En Junio del 2010, un grupo de científicos y de
intrépidos exploradores pusieron sus pies en la orilla del lago de lava
hirviente en el fondo del cráter del Nyiragongo, en el corazón de la región de
los Grandes Lagos de África. El equipo soñaba con caminar por la orilla del mayor
lago de lava del mundo.
Miembros del equipo estaban obsesionados desde su
juventud con las imágenes del documental de 1960 "The Devil's Blast"
(La Explosión del Diablo) de Haroun Tazieff, quien fue el primero en revelar al
público el destellande rojo en el fondo del cráter del Nyiragongo.
El fotógrafo Olivier Grunewald estuvo como a un
metro del propio lago, obteniendo una visión única de la materia fundente.
Una vista desde el borde del volcán, a 3469m sobre
el terreno circundante. A una profundidad de 396m, el lago de lava ha creado
una de las maravillas del continente africano.
El perenne lago de lava del Nyiragongo es el mayor
del mundo, con una estimación de 8 millones de metros cúbicos de lava. En 1977
y 2002, la lava se vertió fuera del cráter, destruyendo gran parte de la ciudad
de Goma en la República Democrática del Congo.
En la superficie del lago explosionan burbujas de
gas. Está permanentemente agitada por la furia de la corteza de la tierra.
El Monte Nyiragongo es el más activo de los 8 volcanes
que forman la cadena Virunga.
La meta de la expedición es alcanzar el borde del
lago de lava. Previamente nadie ha sobrevivido de tal proeza. Burbujas de
gas explosionan en la superficie del lago.
Acercarse a 8 millones de metros cúbicos de lava
requiere una gran protección.
Cargado con equipos Olivier Grunewald es guiado por
radio sobre donde puede poner sus manos y sus piés. Es la Primera
toma de Grunewald cercana al lago: “Quedé sobrecogido por el espectáculo de
esta superficie y traté de tomar fotos, No tenía ni idea del tiempo, del calor
... de repente la radio me avisó que ya era hora de salir de allí, pues la
actividad estaba muy próxima”.
El mayor riesgo eran los frecuentes derrames del
lago. Miembros del equipo vigilaban el lago desde la segunda terraza, alertando
de los movimientos de la lava.
Al amanecer, la luz era mágica, pero los gases
podían cubrir el fondo del cráter en cuestión de segundos.
Un derrame se produjo al comenzar la noche. Año tras
año, la lava asciende por encima de las paredes del lago, hasta que una grieta
o una erupción vacían el recinto. La meta de la expedición era aumentar el
conocimiento de los geólogos y su habilidad para predecir tales acontecimientos
y evitar desastres.
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