En Islandia se dio una gran
noticia que ningún medio en Europa ni en el mundo lo quiso mencionar.
“Islandia, el país que dijo no a la divisa neoliberal de
privatizar las ganancias y socializar las pérdidas”.
LA HISTORIA
Islandia, a pesar del frío, era uno de los mejores países del mundo para vivir. Un estado de bienestar, educación y salud aseguradas. Los pobladores de aquel país vivían bien hasta que en 1984 Milton Friedman (Economista de la escuela de Chicago) entusiasmó al gobierno Islandés con sus recetas neoliberales alentando a privatizar todo.
Islandia, a pesar del frío, era uno de los mejores países del mundo para vivir. Un estado de bienestar, educación y salud aseguradas. Los pobladores de aquel país vivían bien hasta que en 1984 Milton Friedman (Economista de la escuela de Chicago) entusiasmó al gobierno Islandés con sus recetas neoliberales alentando a privatizar todo.
Friedman pasaba por uno de
sus momentos inspirados en los que exhibía todo su talento propagandístico y
sobre todo, porque llegó a la isla y dio el empujón intelectual que hacía falta
para los cambios “liberalizadores” de la isla.
Hay un antes y un después
de Friedman en Islandia, pues los años que seguirían “fueron un torrente que
pocos comprendieron”, uno de los experimentos más extremos de privatización. Bajos impuestos,
desregulaciones y en su cenit (al cruce del año 2000) la entrega completa de la
banca a los magos de burbujas, quienes iniciaron su carrera conectándose con
los flujos endemoniados y sin control de la City, en Londres, Wall Street y la
Europa Continental.
Por eso, Islandia se llenaba a manos llenas con el dinero
de Lehman and Brothers y la isla pagaba un interés del 15% y de ese modo,
succionaba también los ahorros de austriacos, alemanes y holandeses.
La banca (el KB-Bank) incluso, puso en órbita una excusa
publicitaria:
“Los islandeses controlan mejor el riesgo por su pasado
vikingo", y así embarcaron de lleno a Islandia, al póquer financiero
global, fingiendo bonanza y riqueza para que llegasen préstamos a manos llenas.
Esta festín desregulado se desbocó a límites pocas veces
visto: los activos crediticios de los bancos llegaron a multiplicar por 9 el
PIB islandés (si lo que produce el país es 100, lo que presta es 900), porque
llegaba mucho dinero fresco de otras partes.
Así, los islandeses
tuvieron créditos disponibles para casi todo (casas, autos, viajes, producción,
tecnología, consumo, etcétera), una política monetaria antiinflacionaria de
poco circulante, acompañada de una política fiscal que se basó en bajar
impuestos durante 7 años consecutivos: la utopía liberal de Milton Friedman, ni
más ni menos, sostenida en un crédito artificial.
Fueron 10 años de
crecimiento basados en ilusión financiera más que en realidad productiva, pero
cuando los ingleses nacionalizaron de emergencia sus bancos (2009), la llave se
cerró abruptamente. Sin ese dinero venido de fuera (Alemania, Francia, Dubai o
las Islas Caimán), toda Islandia se quedó con deudas. Formándose una burbuja
inmobiliaria hasta que esta finalmente estalló.
En el 2008 el país se
declaró en banca rota. Miles de viviendas fueron embargadas y decenas de miles
de familias se arruinaron. Cómo sería la cosa que el colapso de los bancos de
Islandia está considerado la mayor catástrofe económica sufrida nunca por un
país.
Los banqueros hundieron al
país y exigían que el Estado los ayudara para salir de la crisis. El gobierno
ordenó que el pueblo pagara la deuda que esos bancos tenían con Inglaterra y
Holanda. Había que pagar 3.500 millones de euros. A cada ciudadano de Islandia
le tocaba pagar 60 mil euros.
LA NOTICIA
El pueblo de Islandia no aceptó que una deuda privada se hiciera pública. Salieron a las calles, sonaron cacerolas, protestaron y echaron abajo al gobierno de derecha. Y exigieron nuevas elecciones.
El nuevo gobierno elegido hizo un referéndum. Le preguntó al pueblo si querían pagar la deuda de los bancos privados. 9 de cada 10 islandeses dijeron que NO. ¿Por qué tenían que cargar con una deuda que no era de ellos?
El pueblo de Islandia no aceptó que una deuda privada se hiciera pública. Salieron a las calles, sonaron cacerolas, protestaron y echaron abajo al gobierno de derecha. Y exigieron nuevas elecciones.
El nuevo gobierno elegido hizo un referéndum. Le preguntó al pueblo si querían pagar la deuda de los bancos privados. 9 de cada 10 islandeses dijeron que NO. ¿Por qué tenían que cargar con una deuda que no era de ellos?
Los países de Europa exigían
el pago de las deudas. Bajo amenazas de que si no pagaban se hundían.
Islandia se atrevió a decir
NO. El gobierno del presidente Ólafur Ragnar puso los intereses públicos por
encima de los intereses privados. Metió en la cárcel a los banqueros
responsables del desastre, aunque algunos lograron huir.
Hoy, Islandia está
tranquila y próspera.
¿Cuál es su secreto?
Islandia se negó a salvar a
los bancos con el dinero de los contribuyentes.
El gobierno defendió a su
pueblo y no a un puñado de banqueros corruptos.
Esta es una revolución de la que no se habla porque no quieren que el buen ejemplo se contagie.
Esta es una revolución de la que no se habla porque no quieren que el buen ejemplo se contagie.
Fuente: Email de don Diego
¿Cómo estará la burbuja por
estos lados?
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