La cantante disfrutó de un gran
éxito musical en las décadas del 80 y 90, pero en los últimos
años su carrera se vio afectada por sus abusos a las drogas y su conflictiva y
violenta relación con el productor de rock Bobby Brown. Las drogas le pasaron
factura, su voz se volvió rasposa y enronquecida y las ventas de sus discos se
desplomaron irremediablemente.
«La verdad tiene que salir a la luz. Whitney no saldrá de las drogas. Está
casi perdida y deambula por la calle en ese estado. Esto pasa todos los días y
es horrible, por lo que todos tememos que vaya a morir de una sobredosis»,
había declarado Tina, hermana de Bobby Brown.
Whitney Houston había intentado superar su adicción a las
drogas, ingresando en algunos centros de recuperación como el de París, y llevaba
gastada ya una gran cantidad de dinero en medicamentos para tratar de calmar
sus ansias. En sus últimas apariciones públicas se la notó ojerosa, excesivamente flaca, sin coordinación de
movimientos y algo ausente. Según le había confiado su madre a «The Sun»,
Whitney no tenía solución.
La muerte de Whitney Houston pone fin a una espiral de autodestrucción. Sumida en el mundo de
las drogas, la cantante vivía en una habitación rodeada de desperdicios que
recoge de la calle, donde consumía crack y heroína sin parar. Su aspecto era
realmente espeluznante.
Houston, de 42 años, tenía en su haber 21 Premios de Música
americanos y seis Grammys. En la década del 80 dio el gran salto a la fama y en
los 90 ya había vendido más de 100 millones de discos en todo el planeta, con
canciones tan conocidas como «I Wanna Dance With Somebody». La estrella
protagonizó junto a Kevin Costner el filme «El
guardaespaldas», en cuya banda sonora se encontraba el gran éxito «I will always love you», un
exitazo que se oyó en todos los rincones del mundo.
Fuente
ABC.es
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