Paulo Coelho nació el 24 de agosto en 1947 en una
pequeña familia de clase media alta y de fuerte
influencia católica, en Río de Janeiro. Su estilo es
sencillo, cargado de espiritualidad y narrando vivencias propias.
Sus
lanzamientos editoriales se cuentan como éxitos de ventas en todo el mundo, ya
que su obra se ha traducido a numerosos idiomas. Ha obtenido numerosos premios
y es miembro de la Academia Brasileña de las Letras.
(Estas palabras son de gran ayuda, para personas
que siguen esclavos de un pasado o un recuerdo. wuv)
CERRANDO CAPÍTULOS
Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa
de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario,
pierdes la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando
capítulos, como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir
momentos de la vida que se van clausurando…
¿Terminó con su trabajo?, ¿Se
acabó la relación?,
¿Ya no vive más en esa casa?,
¿Debe irse de viaje?,
¿La amistad se acabó?
¿Ya no eres un niño? Perdió un
ser querido?
Puede pasarse algún tiempo de su presente
"repasando" los “porqués”, rebobinando el casette para tratar de
entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste sería infinito porque en la vida,
usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas, estamos abocados a
ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas o con momentos de
la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el
pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que
sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes
tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos
con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
No ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante destruir
recuerdos, regalar pertenencias, cambiar de casa, tirar documentos, vender o
regalar tus libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos
interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y
hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que
vivir con sólo lo que tenemos en el presente!
El pasado ya pasó.
No espere que le devuelvan, no espere que le
reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted.
Suelte el resentimiento, encender "su
televisor personal" para darle y darle vueltas al asunto lo único que
consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para seguir adelante, nunca para
atrás.
Porque si usted anda por la vida dejando
"puertas abiertas", “por si acaso”, nunca podrá desprenderse, ni
vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran,
posibilidades de "regresar" (a qué?), necesidad de aclaraciones,
palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron.
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no,
déjelo ir, cierre capítulos.
Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no
por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en
esa sintonía, en ese espacio, en esos hábitos, en esos conceptos, en ese
oficio.
Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un
año, por lo tanto, no hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo.
Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la
vida nada se queda quieto, nada es estático.
Es por salud esencial, por amor a usted mismo;
desprender lo que ya no está en su vida.
Recuerde que nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir
porque: cuando usted vino a este mundo 'llegó' sin ese adhesivo, por lo
tanto es "costumbre" vivir pegado a él, y es un trabajo personal
aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar
ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y
humanamente se puede lograr porque, le repito, !nada ni nadie nos es
indispensable! Sólo es costumbre, apego, necesidad.
Por eso... cierre, clausure, limpie, tire, oxigene,
despréndase, sacuda, suelte.
Hay tantas palabras para expresar esa salud
esencial. Y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a
seguir para adelante con confianza.
¡Esa es la vida!
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