lunes, 25 de mayo de 2020

LOS MICROCHIPS EN LOS SERES HUMANOS

RFID (siglas inglesas de Radio Frequency IDentification lo que en español significa Identificación por radiofrecuencia)

El microchip es un circuito electrónico dentro de una cápsula de vidrio en forma de píldora. Su tamaño es como el grano de arroz. Su colocación dentro del cuerpo humano se hace mediante una jeringa que penetra por debajo de la piel. Es un procedimiento casi sin dolor.
Los microchips son implantados en diferentes partes del cuerpo, especialmente en las manos, se están poniendo de moda en varios países occidentales como Suecia, Alemania, Australia y Nueva Zelanda, en donde se promueve esta tecnología futurista.
En Suecia, por ejemplo, unas 3.000 personas ya se incrustaron microchips, los usan para abrir las puertas de las oficinas o residencias, pagar los tiquetes del tren, e incluso pagar sus obligaciones.


También se usan en etiquetas antirrobo, en chips de identificación" para animales domésticos, están implantados en la mayoría de los teléfonos inteligentes y en pasaportes electrónicos, en carros, etc..

El tema de los microchips tomo importancia en el año 2015, cuando Epicenter, una empresa de alta tecnología con base en Estocolmo, causó cierta polémica al anunciar que iba a implantar chips a sus trabajadores.
Con un giro de muñeca, los empleados podrían acceder al edifico, usar la fotocopiadora o pagar un café. "El mayor beneficio es la conveniencia", declaró el cofundador y director de la compañía, Patrick Mesterton, en 2017. "Permite reemplazar muchas cosas, como la tarjeta de crédito o las llaves".

Lo negativo
A medida que los microchips se integren con más servicios digitales, revelaran más datos de la persona, y esto es un punto débil en lo que respecta a la seguridad. Los riesgos serán aún mayores cuando se empiecen a incorporar 
datos biológicos o la historia clínica en los chips.

Esta tendencia ha causado alarma porque los implantes inalámbricos podrían ser utilizados para mantener vigilados a los empleados mediante el control de sus movimientos, y las agrupaciones de libertades civiles advierten que podrían ser utilizados como intrusión de la privacidad de otras maneras.

Muchos de los que ya trabajan con los implantes, sin embargo, encuentran que esta preocupación no tiene sentido.

"Es bastante fácil recoger información sobre una persona sin necesidad de un implante", dice Kevin Warwick, profesor de Cibernética y vicerrector adjunto de la Universidad de Coventry, quien se convirtió en una de las primeras personas en el mundo que tuvo un RFID implantado quirúrgicamente en su antebrazo en 1998.
“La tecnología RFID está ya conectada a cargamentos, equipajes de avión y productos en las tiendas. Se utilizan microchips para para mascotas.
Muchos de nosotros la llevamos todo el día en nuestros teléfonos móviles, al igual que en las tarjetas para viajes y pasaportes electrónicos. No hay gran diferencia entre llevar esta tecnología en nuestro bolsillo o tenerla bajo nuestra piel.
El punto clave es que, debe ser una opción para cada individuo", advierte Warwick. "Si una compañía dice que solo le daremos un trabajo si usted tiene un implante, plantea cuestiones éticas".

Vale la pena recordar, que casi todos llevamos un dispositivo con nosotros todos los días, que envía mucha más información sobre nuestros movimientos y comportamiento diario a empresas como Google, Apple y Facebook, como jamás podría hacerlo un implante RFID.

"Los teléfonos móviles son mucho más peligrosos para nuestra privacidad", dice Pawel Rotter, ingeniero biomédico de la Universidad AGH de Ciencia y Tecnología en Cracovia, Polonia. "Si los teléfonos son hackeados, pueden convertirse en el espía perfecto con su micrófono, cámaras y GPS. En comparación con ellos, los riesgos de privacidad de RFID son muy pequeños".


Las preocupaciones de vigilancia sobre el chip colocado en la parte posterior de su mano, no inquietan a Dave Williams (persona con uno implantado), ya que solo se puede activar si se coloca a pocos centímetros de un lector.
Los temores de seguimiento al estilo GPS son estrictamente ciencia ficción en este punto", dice.
También advierte, que el procedimiento para implantarlo no es tan doloroso o complejo como algunos podrían imaginar. Williams se instaló su chip él mismo, usando mucho yodo para mantener todo estéril. "Casi no hubo dolor", dice. "Retirar el dispositivo sería un poco más difícil pero con un bisturí y un par de pinzas no es tan terrible".

Pero..
Los chips RFID sólo pueden llevar un minúsculo dispositivo de 1 kilobyte con datos. Mark Gasson, investigador de la Escuela de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Reading, demostró que son vulnerables a programas maliciosos (malware).
Gasson tenía un chip RFID implantado en su mano izquierda en el año 2009 que manipuló durante un tiempo hasta que le logro introducir un virus informático. En el experimento, subió una dirección digital a la computadora vinculada al lector, lo que le daba la capacidad de descargar algún malware cuando estuviera conectada a la internet.
"En realidad fue una experiencia sorprendentemente violatoria", dice Gasson. "Me convertí en un peligro para los sistemas del edificio".
Cuando un artefacto subcutáneo funciona mal, la experiencia puede ser angustiosa.
Fuente BBC mundo

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