miércoles, 23 de noviembre de 2011

COSAS IMPORTANTES QUE DEBEMOS APRENDER

LA PREGUNTA MÁS IMPORTANTE
Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa. Yo era un estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta que leí la última:
"¿cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”
Seguramente esto era algún tipo de broma. Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero, ¿cómo iba yo a saber su nombre?
Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco.
Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. "absolutamente", dijo el profesor: 
"En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes.
Ellos merecen su atención y cuidado, aunque solo les sonrían, digan: '¡hola!'"
Nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dorothy.
Recuerda que: TODOS SOMOS IMPORTANTES

AUXILIO EN LA LLUVIA
Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer afroamericana, de edad avanzada estaba parada al borde de una autopista de Alabama, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su coche se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo coche.
Un joven blanco se detuvo a ayudarla, a pesar de todos los conflictos que habían ocurrido durante los 60. El joven la llevó a un lugar seguro, la ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi.
Ella parecía estar bastante apurada. Ella anotó la dirección del joven, le agradeció y se fue. Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de la casa del joven.
Para su sorpresa, un televisor pantalla gigante a color le fue entregado por correo a su casa. Tenía una nota especial adjunta al paquete. Esta decía:
"Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche.
La lluvia anegó no sólo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció usted.
Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente.
Sinceramente:
La señora de Nat King Cole."
PRESTA AYUDA Y NO ESPERES NADA A CAMBIO 

SIEMPRE RECUERDA AQUELLOS A QUIENES SIRVES.
En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa. La mesera puso un vaso de agua en frente de él. "¿cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?" preguntó el niño.
"cincuenta centavos", respondió la mesera. El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas. 
"¿cuánto cuesta un helado solo?", volvió a preguntar.
Algunas personas estaban esperando por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente.
"treinta y cinco centavos", dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. "quiero el helado solo", dijo el niño. La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue.
El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco centavos... 
Su propina.
JAMÁS JUZGUES A ALGUIEN ANTES DE TIEMPO

DONACION DE SANGRE
Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un hospital, conocí a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana.
Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir:
"si, lo haré, si eso salva a Liz.”
Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa:
¿A qué hora empezaré a morirme?.  
Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba.

DA TODO POR QUIEN AMES

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