Al
autor y orador Leo Buscaglia se le solicitó una vez que fuera parte del jurado
en un concurso.
El
propósito del concurso era encontrar al niño mas cariñoso.
El
ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido
recientemente.
El
niño, al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó y se sentó en
su regazo.
Cuando
su mamá le preguntó qué le había dicho al vecino, el niño le contestó...
"Nada,
sólo le ayudé a llorar".
La
maestra Debbie Moon estaba estudiando con su grupo de primer grado la pintura
de una familia. En
la pintura había un niño que tenía el cabello de color diferente al del resto
de los miembros de la familia.
Uno
de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado.
Entonces,
una niña del grupo le dijo:
"Yo
sé todo de adopciones porque yo soy adoptada".
“¿Qué
significa ser adoptado?" preguntó otro niño.
"Significa“ - dijo
la niña – "que
tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su
vientre".
Jamie estaba intentando conseguir un papel en una obra en
la escuela.
Su mamá contaba que el niño había puesto su corazón en
ello y ella temía que no fuera elegido.
El día que las partes de la obra fueron repartidas, yo
estaba en la escuela.
Jamie salió corriendo con los ojos brillantes, con
orgullo y emoción.
"Adivina
qué mamá" gritó y luego dijo las
palabras que permanecerán como una lección para mi:
“He
sido elegido para aplaudir y animar".
Un niño de 10 años estaba parado
frente a una tienda de zapatos en una calle, descalzo mirando a través de la
ventana y temblando de frío. Una señora se acercó al niño y le dijo:
"Mi
pequeño amigo, ¿qué estas mirando con tanto interés en esa ventana?".
"Le estaba pidiendo a Dios que me
diera un par de zapatos",
fue la respuesta del niño.
La señora lo tomó de la mano y
entraron en la tienda. Le pidió al empleado media docena de pares de calcetines
para el niño. Preguntó si podía darle un recipiente con agua y una
toalla. El empleado le trajo lo que pidió. Ella llevó al niño a la parte
trasera de la tienda le lavó los pies y se los secó.
Para entonces el empleado llegó con
los calcetines.
La señora le puso un par al niño y le
compró un par de zapatos. Juntó el resto de los calcetines y se los dio al
niño. Le acarició la cabeza y le dijo:
“¡No
hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora!".
Cuando ella daba la vuelta para irse,
el niño le agarró la mano y mirándola con lágrimas en los ojos, le preguntó:
“¿Es usted la esposa de Dios?".
Siempre nos sorprenden los Niños; les enseñamos civismo y ellos nos dan lecciones de calidad humana.
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