MANIPULACIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA A TRAVÉS DE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN.
Por NOAM CHOMSKY.
Lingüista destacado, filósofo singular y activista político
cuando menos controversial, Avram Noam Chomsky nace en Filadelfia, Estados
Unidos un 7 de diciembre del año 1928. Su nombre es asociado a la creación de
la gramática generativa transformacional y por supuesto con la famosa
jerarquía de Chomsky, que trata sobre las propiedades matemáticas de los lenguajes
formales.
Además
de su galardonado trabajo académico, tanto como profesor como investigador en
lingüística, Chomsky llegó a ser famoso por su defensa de la posición política
de izquierda – describiéndose a sí mismo como un socialista libertario -, así
como por su corrosiva postura crítica ante la política norte americana y por
el uso de los medios de comunicación para manipular a la opinión pública.
En una de sus frases célebres, Chomsky afirma que “la
propaganda representa para la democracia aquello que la macana (o la
represión de la policía política) representa para el estado totalitario“.
En su libro Los guardianes de la libertad, co-escrito
con Edward S. Herman, Chomsky discute este tema a profundidad presentando su
propio modelo de propaganda de los medios de comunicación, documentado con
numerosos casos de estudios, extremadamente detallados.
Un sesgo social se puede definir como la inclinación o
tendencia de una persona o de un grupo de personas a inferir juicios y
políticas parciales y, por lo tanto, injustas para una sociedad vista como un
sistema social integral.
El
abordaje de Chomsky explica este sesgo sistémico de los medios de
comunicación, centrado en las causas económicas y estructurales, y no como el
resultado de una conspiración creada por algunas personas o grupos de personas
en contra de la sociedad.
El
modelo denuncia la existencia de cinco filtros, generados por este sesgo
sistémico, a los que son sometidas todas las noticias que se presentan antes de
su publicación.
Filtros, que combinados distorsionan y falsifican las historias
para servir a su propósito esencial.
Filtro
1 – PROPIEDAD: La mayoría de los principales medios de comunicación
masivos pertenece a grandes empresas.
Filtro
2 – FINANCIACIÓN: Los principales medios de comunicación reciben la mayor
parte de sus ingresos, no de sus lectores, si no de la publicidad (que, por
supuesto, es pagada por las grandes empresas).
Como los medios de comunicación son, en realidad, empresas
con ánimo de lucro, el modelo de Herman y Chomsky afirma que uno debe esperar sólo
la publicación de noticias que reflejan los deseos, expectativas y valores de
las empresas que los financian.
Filtro
3 – FUENTE: Las informaciones principales son generadas por las
grandes empresas e instituciones. Por consiguiente, los medios de comunicación
dependen en gran medida de estas entidades como una fuente de información para
la mayoría de sus noticias. Esto también crea un sesgo sistémico contra la
sociedad.
Filtro
4 – PRESIÓN: La crítica realizada por varios grupos de presión que
enfrentan a los medios de comunicación, actúa como una especie de chantaje
encubierto, por lo que los principales medios de comunicación masivos jamás
salen de su línea editorial que va de acuerdo a sus intereses, a menudo en
oposición a los intereses de toda la sociedad.
Filtro
5 – LA NORMA: Las normas del periodismo calcadas de conceptos comunes
comulgados por sus pares, a menudo establecen como prioridad la atención al
prestigio de la carrera profesional (en proporción al salario).
Mismo prestigio
que se obtiene al servir determinadas noticias, siempre en detrimento del
efecto perjudicial a la sociedad derivado de la manipulación de los hechos (por
ejemplo el sensacionalismo) con el fin de satisfacer el mercado (y también para
proporcionar prestigio profesional tanto al canal de noticias como al
profesional).
El
análisis de Chomsky describe a los medios de comunicación como un sistema de
propaganda descentralizada y no conspirativa, pero extremadamente potente.
Tal sistema es capaz de crear un consenso entre la élite de
la sociedad sobre asuntos de interés público mediante la estructuración de ese
debate sobre una apariencia de consenso democrático que se adapta a los
intereses de esa misma élite. Esto siempre se produce a expensas de la sociedad
como un todo.
Para los autores tal sistema de propaganda no es
conspirativo porque las personas que forman parte de él no se reúnen
explícitamente con el objetivo de socavar a la sociedad, pero sin embargo y por
desgracia, eso es lo que terminan haciendo.
Chomsky y Herman probaron su modelo empíricamente tomando
pares de eventos que son objetivamente muy similares entre sí, a excepción de
que uno se alinea los intereses de la élite económica dominante, materializando
los intereses de las grandes empresas, mientras que el otro no lo hace.
Ellos
citan algunos de estos ejemplos para demostrar que en los casos en que un
“enemigo oficial” de la élite realiza “algo” (como el asesinato de un líder,
por ejemplo), la prensa investiga extensamente y dedica mucho tiempo para
cubrir este asunto.
Pero
cuando el gobierno de élite o el gobierno de un país aliado hacen lo mismo (el
asesinato de un líder o algo peor) la prensa minimiza y distorsiona la
cobertura de la historia.
E irónicamente, esta práctica está muy bien aplicada a la
mayor parte de los escritos políticos de Chomsky, que han sido ignorados o
distorsionados por los titulares de los medios de comunicación del mundo.
Chomsky
también apunta en sus estudios algunas de las estrategias utilizadas por
los dueños del poder para llevar a cabo una verdadera “manipulación
mental” a través de los medios de comunicación. Podrás leerlas aquí, en pocos días.
Fuente: marcianosmx.com/
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