Aunque intentes controlar tu expresión facial,
tu cara dirá si mientes…
Un grupo de científicos de la Universidad
Estatal de Nueva York, dirigidos por el Profesor Mark Frank, quien lleva
20 años en la ciencia de la lectura de rostros, ha concluido que, a pesar de
que los mentirosos con habilidad pueden controlar su lenguaje gestual cuando se
les interroga sobre algo, no es posible evitar todos los gestos indicadores de
la mentira, ni prolongar esa "cara de póker" durante un tiempo
excesivo.
Gestos incontrolables
Tras filmar interrogatorios con los
voluntarios para el estudio, el equipo de científicos analizó fotograma a
fotograma, los gestos que las personas habían realizado. Unos mentían, otros
no. Para complicar la cosa, los investigadores pidieron a los voluntarios que
intentarán suprimir y controlar sus gestos cuando decían una mentira. Tras
estudiar detenidamente las respuestas y gestos de los participantes, aun cuando
estaban intentando fingir, Frank se dio cuenta de que si bien los
indicadores de la mentira pueden ser minimizados, ni mucho menos pueden ser
controlados y suprimidos de la conducta de un mentiroso. A pesar de ello, la
mayoría de participantes que habían mentido, tenían la impresión de que habían
controlado los músculos de su cara a la perfección.
Hay
gente muy hábil, mentirosos patológicos y criminales demasiado inteligentes. Muchos de ellos son capaces de
burlar no solo los interrogatorios policiales, sino también al polígrafo. Por
ello, el avance en la ciencia de los microgestos podría ser un arma poderosa
para criminalistas y fuerzas de seguridad. Hasta ahora, se desconocía si las
personas podían controlar los gestos faciales y los músculos al mentir. Ahora
se sabe que no es posible.
La lectura de rostros: una ciencia con
historia
Paul Ekman, quien figura entre los 100
psicólogos más destacados de la historia, es uno de los padres de esta ciencia.
Fue de los primeros en estudiar y analizar las emociones y su relación directa
con la expresión facial, recibiendo varios premios de investigación por ello.
Descubrió las microexpresiones, gestos de nuestro rostro que no solo no podemos
controlar, sino que además son básicas y biológicamente universales, es decir,
igual para todas las culturas. Dentro de la lista que elaboró Ekman en
1972 y que fue ampliada en 1990 (no todas basadas en músculos faciales) se
encuentran, por ejemplo, la ira, la rabia, el miedo, la repugnancia, la
tristeza, la sorpresa, la culpa, el orgullo o la felicidad.
Ekman en su trabajo adopta una perspectiva
evolutiva. Tanto los rasgos como los estados que atraviesa ser humano, en el
tiempo, es el fundamento de sus investigaciones. La serie "Lie to me"
interpretada por Tim Roth cuenta la historia de su ciencia y de su vida.
Fuente: quo.es
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