El Año Nuevo
astrológico está cerca, el
próximo 21 de marzo de 2014, entra el Sol en el signo de Aries. Es cuando el
Sol, imprime su energía al signo iniciador del Zodiaco, el signo de Aries.
El 21 de marzo es también el equinoccio de primavera. En los equinoccios la
duración del día, es igual a la de la noche. Esto se verifica con mayor
precisión en las latitudes más cercanas al Ecuador (Latitud 0°).
Este día, es el punto de equilibrio que se alcanza justo
antes de que los días empiecen a tener mayor duración que la noche.
Aries es el iniciador del año astrológico, porque su
energía es la del conquistador y el guerrero, y se inicia con la
primavera, la estación del año donde todo comienza. Luego de que en el
frío invierno la vida en apariencia se detiene, la primavera nos
permite retomar el ritmo de la creación activamente. Los colores los aromas la
abundancia en la naturaleza y en la vida, nos habla de que un nuevo ciclo está
comenzando.
Hay otros inicios de año que no coinciden con este año
astrológico occidental.
En el calendario chino, el inicio de la primavera se marca
entre finales de enero y principios de febrero, dependiendo de los ciclos
lunares. El año nuevo chino este año ocurrió el 31 de enero de 2014. Según este
calendario, la fecha del 21 de marzo no es el inicio de la primavera, sino su
punto culminante y de mayor auge para esta clase de energía.
Esta descripción es válida para el hemisferio norte de
nuestro planeta, pues en el hemisferio sur, la fecha corresponde al equinoccio
de otoño. En este caso la duración del día también es igual a la de la noche. Pero a partir de ese
momento, las noches empezarán a ser más largas, hasta el solsticio de
invierno, momento a partir del cual comienza a reducirse la diferencia en la
duración entre día y noche.
El año astronómico
dura 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Julio César, en el año 45 a.C, estableció la duración del
año del calendario juliano en 365 días y 6 horas y para recuperar la diferencia
de 6 horas se intercaló un día extra cada cuatro años. A pesar de eso se
acumulaban 11 min. y 14 segundos cada año.
A finales del Siglo XVI
las fechas estaban corridas casi 10 días, por lo que el Papa Gregorio abolió el
calendario juliano e impuso el gregoriano. Se corrió la fecha 10 días y del 11 de septiembre
(equinoccio de primavera) se pasó al 21 de septiembre, con lo cual se eliminó
el retraso del calendario astronómico con el civil. Además, se modificó la
norma de los años bisiestos: sólo serían bisiestos los años múltiplos de 4,
salvo los años que coincidan con el siglo (los acabados en dos ceros), de éstos
sólo serán bisiestos los que sean múltiplos de 400 (1600, 2000, 2400, etc.).
Aún así el año
gregoriano es 26 segundos más largo que el astronómico, lo que implica un día de diferencia cada 3.323 años. Para
corregir esto se ha propuesto sacar un día cada 4.000 años, de forma que
el año 4.000, 8.000, 12.000 ó 16.000 no sean bisiestos aunque les toca.
Fuente: astrologia.about.com
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