes resultados. Si bien no hay esa variedad de amarillos y naranjas del fuego, el sabor y jugosidad son similares.
Fuente: Varias páginas en la Internet

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