viernes, 25 de enero de 2013

PARA UN BUEN ASADO O PARRILLADA. Parte 2



PARA LOS PARRILLEROS
Entre los gauchos argentinos existe la creencia de que un buen asado es como el arte de enamorar: debe hacerse despacio y con prudencia.
Asegúrese de tener buenas achuras, es decir chunchullo, morcillas, ubre, chorizos y mollejas de ternera. Estas deben ser las primeras que tire a la parrilla.
Un asado, a fin de cuentas, es un compartir en torno del fuego. Por eso, la carne no debe ser el primer bocado que salga de la parrilla. Reparta 'choripanes' y achuras antes.
La carne no solo debe saber bien, también debe verse bien. Por eso es clave marcar la líneas de la parrilla, haciendo una cuadrícula. La presentación es fundamental.
El término magro, que significa ausencia de grasa, juega en contra de una buena parrillada. Es la grasa intramuscular, o marmóreo, lo que garantiza el buen sabor.

Un bife es un trozo de carne para asar grueso. Los cortes muy delgados se secan rápidamente.

¿QUÉ SON LAS CARNES MADURAS?
La primera norma que debe saber cualquier parrillero es que la carne de un animal recién sacrificado es la menos indicada. Nada mejor que aquella que ha sido madurada, es decir, que ha tenido un tiempo de reposo en condiciones ideales para permitir que las enzimas naturales de la carne rompan el tejido conectivo fibroso de los músculos, proporcionando una textura más suave y potenciando el sabor.
A diferencia del pollo o el pescado, que deben consumirse a la mayor brevedad, la carne debe seguir un proceso natural de al menos dos semanas después del sacrificio, sin que se rompa la cadena de frío y todo manejado por profesionales, para que se pueda considerar 'madura'. Por eso es tan importante el dónde se compre. Cuando vaya en busca de un corte maduro, fíjese en la fecha del sacrificio y en que la pieza elegida tenga un color cereza o rubí, que le hablará de la juventud del animal (detalle importante); que la grasa sea blanca, no amarillenta; y que tenga buen marmóreo, es decir, muchos pigmentos blancos, que denotan grasa intramuscular (clave para el sabor). Luego de comprada la pieza, asegúrese de mantener la cadena de frío, de mantenerla refrigerada. No es bueno congelarla, pero hágalo si va a tardar en consumirla.

LAS CARNES
Una parrillada sin carne de cerdo, pollo o cordero -o al menos dos de esas- es inconcebible. Tenga en cuenta que su preparación es diferente, que esos productos no suelen necesitar de maduración y que, en cambio, sí deben ser condimentados o al menos adobado. Es una buena idea condimentar todo lo que sean embutidos con hierbas aromáticas, ajo, tomillo, jengibre, pimienta o pimentón. Eso incluye, por supuesto, chorizo, morcilla, longaniza, pero también acompañamientos como arepa, plátano o papa. El chimichurri no puede faltar, porque es la oportunidad de complementar el sabor de la carne en la boca. Esta salsa se hace con una taza de perejil crespo picado, ajo picado, cebolla cabezona picada, aceite vegetal, sal, vinagre y pimienta molida.
Aunque todo depende de la temperatura del asador, lo ideal, acorde con los valores aportados aquí, es que la carne esté a unos 10 cm del carbón

VINO O CERVEZA
Con ambas la parrillada va muy bien. Pero el vino le ayudará a una mejor digestión. Obviamente, hablamos de un vino tinto, y de cepas más bien 'tánicas', como el 'cabernet sauvignon', que combina muy bien con cortes grasos. Aunque también puede ser un 'malbec', un 'merlot', un 'petit verdot' o un 'carmenere'.
 Fuente: eltiempo.com

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