¿Por qué deciden las personas ser
corruptas, en lugar de honradas?
Para
algunas quizá sea la manera más fácil de conseguir lo que quieren.
El soborno puede ser a veces una
manera cómoda de eludir el castigo.
Mucha gente observa que los
políticos, los policías y los jueces parecen pasar por alto la corrupción o
hasta practicarla, por lo que sencillamente siguen su ejemplo.
Al aumentar la corrupción, se hace
más aceptable, hasta que al final se convierte en un modo de vida. La gente que
cobra salarios muy bajos llega a creer que no les queda otra opción. Tienen que pedir sobornos si quieren
vivir decentemente. Y cuando no se castiga a quienes obtienen o pagan sobornos
para conseguir una situación de ventaja, son pocos los que están dispuestos a
ir contra la corriente.
Hay dos fuerzas poderosas que siguen
alimentando el fuego de la corrupción:
El
egoísmo y la avaricia. Como consecuencia del
egoísmo, los corruptos pasan por alto el sufrimiento que causa la corrupción a
otras personas, y justifican los sobornos sencillamente porque les benefician.
Cuantos más beneficios materiales obtienen, más avariciosos se vuelven.
La avaricia puede ser buena para
ganar dinero, pero siempre cierra los ojos para aceptar la corrupción y la
ilegalidad.
La corrupción está tan extendida y
es tan compleja que amenaza con socavar la misma estructura de la sociedad. En
algunos países, casi no se puede hacer nada a menos que se dé dinero bajo
mano.
Entregar
un soborno a la persona indicada permitirá aprobar un examen, obtener el
permiso de conducir, conseguir un contrato, ganar un juicio o ser re-elegido.
“La corrupción es como una densa
niebla de contaminación que desmoraliza a la gente”, se lamenta el abogado
parisino Arnaud Montebourg.
Los sobornos proliferan
especialmente en el mundo comercial. Algunas empresas destinan una tercera
parte de sus ganancias a sobornar a burócratas corruptos del Estado. Según la
revista británica The Economist, hasta el 10% de los
25.000 millones de dólares que se gastan anualmente en el comercio
internacional de armas se utiliza para comprar a los posibles clientes.
Como la corrupción ha aumentado, las
consecuencias han sido catastróficas.
Se
dice que durante la última década el capitalismo “amiguista” (prácticas
comerciales corruptas que favorecen a unos pocos privilegiados con buenas
conexiones) ha arruinado la economía de países enteros.
Inevitablemente,
quienes más sufren la corrupción y los estragos económicos a que esta da lugar
son los pobres, que casi nunca están en condiciones de sobornar a nadie. Como dijo sucintamente The
Economist, “la corrupción
no es más que una forma de opresión”.
Nuestra sociedad, en su sector
público y privado está carcomida por la falta de valores. Además los ciudadanos
no son conscientes que la indiferencia también es un factor que alienta el
fenómeno de la corrupción. De otro lado, el factor político cuenta mucho. En este caso, cuando un gobierno, carece de un respaldo de
partidos políticos sólidos, en aras de lograr “mayor gobernabilidad” propician
la corrupción. De paso sea dicho, que
el sistema político es perverso por naturaleza.
Favorece la consolidación de élites
y burocracias políticas y económicas.
Erosiona
la credibilidad y legitimidad de los gobiernos.
Reproduce una concepción
patrimonialista del poder.
Reduce los ingresos fiscales e impide que los escasos recursos públicos coadyuven al desarrollo y bienestar social.
Permite
la aprobación y operación de leyes, programas y políticas, sin sustento o legitimidad popular.
Revitaliza una cultura de la corrupción y contribuye a su proliferación.
Existen diversas tipologías de la
corrupción desde la que hace sólo referencia a la
extorsión y el soborno, hasta las que se refieren a tipos específicos y especiales. Estos tipos son:
extorsión y el soborno, hasta las que se refieren a tipos específicos y especiales. Estos tipos son:
Extorsión.- Es cuando un servidor público, aprovechándose de su cargo
y bajo la amenaza, sutil o directa, obliga al usuario de un servicio público a entregarle también, directa o indirectamente, una
recompensa.
Soborno.- Es cuando un ciudadano o una organización, entrega
directa o indirectamente a un servidor público, determinada cantidad de dinero, con el propósito de
que obtenga una respuesta favorable a un trámite o solicitud,
independientemente si cumplió o no con los requisitos legales establecidos.
Peculado.- Es la apropiación ilegal de los bienes por parte del servidor público que los administra.
Colusiones.- Es la asociación delictiva que realizan servidores
públicos con contratistas, proveedores y arrendadores, con el propósito de obtener recursos y
beneficios ilícitos, a través de concursos amañados o, sin realizar estas
(adjudicaciones directas), a pesar de que así lo indique la ley o normatividad
correspondiente.
Fraude.- Es cuando servidores públicos venden o hacen uso ilegal
de bienes del gobierno que les han confiado para su administración.
Tráfico
de influencias.- Es cuando un
servidor público utiliza su cargo actual o sus nexos con funcionarios o
integrantes de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial, para obtener un
beneficio personal o familiar, o para favorecer determinada causa u
organización.
La falta de ética.- Es un tipo especial de
corrupción que si bien no tiene que ver directamente con la apropiación ilegal
de recursos del gobierno y de ciudadanos usuarios, sí entraña entre algunos
servidores públicos, una conducta negativa que va en contra de los propósitos y
metas de las instituciones públicas. Esta falta de ética se pude observar cuando determinado
servidor público no cumple con los valores de su institución, es
decir, cuando no conduce sus actos con: honestidad, responsabilidad, profesionalismo, espíritu de
servicio, por citar algunos.Fuente: varias consultas en la WEB
No hay comentarios:
Publicar un comentario