lunes, 29 de diciembre de 2014

UNA HISTORIA SOBRE EL TEATRO MUNICIPAL DE CALI

El principal gestor de la construcción del teatro fue el insigne ciudadano Caleño Manuel María Buenaventura, el cual con un grupo de otros cívicos Caleños se dieron en la titánica tarea para ese tiempo de dotar a Cali de un sitio adecuado y moderno conforme a la época, para presentación de carácter cultural, que estuviera a nivel de las grandes capitales Latinoamericanas.
La primera piedra del teatro se colocó en solemne ceremonia el 9 de abril de 1918
Lo primero que hicieron fue conseguir el lote esquinero de la Cra. 5° con calle 7, el cual fue donado por el Municipio, donde había una casa totalmente sellada y abandonada, que guardaba entre sus muros una historia de terror y drama que conmovió e impresiono a los Caleños de finales del Siglo XIX.
Corría el año de 1895, y en la esquina en mención (Cra. 5ª con Calle 7ª), había una casa de un solo piso; de aspecto alegre, con amplios ventanales sobre la cra. 5ª, portón empedrado de estilo colonial, amplio patio y corredores espaciosos.
Estaba habitada por una familia que ocupaba destacada posición social, cuya cabeza era de origen Antioqueño pero llegado a Cali desde muy joven, era altamente apreciado tanto por sus condiciones de caballerosidad, como por ser modelo de hombre de trabajo. En Cali contrajo matrimonio con una dama de alto abolengo de cuya unión hubo numerosa descendencia.
La segunda de sus 8 hijas, alegre muchacha de 16 años, figuraba entre las mujeres más lindas y agraciadas de la ciudad.
Sus hijos varones eran blancos y rollizos, además eran la demostración viviente de las maravillas que podían resultar del cruce entre la raza montañera y la del Valle.
Todo parecía sonreírles, ya que a todo lo anterior, se le sumaba que su condición económica era bastante holgada.
Un día un prestigioso médico de Cali fue llamado, por lo que en su momento se consideró una insignificante molestia que afectaba a la encantadora muchacha de 16 años, el médico en su examen tropezó incidentalmente con varias maculas y nódulos de carácter sospechoso, del cual tomo muestras que fueron llevadas al microscopio horas después…  
 ¡Horror! Era Lepra.

La insignificante dolencia resulto ser la más espantosa de todas las enfermedades de esa época: aquella que desde los tiempos Bíblicos ha sido el terror de todos los pueblos; la única que para esa época, los pueblos de mundo habían dictado leyes, muchas de ellas inhumanas, la enfermedad con la cual hasta ese momento siempre se había estrellado la ciencia.
La noticia se rego como pólvora en la Pueblerina Cali, y la marginación total para toda la familia y su servidumbre, no tardó en llegar por miedo al contagio. La familia tuvo que salir de inmediato de la ciudad y abandonar la casa, los que estaban sanos partieron hacia Bogotá y la enferma hacia la «Ciudad del Dolor» como se le llamó en alguna época a Agua de Dios, el pueblo de Cundinamarca que le sirvió de Leprosario al país desde 1894 hasta 1962.
Las condiciones del viaje fueron espantosas pues nadie en el camino quería darle albergue a la compungida familia y solo para llegar a Cartago tardaron 8 días, durmiendo en empalizadas y en improvisados cambuches de paja.
Al poco tiempo a la enferma niña se le unieron en Agua de Dios también contagiados, cinco más de sus hermanos, su tía, su nodriza y un fiel sirviente negro que vivió por varios lustros en la casa.
Mientras que en Cali, la casa con su mobiliario quedo en total abandono, puertas y ventanas fueron selladas con remaches de hierro, puesto por las autoridades en defensa de la comunidad. Y así permaneció la casa por casi un cuarto de siglo, los peatones al llegar a ese paraje instintivamente se pasaban a la cera contraria, el mal de San Lázaro (Lepra) para el cual actualmente hay total tolerancia y está casi desaparecido, en aquellos tiempos inspiraba más que pavor y esa esquina de la cra. 5ª con calle 7ª con su casa, fue mirada por muchos lustros como un sitio maldito.
La implacable mano del tiempo imprimió su sello destructor por todas partes. Los andenes, puertas, ventanas, paredes y techos presentaban estado ruinoso como símbolo del drama vivido.
Cuando la ruinosa casa fue entregada a Don Manuel María Buenaventura, los lotes colindantes también estaban tapiados y sus accesos protegidos por fuertes candados de cuyas llaves nadie daba razón.
El Alcalde tuvo que facilitar 10 presos de la cárcel con sus respectivos guardias, para que obligados hicieran la labor de romper los sellos y remaches y lograr abrir trochas hasta la casa la cual estaba totalmente invadida de enredaderas de mil clases, ardillas, sabandijas, lagartos, arañas y mil otras alimañas que fueron los amos y señores de ese feudo por muchísimos años.
Los presos, todos con apariencia de hombres avezados al crimen, armados de machetes, titubeaban como dispuestos a echar pie atrás. La maraña los repelía, pero más que esta, el temor al contagio de la espantosa enfermedad. Los 10 presos fueron gratificados por Don Manuel María de su bolsillo con la suma de siete pesos con cincuenta centavos ($7.50).
(Basado en un relato de Don Manuel María Buenaventura en su libro «Del Cali que se Fue» edición de 1957).

Nueve años después, el 30 de Noviembre de 1927, fue inaugurado con la presentación de la ópera «El Trovador» de Verdi, a cargo de la compañía de ópera Bracale.
El teatro ha experimentado varias remodelaciones, la primera de ellas en 1953, después de la cual se reinauguró el teatro al año siguiente.
En el marco de los 450 años de fundación de la ciudad, se comenzaron diversas obras para el ensanche del teatro. En 2008 la Universidad del Valle realizó un estudio para la restauración del teatro que había sufrido deterioro en su estructura por la humedad y la falta de mantenimiento. En junio de 2009 el Ministerio de Cultura autorizó el proyecto de restauración que comenzó al mes siguiente; la autorización fue necesaria ya que el teatro fue declarado monumento nacional en 1982.
E-mail recibido de don Jairo.

1 comentario:

  1. Buenas. Mi abuelo materno, el señor Miguel Montoya Llanos fue administrador del teatro municioal x más de un par de décadas, incluso hay cuadros en el teatro con cuadros con dedicatoria para él, sinenbargo jamás ha sido mencionado en libros de historia alguno ni se le ha hecho ninguna mención ni reconocimiento por esta labor, porque? Desconocemos la causa.....

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