martes, 11 de septiembre de 2012

CREENCIAS POPULARES: “EL EQUECO”

Originalmente el nombre provendría del quechua iqaqu (quechua: ekjakjo)
El equeco o ekeko, es el dios de la abundancia, fecundidad y alegría, que todavía recibe cierto culto en el altiplano andino, sobre todo en el solsticio de verano, cuando se celebra la feria de la Alasita de la ciudad boliviana de La Paz.
Su origen se atribuye a los pueblos indígenas Aymara y Colla
Es un ídolo que se cree, provee de abundancia al hogar, donde se le tributaba ofrendas de alcohol y cigarrillos.
Tiene la forma de una persona sonriente, ligeramente obesa, vestida con ropas típicas del altiplano y cargando gran cantidad de bultos de alimentos y otros objetos de primera necesidad que cuelgan de sus ropas.

Actualmente la estatuilla que lo representa tiene un orificio apropiado en su boca para poder introducirle cigarrillos encendidos, que la estatua se supone los fuma. La historia se basa en que al ponerle un cigarro en la boca, deberás hacerle tus pedidos. Los cuales él te cumplirá.

La efigie del Ekeko es de un pequeño hombre un poco gordo, pues el dios de la abundancia, no puede ser delgado. La estatua del Ekeko, se hace de piedra, cerámica, de hojalata o estaño, madera o incluso hasta plata, y se pone en la casa, en algún lugar donde esta deidad pueda estar “cómoda”. No es necesariamente una efigie grande. Las hay desde un tamaño que puede caber encima de una moneda de plata.
El hombrecito lleva los brazos levantados a los lados, pues en ellos se le irán colgando las alasitas.

La palabra “alasitas” significa en lengua aymara “cómprame”. Son miniaturas de toda clase de cosas que una persona pueda desear obtener. Una alasita muy común son pequeños billetes, porque la gente necesita dinero para llevar a cabo sus proyectos. Otras alasitas más específicas son: si uno desea viajar, compra una pequeña maleta; si uno quiere comprarse un coche, compra un cochecito; si un campesino desea buena cosecha, compra una alasita de un saco de granos de cereales; si una familia quiere tener siempre comida, compra una alasita de bolsita de arroz; si uno desea tener suerte en su negocio, pues una alasita de una pequeña tienda. Es increíble la diversidad de alasitas que se venden, y el detalle con que están hechas.

La leyenda del Ekeko data de tiempos prehispánicos. Cuentan los nativos que allá en el Altiplano boliviano vivía un hombre aymara llamado Iqiqu, que además de ser generoso y alegre, emanaba armonía, sabiduría y tranquilidad. Pero con la llegada de los blancos, se acabó esa felicidad, ya que Iqiqu fue perseguido. Los blancos lo apresaron y fue muerto y descuartizado, poniendo las diferentes partes de su cuerpo en distintos lugares, para que no pudiera volver a nacer.

La leyenda toma un cariz político contemporáneo al contar que cuando se reúnan todas las partes del cuerpo del Ekeko, entonces el pueblo aymara renacerá junto con él.

1 comentario:

  1. "Soy el dios de la abundancia, indígena es mi leyenda, doy a tu hogar ganancia. No me arrojes ni me vendas." Si se quiebra hay que enterrarlo.

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