Uno de los personajes más influyentes y colaboradores de los Beatles, fue
su mánager Brian Epstein (conocido como el Quinto Beatle).
Siempre trabajó para mantener la unión del grupo, y su estilo de gestión
permitió la creación de sus proyectos musicales, ofrecer mediación si había
algún conflicto y lo más importante, manejando sus finanzas. Su influencia,
comenzó a disminuir después que la banda dejó de hacer giras.
Cuando Epstein falleció en 1967, se produjo un vacío en la
banda, y una gran duda en referencia al control del grupo. La ausencia de
la supervisión de Epstein y la inexperiencia de los miembros de “The Beatles” como hombres de negocios crearon una aventura caótica inesperada que se
sumó a las tensiones, cuando la banda regresó al estudio para producir The White Album, que los forzó a un fuerte ritmo de trabajo y también a las
primeras discusiones serias en el grupo.
La empresa Apple Corps, fundada en 1968 por los cuatro músicos, estaba al
borde de la quiebra por su pésima administración y las absurdas aventuras
comerciales.
La elección del polémico Allen Klein como nuevo manager también había
marcado una grieta en el grupo. McCartney quería que John y Lee Eastman,
hermano y padre de su mujer Linda, tomaran el lugar que dejó Epstein. Pero el
resto se decidió por Klein.
"Fue la primera vez en la historia de los Beatles que surgía una
diferencia posiblemente irreconciliable", según una cita del bajista en el libro “You never give me your
money”, de Peter Doggett.
En enero de 1969 Paul McCartney alquiló los estudios de
Twickenham para empezar las sesiones que darían pie al último disco de los
Beatles «Let It Be».
Así, McCartney quiso que los Beatles dejaran de regrabar una y otra
vez, para
apostar por un sonido en vivo. Lennon, en principio, apoyó esta idea,
pero luego dijo:
«A Paul se le ocurrió la idea de que primero ensayáramos, en busca
de la perfección. Y, naturalmente, nosotros somos unos vagos de mierda que
llevamos veinte años tocando, no te jode. No estábamos motivados».
El guitarrista de la banda, George Harrison, coincide con el testimonio
de Lennon y recuerda que «los estudios de Twickenham eran muy fríos y no era
una atmósfera agradable para trabajar, así que los abandonamos para ir a la
sede Apple en Saville Row, donde instalamos un estudio».
En los estudios de Apple, las canciones comenzaron a fluir y con una
improvisación McCartney compuso «Get Back» y pudo terminar «I've Got
a Feeling» con un pequeño trozo de John Lennon.
Ante la mejora de las sesiones y el clima de trabajo, el resultado fue el
improvisado “Concierto en el tejado” de los cuatro de Liverpool.
Ringo Starr recoge muy bien el espíritu de ese concierto al decir que «el plan era tocar en directo en alguna parte, y
estábamos pensando en dónde hacerlo, pero tendríamos que trasladarlo todo y
decidimos rápido: “Vamos a la azotea”. Allí tocaron «Get Back», «Don’t Let me Down», «Dig a Pony» y
«One After 909».
Las sesiones, que finalizaron los días posteriores con la grabación de
las recordadas canciones de piano de Paul «Let it Be» y «The Long and Winding
Road», acabaron dando varios sencillos de éxito.
A mediados de 1969, los Beatles estaban virtualmente separados. Hacía
tiempo que entre ellos primaban el recelo y el descontento. En el "álbum blanco"
habían "canciones individuales, sin ninguna música Beatle:
Es John y la banda, Paul y la banda, y así", palabras del mismo Lennon tiempo después.
John se despidió en septiembre de aquel año (1969), mucho antes, había
creado la “Plastic Ono Band”. Ringo Starr y George Harrison se habían ido y
vuelto varias veces.
El grupo seguía junto, solo en papeles, para no arruinar los negocios, ni
la próxima salida del álbum (y documental) Let It Be, conocido en ese
momento bajo el título provisorio de Get Back.
El álbum “Let it be” hubo de esperar hasta mayo de 1970, ya que Paul
McCartney y John Lennon se pelearon por el resultado final.
Recuerda Paul que «Cuando
hicimos Let It Be lo grabamos primero con Glyn Johns, que había hecho una
mezcla muy desnuda, muy honesta, pero que me encantaba». A Lennon no le gustó esa versión, que
llegó a citar como «la peor mierda jamás grabada».
Al final las grabaciones acabaron donde el productor de prestigio Phil
Spector en 1970, que las «reprodujo» con unos arreglos contrarios al espíritu
original del proyecto. Estos cambios, que incluían una orquesta y coros, fueron
el motivo para que McCartney dejara la banda en abril de ese mismo año 70.
La venganza final de Paul fue relanzar el disco sin arreglos en 2003 bajo
el título «Let it Be Naked». Fuera de estas polémicas, el disco fue
uno de los verdaderos clásicos del pop. McCartney dijo al productor Glyn
Johns en los últimos días de las sesiones:
«Te lo dije. Somos como el buen vino, mejoramos con el tiempo».
En conclusión, no fue ni la muerte de Brian Epstein, ni la llegada de
Allen Klein, ni Yoko Ono, ni las drogas, ni el hastío en el estudio, ni
las rojas finanzas de Apple, la causa de la separación. Más bien, la suma
de todo, hizo que se desintegraran.
Variadas fuentes de la WEB
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