El Taj Mahal, mausoleo al amor, construido por el
emperador Shah Jahan (Emperador del Mundo) para su esposa, la emperatriz
Aryumand Banu Begam, más conocida como Mumtaz-i Mahal.
Según algunas fuentes Mumtaz-i Mahal significa Perla
del Palacio, según otras Elegida del Palacio. El nombre del mausoleo, Taj
Mahal, a veces es considerado como una abreviatura del propio nombre de la
emperatriz, pero también significa Corona del Palacio ya que, aunque
se trata de una tumba, el emperador quiso ofrecerle a su esposa un palacio y
una corona.
Mumtaz-i Mahal se casó con Shah Jahan en 1612. No fue la
primera esposa del príncipe Shah Jahan, pero fue su favorita. En 1631, unos
años después de la ascensión de este al trono, y cuando le acompañaba en su
campaña en el Decán, murió al dar a luz a su decimocuarto hijo.
La
construcción del Taj Mahal se inició después de la muerte de la emperatriz y
duró veintidós años; intervinieron unos veinte mil trabajadores. El mármol,
principal material de construcción, fue transportado en elefantes desde el
Rajasthan; otros materiales llegaron de otras partes de la India, e incluso de
otros países.
No se
sabe quién fue exactamente el arquitecto del Taj Mahal. Se menciona el nombre
de Ustad Isa, pero si este personaje existió o no, es pura conjetura. Lo cierto
es que en Agra se reunieron las mayores riquezas del mundo: el mármol fino y
blanco de sus paredes se trajo de las canteras de Jodhpur, jade y cristal de la
China, turquesas del Tibet, lapislázuli de Afganistán, crisolita de Egipto,
ágata del Yemen, záfiros de Ceylán, amatistas de Persia, coral de Arabia,
malaquita de Rusia, cuarzo de los Himalayas, diamantes de Golconda y ámbar del
océano Indico. En una curva del río Yamuna se construyó el increíble mausoleo.
El Taj Mahal está emplazado en
un jardín simétrico, típicamente musulmán, dividido en cuadrados iguales,
cruzado por un canal flanqueado por dos filas de cipreses donde se refleja su
imagen más imponente. El mausoleo, por dentro, deslumbra menos que por fuera.
Igual tiene razones para impresionar: en penumbra, la cámara mortuoria está
rodeada de finas paredes de mármol incrustadas con piedras preciosas que
filtran la luz natural, traduciendo su belleza en mil colores. La sonoridad del
interior, amplio y elevado, es triste y misteriosa, como un eco que suena y
resuena, y nunca se detiene.
El Taj Mahal tiene algo de
mágico, propiedad que le confiere el mármol del que está formado; cambia de
color según la luz que recibe: blanco brillante cuando hace sol, destacando en
el inmenso cielo azul, se está nublado trata de confundirse con el cielo.
Aunque es de todos conocido, cuando se observa allí, directamente, resulta
nuevo, original, único, perfecto; siempre sorprende al visitante que no se
cansa de mirarlo. Si lo único que se pudiera hacer en la India fuese ver el Taj
Mahal merecería la pena el viaje a aquel país tan lejano.
TAJ MAHAL POR DENTRO. VER EN
VIDEO
No hay comentarios:
Publicar un comentario