sábado, 5 de noviembre de 2011

LOS CACAHUETES

En un autobús repleto de viejecitos y viejecitas, en una gira especial a Lourdes
para gente de tercera edad, una de ellas le toca el hombro al chofer y le ofrece un puñado de cacahuetes sin cáscara.
El chófer, sorprendido, le da las gracias y se los come con agrado.
Cinco minutos después, la abuelita repite el ofrecimiento, el chófer vuelve a agradecerle el gesto y se come el nuevo puñado de cacahuetes.
Cinco minutos más tarde, llega con otro puñado.
Al cabo de una docena de puñados, el chofer ya no puede más y le pregunta:
- Dígame abuelita: es muy gentil por su parte atiborrarme de cacahuetes, pero ¿no cree usted que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían también tomarse unos cuantos?
- No se preocupe, nosotros sólo chupamos el chocolate que los recubre.

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